Por Agostina Pitton
Nota de opinión
El primer Puente Amarillo que iluminó el Paseo en 2013. |
Lo ocurrido sobre los puentes
amarillos del Paseo de las Esculturas resulta un espectáculo más bien insólito
e indignante. Una propuesta, gestada e impulsada por un dispositivo creado para
el cuidado de salud mental de jóvenes, fue apropiada por el Instituto Cultural
del Municipio, siendo concluido con su firma política.
Con motivos de realizar una
intervención totalmente humana y sobre todo colectiva, este grupo presentó el
proyecto a fines del año 2013. La movida había comenzado cuando se planteó la
idea de hacer del Paseo de las Esculturas, un espacio de encuentro, en el cual
la sociedad pudiera apropiarse del espacio, es decir, hacerlo significativo
para sí. Dada la canción de Luis Alberto ‘el Flaco’ Spinetta ‘Cantata dePuentes
Amarillos’, el propósito también era crear un lugar de homenaje en la ciudad.
Contactando a la Municipalidad,
fue planteado entonces el proyecto de pintar todos los puentes y, de la mano de
dos admiradores del ‘Flaco’, llevar a cabo un festival. En esa oportunidad entonces,
tuvo lugar la intervención sobre el puente de Urquiza al 800, que se desarrolló
en una jornada en la que fueron partícipes no sólo los gestores del proyecto,
sino también dos bandas “under” locales, y un grupo musical, incorporado por la
Municipalidad por cuestiones externas. Por circunstancias ajenas al
evento, y varios meses después, quien era el Director del Instituto Cultural en
ese entonces, Sergio Raimondi, decidió dar un paso al costado. Dados los
cambios políticos que estaban sucediendo y transformando a Bahía en una
localidad ya no tan inclusiva, sino, con una cultura más cerrada, presentó su
renuncia, dejando paso a quien es actualmente su responsable, Marcela Sainz.
El proyecto no se volvió a tocar
desde aquel entonces, cuando ocurrió esa primera intervención, aunque siguieron
desarrollándose homenajes por este músico. El 8 de febrero de este año, en el
espacio del Puente Amarillo, se gestó un festival de similares características,
pero no se volvió a la idea original.
Hace aproximadamente dos
meses, resurgió la propuesta por parte de Marcelo Díaz, conductor del
programa ‘Intervenidos’, que filma intervenciones públicas, quien se había
interesado en la primera edición del festival. Por lo tanto, la propuesta salió
a flote nuevamente, logrando así que surgiera la iniciativa de una reunión
organizadora por parte de los gestores originales. Dados inconvenientes
particulares, este encuentro tuvo que ser pospuesto para más adelante, pero
finalmente nunca llegó a concretarse.
De un día para el otro, y por
causas desconocidas, el panorama cambió de sol a sombra. A mitad de noviembre
uno de los admiradores del ‘Flaco’, Sergio Sammartino, se había reunido con la
responsable del Instituto, gestando un Festival para el día 26 de noviembre,
sin considerar la participación de ninguno de los gestores, y dejando a la
deriva la autoría de la idea, que fue tomada como un logro más bien político.
Los puentes ya habían sido pintados por Obras Públicas sin previo aviso, y el
Paseo ya tenía nuevo nombre: Paseo “Cantata de Puentes Amarillos”. Lo que este
proyecto había empezado como una jornada colectiva, había culminado finalmente
en un espectáculo político que ni merece ser llamado cultural, dado que capta
más la atención en los nombres de las figuras participantes, que en el objetivo
social-solidario original.
Para concluir, es una lástima que
propuestas tan nobles como estas, que pretenden acercarnos más los unos a otros
en una celebración de cultura y arte, sean adueñadas y distorsionadas por unos
pocos que olvidan la palabra “integración” para transformarla en “espectáculo”.
La construcción de la cultura comienza por entender que no somos simples
espectadores de las decisiones de un grupo de personas que ostentan un poder
momentáneo, sino que todos somos propietarios y constructores de una historia
común, que nace desde la participación y manifestación de la comuna. Es nuestro
deber defender los espacios y eventos que son de todos, porque sólo desde la
sensibilidad y la belleza de lo que nos inspira, nos recrea, nos eleva,
podremos construir puentes… y no sólo de hierro.
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