Por Ángeles Maslein
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Andrés en el escuentro pastoral de salud |
En el marco de una serie de debates sobre
diversos temas polémicos como la legalización del aborto y la despenalización
del consumo de droga, Periodismo en Redacción asistió al tercer encuentro de la
salud en la ciudad, a cargo de Andrés Rosseau Salet, secretario ejecutivo de la
comisión Episcopal de la Pastoral de la Salud en nuestro país.
Alegre, sencillo y humilde, suspendió su
trabajo por tres días para formar, escuchar y apoyar a todas las personas que
se dedican tanto a acompañar a enfermos y ancianos como a aquellos que viven
del cuidado de ellos.
PeR: Considerando lo que decía el Papa que
para que un proyecto sea viable tenemos
que posicionarnos sobre la realidad, con la verdad del presente, sin perder de
vista la del pasado, ¿En qué aspectos estamos más fuertes como sociedad que nos
permitan mirar un futuro con más esperanza?
-Tenemos
que aprender a confiar en el hombre, en la persona humana. Más allá de todo a
veces somos muy pesimistas pero siempre hay una raíz de bondad, lo que Dios ha
puesto en cada uno de nosotros. Tenemos que apostar en esa raíz de bondad con
mucha esperanza. Siempre se puede esperar algo bueno y algo positivo a futuro.
Si pensamos que todo es oscuro, que hay personas que no pueden ver nada positivo,
estamos negando que Dios pueda estar presentes en ellos también, ese tiene que
ser el motivo de nuestra esperanza.
PeR: Referente a las posibles soluciones que
se están considerando respecto a la despenalización del consumo de droga, ¿Cuál
es su opinión? ¿Cómo considera que se puede revertir esta problemática?
En
primer lugar que la droga está al alcance de la mano de cualquiera y en todos
los ámbitos sociales. Puede haber diferentes calidades de droga según el ámbito social, pero en todos lados está la
posibilidad. Creo que los más vulnerables son los que no encuentran un sentido
a su vida, sólo les basta vivir el hoy, disfrutar el placer o evadirse de una
realidad dolorosa, por eso se recurre también a las drogas ilícitas. Creo que
en esto hay que hacer un replanteo social desde muchos ámbitos. La exclusión de
Dios en la vida de la sociedad hace que la gente pierda el sentido a muchas
cosas, sobre todo de un proyecto, de un llamado, de saberse amado y tenido en
cuenta.
Todos
somos vulnerables pero creo que en eso hay personas mucho más necesitadas, y
ante esta oferta permanente hay un riesgo. No sé cuáles son los caminos para
poder salir de esto pero creo que debe haber una respuesta macro que debe
partir del Estado, que es el responsable de la salud de sus ciudadanos.
PeR: Teniendo en cuenta las diversas
manifestaciones que se están llevando a cabo en Salta a favor de la
legalización del aborto, ¿Cómo desvincular la defensa de la vida del ámbito
exclusivo de la fe?
La
defensa de la vida no es una cuestión de fe. No es una cuestión religiosa.
Vivimos en un mundo en donde se habla permanentemente de los derechos humanos y
del defender los derechos en todo, pero nunca se habla de las obligaciones.
Tenemos que tomar conciencia que el primero de los derechos es el de la vida. Es
una incoherencia lo que estamos viviendo en la Argentina, querer defender un
montón de derechos y no el de la vida, es una incoherencia absoluta. Entonces,
que la Iglesia defienda la vida y esté en contra del aborto no es una cuestión
religiosa, es una cuestión de defensa de los derechos humanos, del primero de
los derechos humanos.
Creo
que si bien todos tenemos derecho a manifestarnos, lo que está sucediendo en
Salta es inhumano porque nunca la ideología justifica la violencia bajo ningún
concepto.
La
defensa de la vida es una cuestión indeclinable, la Iglesia nunca va a cambiar
de opinión al respecto, nunca.
Pe R: Reflexionando a partir de la
insistencia del Papa en el cuidado de los extremos (jóvenes y ancianos), sería
interesante la participación de los jóvenes en la Pastoral de Salud para
acompañar a los ancianos, ¿Cómo lograr que esta convocatoria sea eficiente?
Hay
que involucrarse, convocar. No todos los jóvenes tienen ese interés pero si hay
muchos con muy buena voluntad, con ganas de hacer algo, con una sensibilidad
especial para con esta realidad de los ancianos.
Es
importante que invitemos a realizar actividades concretas, nos preparemos muy
bien y largarnos a acompañar.
Hoy
la realidad del anciano es de mucha soledad, de mucho desamparo. Tenemos que
descubrir lo valioso de nuestras raíces. Tenemos mucho que aprender a juventud
de los ancianos y los ancianos de la juventud, es mutuo. Tenemos que
encontrarnos entonces hay que propiciar espacios de encuentro.
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