Junto a cuatro compañeros más iniciamos
lo que hasta el momento parecía algo complicado. ¿Cómo armar noticias para que
pudieran ser publicadas?... “Hay que publicar, por lo menos dentro de las 24 hs
del evento” dijo un profesor. Creo que no fui la única que sintió algo
de pánico al escuchar esas palabras.
Nos separaron en grupos y nos asignaron
una sección, LOCALES fue la nuestra.
Cinco nos sentamos haciendo un círculo
con los bancos, nos pusimos de acuerdo casi de inmediato, la única condición fue avisarnos
quién cubriría los eventos, para así poder abrir más el abanico de noticias
que teníamos pensado publicar.
La inseguridad de salir a la calle a
buscar las noticias y cruzarnos con los periodistas de la ciudad, hacía
de esa tarea algo más complicado.
Elegí salir acompañada, con
alguien con quien pudiera ser quien soy, que tuviera lo que a mí me falta y así
fuera más fácil para las dos. Florencia Martínez Romero fue quien me acompañó a
“patear la calle”.
Anduvimos por todos lados, aprendimos la
gentileza de la gente cuando explicás que estás aprendiendo, que lo hacés para
hacer del periodismo algo mejor el día de mañana, la desconfianza de
aquellos que creen que “somos todos cortados por la misma tijera”, la necesidad
de algunos porque se publique lo que piensan, lo que quieren decir si nadie los
escucha.
Personalmente descubrí lo difícil que se
hace conseguir la noticia, que no es para todos sentarse a redactar, a veces se
complica.
Gracias a Periodismo en Redacción, en el
primer año de la carrera pudimos tener las primeras experiencias periodísticas,
las primeras anécdotas, los primeros triunfos, las primeras desilusiones. Viví la
hermosa experiencia de trabajar en equipo, con gente que te respalda, que te
acompaña. Lo importante que es quien te da el visto
bueno, quien yo denominé “la encargada de la sección”. Nos educó, literalmente,
para trabajar ordenados, para cumplir en tiempo y forma. Aprendí de ella que un profesor no
es sólo la autoridad de la cátedra, es quien te acompaña, quien te ayuda
a crecer como profesional, que hace de uno alguien más capaz
de desarrollar esas capacidades que a veces cuestan. Quien logra
hacer de nosotros alguien con confianza, con seguridad, listo para salir.
La experiencia de trabajar para el blog
no tiene comparación, marcó un antes y un después en aquellos que por primera
vez incursionábamos en el periodismo.
Largo camino de aprendizaje, formación y
esfuerzo, que con gusto se camina; decisiones, opciones y criterios que se
eligen con el tiempo.
Claramente es difícil de recorrer este
camino si no se trabaja en equipo, si no nos apoyamos unos con otros, el
esfuerzo de todos por igual fue el “producto” que ofrecimos, del cual hoy me
siento orgullosa.
Llegar tarde a la noche y sentarte a
redactar, correr por una nota, la inexplicable sensación de alegría cuando
alguien te dice “me gustó lo que escribiste”, conseguir una foto, un
testimonio, son experiencias únicas que adquirimos este año.
Sólo queda un merecido descanso, algo de tiempo para recargar pilas, pero sin dejar atrás a los que nos formó y nos unió como sección, como grupo de compañeros.
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