viernes, 8 de mayo de 2020

¡Los encontramos!


Por Facundo Quiroga
Miguel Ángel Noell

A 38 años del hundimiento del crucero General Belgrano que se produjo un 2 de Mayo de 1982 durante el conflicto bélico Malvinas, en el cual murieron 323 argentinos, charlamos cordialmente con Miguel Ángel Noell, perteneciente a la Escuadrilla Aeronaval de Exploraciones de la aviación Argentina que encontró las balsas con los 770 sobrevivientes. 

Miguel nos recibió muy amablemente en su casa situada en el barrio Montermoseño “Las Dunas”, comienzo la entrevista respetando el distanciamiento social en cual nos encontramos en este momento. 

¿De qué ciudad es? 

-Soy de Buenos Aires de la zona de Bernal cerca de Quilmes, estuve viviendo un tiempo en Bahía Blanca, Trelew y en Punta Indio. Hasta que me retiré y me vine a vivir a Monte Hermoso, terminé de construir mi casa y nos vinimos con mi señora. Tengo tres hijos de los cuales dos son varones y están en Buenos Aires y mi hija en Bahía Blanca. Además tengo nietos y bisnietos. 

¿Cuál es su profesión? 

Hice toda mi carrera en la marina e ingresé a los 14 años. Me retiré como Oficial Mayor con 35 años de servicio en la parte de aviación de la armada como mecánico de vuelo. 

¿Qué labor realizaba? 

Pertenecía a la cuadrilla aeronaval de exploración, en el avión Neptune. Era un avión obsoleto para la época, pero tenía una capacidad muy grande para la investigación, contaba con un radar de 360 grados y un alcance de 200 kilómetros. 

El Neptune ​fue un avión de patrulla marítima desarrollado en la década del 40 por la compañía estadounidense Lockheed. Este avión sirvió en armadas y fuerza aéreas de distintos países del mundo principalmente para patrulla marítima, reconocimiento, guerra anti superficie y guerra antisubmarina. 

¿Cómo se enteraron del inicio de la guerra? 

Nosotros nos enteramos en vuelo, cuando íbamos a Rio Grande. Preparamos el avión normalmente como si fuéramos a realizar una comisión, nadie de la tripulación sabía nada. Después nos enteramos que el único que sabía del inicio a la guerra era el comandante de la cuadrilla. 

¿Cuál era la función que realizaban? 

La función específica era de explorar, llevábamos torpedos, misiles pero nosotros estábamos preparados para la observación. Observamos cómo se movía la tropa Inglesa para que nuestros aviones puedan atacar. Le dábamos las indicaciones pertinentes a la torre de control de Rio Grande y ellos ordenaban el ataque. Recuerdo que detectamos un buque Sheffield que era el buque más importante de la operación y le pasamos las coordenadas a la torre para que atacaran, efectivamente lo hicieron y lo hundieron. 

Era un buque de la marina Británica denominado el destructor, ya que contaba con 42 misiles guiados. Fue alcanzado por bombas arrojadas por aviones de la Fuerza Aérea Argentina el 1 de mayo de 1982, días más tarde se hundió en el Océano Atlántico por el incendio provocado por las bombas. 

¿Cómo estaba compuesta la tripulación en el avión? 

Nuestra tripulación estaba compuesta por piloto, co-piloto, dos mecánicos, oficial control operaciones y contramedidas, electrónico, y dos artilleros. Me encargaba de la mecánica, del funcionamiento de los dos motores, las turbinas, controlar el consumo del combustible. Nuestro avión volaba pegado al agua para que los radares no nos registren, había sido pintado en la parte superior del color del mar y en la panza de blanco simulando las nubes. 

¿Qué paso cuando se enteraron del hundimiento del General Belgrano? 

Cuando hunden al Belgrano se organizó una búsqueda, nos tocó a nosotros luego de que tres aviones regresaron con resultados negativos. Podíamos volar cuatro horas en la zona de operaciones y regresar, obviamente controlando la autonomía de vuelo. Divisamos una mancha de aceite de 30 metros de ancho por 50 metros de largo e iniciamos una nueva búsqueda en ese sector, pero entrabamos en “lotería”, que en aviación significa que tenemos que regresar porque teníamos el combustible necesario para volver y en caso de que la base esté ocupada tenía la capacidad de ir a otra base alternativa. Decidimos quedarnos y seguir con la búsqueda de nuestros camaradas, pasaron dos horas y encontramos las primeras balsas. 

¿Qué sintieron cuando los encontraron? 

Una alegría enorme, nos enloquecimos de felicidad, el copiloto movía el avión para todos lados, para hacerle señas de que los habíamos visto y ellos prendían bengalas, levantaban los remos, una emoción muy grande es la que me invadió. Gracias a ese vuelo pudimos salvar a 770 camaradas. Después de pasar las coordenadas pegamos la vuelta a Rio Grande y cuando aterrizamos reviso los tanques y encontré solamente combustible para 10 minutos de vuelo. 

¿Tiene contacto con alguno de sus compañeros? 

Si, nos seguimos reuniendo permanentemente, con decirte que a mi casa le puse como nombre “Rincón de Encuentro" porque me vienen a visitar compañeros de todo el país. 

¿Tiene algo pendiente con Malvinas? 

Lo que me gustaría hacer es viajar por toda la Argentina para encontrar a cada tripulante del Belgrano y saludarlo, abrazarlo y contarle todo lo que vivimos para encontrarlos. 

La sencillez de Miguel se notó desde el primer momento en el que nos vimos, charlamos y recordó emotivos momentos vividos, las palabras y las fotos entrecortaron su voz. Antes de despedirnos nos obsequió una hermosa pintura donde retrata el vuelo del histórico rescate. Sin lugar a dudas estas historias de vida merecen ser contadas. Muchas gracias Miguel, héroe de Malvinas.                                                                                                                                                                                                                                     

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