Por Facundo Quiroga.
Nombrar a Quico Bolo es recordar gran parte de
la historia viva de Monte Hermoso. Trabajador, generoso, solidario y, sobre
todo, buena persona. Siempre atendiendo con una sonrisa en su histórica
ferretería Bolo, ubicada en calle Bahía Blanca. Se enamoró del balneario y este
le regaló una familia y buenos amigos que lo acompañaron y apoyaron siempre en
todo emprendimiento que eligió. Francisco Bolo un incansable soñador.
Me recibió en su lugar de trabajo con su
característico mameluco celeste y con una sonrisa dibujada en su cara.
Cordialmente me invita a su oficina. Al sentarme, en su escritorio observé
fotos, recortes de diarios, billetes de pesos antiguos, australes y patacones resumiendo
como se devaluó la moneda en sus años vividos.
-¿Cuándo y en donde nació?
-Nací un jueves 5 de Mayo de 1927 en Coronel
Dorrego, entre Calvo y San Román, establecimiento los Leones. Vivía con mis
padres y mis cinco hermanos Mi padre tenía campos y realizaba tareas agro
ganaderas.
-¿Qué recuerda de aquellos años?
Respiró hondo, entrelazó sus dedos y comenzó a
contar.
-Recuerdo que en San Román estaba el Club
Valenciano y yo de adolescente iba con mi novia (que después fue mi señora) a
bailar -se sonrió- el piso era de tierra y había una señora con un balde de
agua que se encargaba de salpicarlo para que no se levante el polvo -comenzó a
reírse y me contagio esa alegría espontánea-. También cuando terminaban los
trabajos de campo en enero nos juntábamos a festejar en la playa a la altura
del faro o donde estaban los caballos, se pasaba música con una vitrola que hoy
se encuentra en el museo histórico de nuestra ciudad.
-¿Cuántos años tenía cuando vino a vivir a
Monte Hermoso?
-Tenía 24 años y el primero de Septiembre de
1952 inauguré oficialmente el negocio. 67 años trabajando detrás del mostrador
atendiendo al público en mi ferretería.
-¿Cómo era el pueblo?
-Primero había buena gente como hay ahora, los
caminos era de tierra. En la calle Traful la que ahora es Majluf se
corrían carreras de caballo, se largaba desde lo Gentilli y la llegada
donde ahora es el hotel América.
-¿En qué Instituciones trabajó?
-Trabajé en el Club Monte Hermoso, fui
presidente en dos períodos. También fui Presidente fundador de Bomberos
Voluntarios y de Rotary, colaboramos en la remodelación del Jardín de Infantes
nº901, en la creación de la Biblioteca Popular y ayudamos a otras instituciones
-sacó un sobre repleto de papeles y empezó a mostrarme planos de esas mejoras,
boletas de materiales y fotos de aquellos momentos vividos-. Además soy
Presidente de la Cooperativa Eléctrica desde hace 48 años.
Lo observé orgulloso de cada logro realizado.
-¿Tiene algún hobby?
-A lo largo de mi vida fui cambiando de hobby,
de joven me gustaba mucho la caza, hoy no puedo matar ni una araña. Tengo una
colección de cuchillos, me gustan los caballos y tengo algunos recados muy
lindos.
En ese momento ingresa su hija, pide disculpas
por la interrupción de la nota, le da un abrazo y un beso y después de decirle
lo mucho que lo quiere se marcha de la ferretería. Luego me mira y pregunta: -¿Amar
a mi hija también es un hobby? Nos reímos y continuamos la charla.
-¿Por qué le dicen el Quico?
-Desde que tengo uso de razón me dicen Quico,
no sé porque ni quien me lo puso, seguro fue un familiar ya que en esa época
era común poner apodos.
-¿Cómo surge la idea de recorrer la ciudad
todos los primero de enero con el número del año?
-Fue mi idea, yo arreglaba faroles en mi
trabajo y un día mientras refaccionaba uno se me ocurrió la idea de fabricar el
número 1958 y salir a recorrer la ciudad. Desde ese año lo sigo realizando.
-¿Cómo fue esa primera vez?
-Recuerdo que hice ese número y salimos a
recorrer el pueblo en un carro, un señor nos acompañaba tocando el acordeón y
una fila de cinco autos tocando bocina. Mi idea fue recibir el año con la llama
ardiente y es por eso que encendemos el número del año entrante.
-¿Qué cambiaría de su vida?
-Nada, no cambiaría nada, si tuviera la
posibilidad de volver al pasado seguiría eligiendo Monte Hermoso.
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