jueves, 23 de octubre de 2014

Entrevista al Padre Andrés Rosseau Salet

Por Ángeles Maslein
Andrés en el escuentro pastoral de salud
En el marco de una serie de debates sobre diversos temas polémicos como la legalización del aborto y la despenalización del consumo de droga, Periodismo en Redacción asistió al tercer encuentro de la salud en la ciudad, a cargo de Andrés Rosseau Salet, secretario ejecutivo de la comisión Episcopal de la Pastoral de la Salud en nuestro país.
Alegre, sencillo y humilde, suspendió su trabajo por tres días para formar, escuchar y apoyar a todas las personas que se dedican tanto a acompañar a enfermos y ancianos como a aquellos que viven del cuidado de ellos.
PeR: Considerando lo que decía el Papa que para que un proyecto sea viable  tenemos que posicionarnos sobre la realidad, con la verdad del presente, sin perder de vista la del pasado, ¿En qué aspectos estamos más fuertes como sociedad que nos permitan mirar un futuro con más esperanza?
-Tenemos que aprender a confiar en el hombre, en la persona humana. Más allá de todo a veces somos muy pesimistas pero siempre hay una raíz de bondad, lo que Dios ha puesto en cada uno de nosotros. Tenemos que apostar en esa raíz de bondad con mucha esperanza. Siempre se puede esperar algo bueno y algo positivo a futuro. Si pensamos que todo es oscuro, que hay personas que no pueden ver nada positivo, estamos negando que Dios pueda estar presentes en ellos también, ese tiene que ser el motivo de nuestra esperanza.
PeR: Referente a las posibles soluciones que se están considerando respecto a la despenalización del consumo de droga, ¿Cuál es su opinión? ¿Cómo considera que se puede revertir esta problemática?
En primer lugar que la droga está al alcance de la mano de cualquiera y en todos los ámbitos sociales. Puede haber diferentes calidades de droga según  el ámbito social, pero en todos lados está la posibilidad. Creo que los más vulnerables son los que no encuentran un sentido a su vida, sólo les basta vivir el hoy, disfrutar el placer o evadirse de una realidad dolorosa, por eso se recurre también a las drogas ilícitas. Creo que en esto hay que hacer un replanteo social desde muchos ámbitos. La exclusión de Dios en la vida de la sociedad hace que la gente pierda el sentido a muchas cosas, sobre todo de un proyecto, de un llamado, de saberse amado y tenido en cuenta.
Todos somos vulnerables pero creo que en eso hay personas mucho más necesitadas, y ante esta oferta permanente hay un riesgo. No sé cuáles son los caminos para poder salir de esto pero creo que debe haber una respuesta macro que debe partir del Estado, que es el responsable de la salud de sus ciudadanos.
PeR: Teniendo en cuenta las diversas manifestaciones que se están llevando a cabo en Salta a favor de la legalización del aborto, ¿Cómo desvincular la defensa de la vida del ámbito exclusivo de la fe?
La defensa de la vida no es una cuestión de fe. No es una cuestión religiosa. Vivimos en un mundo en donde se habla permanentemente de los derechos humanos y del defender los derechos en todo, pero nunca se habla de las obligaciones. Tenemos que tomar conciencia que el primero de los derechos es el de la vida. Es una incoherencia lo que estamos viviendo en la Argentina, querer defender un montón de derechos y no el de la vida, es una incoherencia absoluta. Entonces, que la Iglesia defienda la vida y esté en contra del aborto no es una cuestión religiosa, es una cuestión de defensa de los derechos humanos, del primero de los derechos humanos.
Creo que si bien todos tenemos derecho a manifestarnos, lo que está sucediendo en Salta es inhumano porque nunca la ideología justifica la violencia bajo ningún concepto.
La defensa de la vida es una cuestión indeclinable, la Iglesia nunca va a cambiar de opinión al respecto, nunca.
Pe R: Reflexionando a partir de la insistencia del Papa en el cuidado de los extremos (jóvenes y ancianos), sería interesante la participación de los jóvenes en la Pastoral de Salud para acompañar a los ancianos, ¿Cómo lograr que esta convocatoria sea eficiente?
Hay que involucrarse, convocar. No todos los jóvenes tienen ese interés pero si hay muchos con muy buena voluntad, con ganas de hacer algo, con una sensibilidad especial para con esta realidad de los ancianos.
Es importante que invitemos a realizar actividades concretas, nos preparemos muy bien y largarnos a acompañar.

Hoy la realidad del anciano es de mucha soledad, de mucho desamparo. Tenemos que descubrir lo valioso de nuestras raíces. Tenemos mucho que aprender a juventud de los ancianos y los ancianos de la juventud, es mutuo. Tenemos que encontrarnos entonces hay que propiciar espacios de encuentro.

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