viernes, 4 de septiembre de 2015

“Hay que entender que la violencia escolar no es sólo una cuestión de niños”

Por Lautaro Peñaflor- Bahía Blanca
"Acompañado por Gentile y Honores, Feliú cerró
la jornada, e hizo hincapié en la jerarquización del
acoso escolar, como una política de Estado".
Ayer  se realizó una Jornada sobre Acoso Escolar, en la ciudad de Bahía Blanca. Dicha actividad fue organizada por la Defensoría el Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, específicamente por su Equipo Interdisciplinario dedicado al tema. Tuvo lugar en la Sala de Fundadores, de la Sede de Colón 80 de la Universidad Nacional del Sur. El objetivo, fue traer a la ciudad y mostrar todo el dispositivo de material con el que cuenta la Defensoría, para llamar a diferentes actores de la sociedad a la reflexión sobre esta grave problemática, a la que nadie es ajeno.
Ante un destacable marco de asistentes, coordinaron y disertaron en la misma, el Defensor del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, Dr. Marcelo Honores; el Secretario de Violencia Institucional de la Defensoría, Dr. Guillermo Gentile; el Diputado Provincial, y autor de la recientemente promulgada Ley de Abordaje de la Conflictividad Social, Dr. Marcelo Feliú; y las integrantes del mencionado Equipo Interdisciplinario de la Defensoría del Pueblo, la Abogada Mónica Bornia y la Psicóloga Alice Sarachu.
A lo largo de la Jornada, se hizo hincapié en la importancia del abordaje de la violencia escolar por parte de todos los actores, y no sólo de los niños, ya que percibir las situaciones en las que se da es muy importante para su correcto tratamiento. Además, se proyectó el cortometraje llamado “Falta de Amor”, disponible en la web, realizado por la Defensoría del Pueblo, y utilizado para trabajar el tema en escuelas. Además, se instaló una carpa en la Plaza Rivadavia de la ciudad, con objetivos de promoción de derechos y recepción de denuncias.
En tal sentido, Periodismo en Redacción, entrevistó a  las integrantes del Equipo Interdisciplinario de Violencia Escolar, Mónica Bornia y Alice Sarachu:
¿Cómo podríamos definir el acoso escolar?
Nosotros trabajamos desde deconstruír la idea del “bullyng”, con la que se lo identifica mucho. La idea es poder pensarlo desde situaciones de violencia, o conflictos que se van generando en las escuelas y que, por no ser abordadas en el momento indicado, van provocando que se instalen relaciones de conflicto entre los mismos chicos, y que al no ser atendidas por los padres, los docentes, la familia y el grupo de pares, pueden desencadenar en situaciones de violencia. No hablamos de “víctima- victimario”, ni “hostigador-hostigado”, sino justamente  el mensaje de la Defensoría es que es un problema del que todos somos parte.
¿No es igual, entonces, referirse a  “acoso escolar” que a “bullyng”?
No, para nosotros no. Es una palabra que la idea es ir erradicándola, porque no es un término que nos pertenezca, por tener mucho de esa relación “hostigador-hostigado”, que no es el objetivo transmitir.
¿Existe alguna medición o algún indicador que permita cuantificar cuán grave es la situación actual respecto a esta problemática?
Si bien hay algunas encuestas informalmente, como las puede haber también mediáticamente, nosotros ahora creamos un instrumento, que es una encuesta, para trabajar desde las escuelas.
¿Está naturalizada la violencia en general, y la violencia escolar en particular?
No sé si está naturalizada, pero sí está subestimada. Lo demuestran los consejos antiguos, que ya no corren para esta época, como “arreglátela o defendete sólo”. Para dimensionarla, hay que entender que la violencia escolar no es sólo una cuestión de niños: los adultos tienen que percibir los conflictos, y tratar de solucionarlos.
¿Cómo se empieza a desandar ese camino antiguo, conceptualmente erróneo?
Justamente los dispositivos que trabajamos tienen que ver con talleres de reflexión, tanto con niños y adolescentes, como con docentes y equipo. Y la idea es poder trabajarlo, para pensar y de qué forma abordarlo, priorizando el interés superior del niño y la protección de los niños y adolescentes.
¿Qué actores son importantes en este proceso?
La familia, la comunidad educativa, los mismos niños, que deben saber que pueden recurrir a un adulto, que los van a escuchar. Es realmente un compromiso de todos. Por eso nosotros decimos que todos somos parte.
Un niño o adolescente que sufre u observa un caso de violencia escolar, ¿cómo debe proceder?
Contar con sus papás, o con sus docentes. Que pueda contar con algún docente con el que tenga referencia, o con el equipo de Orientación Escolar en el caso de que lo tenga. En ese punto puede intervenir un adulto, que desde la terceridad pueda organizar la situación, para pensar entre todos de qué forma resolver el conflicto. Pero siempre recurrir a un adulto, el que sea, es importante.
¿Qué herramientas existen en Bahía Blanca para un niño que sufre un caso de estas características?
Siempre la modalidad de Pedagogía y Psicología Social, que depende de la Dirección General Cultura y Educación; los Equipos de Orientación Escolar; en el caso de que sea situaciones más graves están los Servicios Locales; en el marco de la Defensoría del Pueblo están las Casas de Derechos, aquí en Bahía Blanca hay una, con la que se puede contar. La idea es convocar e identificar cuáles son los actores institucionales que tienen que intervenir, y hacerlo en forma conjunta, desde el marco de la corresponsabilidad de todos los actores.
POLÍTICA DE ESTADO

El encargado de cerrar la actividad fue el Diputado Provincial Marcelo Feliú, autor de la recientemente promulgada Ley de Abordaje de la Conflictividad Social. Al respecto, Feliú destacó: “La Ley conocida como “antibullyng”, no viene a mostrar algo que no se conoce, sino todo lo contrario. Esta ley intenta recoger la experiencia, y jerarquizar este problema en específico, como una política de Estado. Esto significa que ya no depende del funcionario de turno establecer un determinado programa sobre este tema. A partir de la promulgación de esta Ley, el tema del hostigamiento entre jóvenes, no es un tema opinable en el sentido de decidir si lo abordamos desde el Estado. A partir de ahora, el gran desafío es lograr una reglamentación razonable que dote de los elementos necesarios para tenga suficiente calidad en su implementación”.

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