domingo, 25 de noviembre de 2012

No menos de treinta líneas

Por Analía Orellano


La consigna: escribir notas en un blog, en la sección Interés General. Los temas que se pudieron incluir en la misma abarcaron una franja bastante amplia. La primera decisión fue tratar de elegir una problemática con la que me sintiera identificada o representada para estar cómoda.

Así fue que el trabajo estuvo orientado al arte y la salud, con un fin solidario. Inspirada en los inconvenientes y problemáticas que tiene la ciudad de Punta Alta, en el cuatrimestre realicé unas veinte notas que permitieron internalizar conocimientos con cada una de ellas. Esto amplió la visión de algunas cuestiones. El contacto con los profesionales en las diferentes ramas abordadas engrosó de manera significativa los conocimientos de las mismas. 

En la elección de la primera nota tuvo que ver la disposición personal e inclinación hacia las mascotas. Por eso decidí acercarme a la Asociación Protectora de Animales Punta Alta (APAPA). Acompañada por mi hijo Agustín, que, con la excusa de no saber manejar la cámara digital, logré convencerlo. La realidad era otra. El miedo a romper el hielo en forma solitaria fue el motivo de la invitación. Busqué apoyo en lo seguro, mis afectos. La excusa de no saber operar la cámara fue una segunda verdad. Las clases de Fotoperiodismo recién iniciaban. Debíamos improvisar y sacar las fotos a criterio propio para reflejar los hechos. Ese primer contacto aquel día, con la presidenta de la asociación, puso en evidencia que la improvisación sirve, pero si es acompañada de una investigación previa, se obtienen mejores resultados ante el entrevistado. Recuerdo que con dificultad, podía prestar atención a sus respuestas. Sólo me importaba la pregunta que debía hacerle cuando dejara de hablar. Hacía cinco segundos me había dicho su nombre y ya no lo recordaba. La había bautizado con el nombre de Alicia, cuando el correcto es Cecilia. Lo bueno fue el apoyo en los medios tecnológicos, el celular y la capacidad de retener el relato en su interior. Al reproducir los diálogos, fui corrigiendo errores futuros.

Al comienzo, encontrar “la nota a cubrir”, fue todo un dilema cada semana. Ya a instancias finales la situación fue algo tragicómica. Las personas que conocí comenzaron a colaborar con información sobre eventos posibles de ser noticiables. Recuerdo en particular un fin de semana donde fui a cubrir una nota a Bahía a la Agrupación Perros Nómades, sobre un encuentro nacional de motos. Inicié el viaje y tuve que ceder el paso a un camión de bomberos, al escuchar su sirena y avistarlo por el retrovisor. Era una primicia. Desvié mi rumbo y lo seguí sin importar lo lejos que podría ser el siniestro. Una vez en el lugar, cámara en mano, tomé las fotos que eran necesarias, recogí los testimonios pertinentes y retomé el rumbo previsto. Ese día no culminó en Bahía, al regresar me esperaba otro compromiso que terminaría tarde a media noche, era un nuevo motivo para contar. De no saber qué evento cubriría, la duda pasó a ser ¿cuál de todas era conveniente escribir? No sólo era sentarse a redactar, debía llevar a cabo un proceso de selección y priorizar unas sobre otras. Todo esto en un tiempo prudencial ya que aquello que no se informa al instante, o en lo posible en las primeras 24 horas de sucedido, deja de ser un acontecimiento de interés.

A lo largo de la cursada, se pierden los miedos y las notas salen. Pero otra instancia superadora fue cuando no sólo salían, sino que empezaba a disfrutarlas. La cobertura sobre el encuentro de motos antiguas en nuestra ciudad, fue un antes y un después. Los diálogos fueron fluidos, espontáneos, con la orientación concreta de la temática, y el punto donde quería llegar estaba controlado. 

Durante el período de estudio tuvimos la posibilidad de elegir cubrir, dentro de lo que se pudo, lo que nos gusta, lo que nos identificó. Debemos prepararnos para poder estar sentados frente a lo que no nos gusta y no nos representa. Las enseñanzas que puede dejar el contacto con el entrevistado deben pasar a un segundo plano y priorizar el único fin que nos tiene ahí preguntando: el de informar.

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