domingo, 7 de abril de 2013

OPINIÓN: A 31 AÑOS DE LA GUERRA DE MALVINAS





El pasado 2 de Abril se conmemoró un nuevo aniversario del inició de la Guerra de Malvinas. Los invitamos a compartir las opiniones de los alumnos del 2° año de la Tecnicatura en Periodismo.






Los héroes vivirán por siempre

Por América Quiroga


Las Islas Malvinas son la causa de un incesante pedido de justicia por parte de los argentinos desde que fueron arrebatadas en 1833. A partir de entonces, los británicos se apropiaron de este suelo que nos pertenece.
La Organización de las Naciones Unidas –ONU- invitó a poner fin al colonialismo, algo que jamás los sajones pusieron en práctica. El incumplimiento por parte de los ingleses, llevó al conflicto bélico más triste de la historia de nuestro país.
El 2 de abril del año 1982, las tropas argentinas desembarcaron en las islas por órdenes del entonces presidente Leopoldo Fortunato Galtieri. Las patrullas permanecieron durante 74 días, que fueron los días más largos de la vida de los argentinos, hasta el 14 de junio momento en que los pelotones opositores ganaron la guerra.
Muchas madres que vieron a sus hijos partir sin saber el destino que les esperaba, lloraron incesantemente desconcertadas por la decisión tomada por los representantes en ese momento.
Nuestros mártires se batieron en combate, días incontables y noches interminables. El frío y el hambre fueron sus compañeros inseparables, y sin embargo, afrontaron este desafío con la frente en alto.
Varios de ellos dejaron sus vidas y sus almas mezclado en el suelo malvinense. Algunos de ellos partieron con tan solo 18 años, sin preparación, mal alimentados y sin el equipamiento correspondiente para la zona fría.
Fueron presas de una fuerza de más alto calibre en entrenamiento, armamento y recursos militares de todo tipo.
Esta fue una guerra que pudo haberse evitado, a causa de la situación en que se encontraba el país. Se mezclaron los intereses políticos de un gobierno militar  que se hallaba agonizante y necesitaba de alguna manera el apoyo popular.
Un enfrentamiento donde el valor de los jóvenes combatientes marcó por siempre la vida de los argentinos. Muchas viudas, huérfanos y madres lloraron por el infortunio de los hombres que perdieron sus vidas por la patria, 644 en total.
Numerosos de ellos se fueron casi niños y regresaron hombres con vestigios de valentía y arrojo que pusieron en combate. Y la impresión de los destellos de las bombas, el ruido de las ametralladoras que perdurará por siempre en sus memorias.
Se enfrentaron a una potencia que les ganaba en todo los aspectos, aún así tuvieron el valor de enfrentarlos dejando como saldo, una baja de 255 británicos.
Abandonaron aquellas islas, luego de la rendición de las tropas nacionales. Ellos, luego de aquella cruel guerra, tuvieron que sufrir el olvido por parte de las autoridades de este país.
Si hubiesen sido reconocidos como nuestros mártires, se hubiesen evitado tantos suicidios. Solo ellos conocen el verdadero significado de lo que es enfrentarse a una situación, donde el peor enemigo está a tu lado.
Debieron cuidar a los hombres, pero el trato que le dieron los altos jefes no fueron los más apropiados. Con el pasar de los años debemos acentuar la verdadera historia, para que las futuras generaciones conozcan el significado de las palabras valentía, orgullo, fuerza y coraje.
Nuestros héroes deben ser reconocidos e inmortalizados eternamente.


“La Violencia Nunca”

Por Viviana Montenegro



En el año 1982, la guerra que la República Argentina, enfrentó contra el Reino Unido de Gran Bretaña, jamás se tendría que haber llevado adelante.
Un gobierno de facto con la distracción del mundial de fútbol, que se realizaba en nuestro país, hizo que nuestros soldados marcharan a una muerte segura. Con el frío polar de la zona, sin la comida repartida con equidad, sin abrigo suficiente y con el personal de alto mando abusando de su autoridad, puso de manifiesto que no estábamos preparados para llegar a la meta, de recuperar las tierras que nos pertenecen.
Tampoco se proyectó cómo actuar ante los problemas de salud física y mental con que volverían los conscriptos una vez finalizado el conflicto, ya que las estadísticas demuestran que unos 260 ex combatientes se quitaron la vida, bajo una depresión pos guerra.
Las políticas de Estado solo se preocuparon en guardar bajo secreto la verdadera historia del porqué y para qué, haciendo que cada partícipe de la misma firme un pacto de silencio.
Quizás si en forma pacífica se hubiese llegado a una solución, se hubieran evitado muchas muertes entre ambos países; la violencia nunca lleva a la paz.
Después de muchos años, en la actualidad, se reconoce a los héroes, no sólo con monumentos y ayuda económica a través de un gobierno democrático, sino la sociedad en su conjunto comenzaron a respetar y recordar a quienes dieron su vida por un pedazo de tierra, nuestro pedacito de nación.
Es valorativo saber y entender, que bajo políticas pasivas, pero no dormidas, alguna vez se pueda recuperar lo que nos importa, sin derramar ninguna gota de sangre, sin disparar ningún misil, sin hundir buques. La patria está inconclusa: para completarla necesitamos las Islas Malvinas.

 
Siempre en nuestra memoria
Por Santiago Vazquez

Hablar de Malvinas es hablar de una parte de la historia que no ha terminado. Es recordar y reconocer a aquellos combatientes que dieron su vida por defender la soberanía argentina, y por otro lado, también no olvidar a aquellas personas que se encontraban, por aquellos años, dirigiendo los destinos de la vida del resto de los argentinos, desde el “gobierno”.
En la actualidad se ha logrado una conciencia popular y un sentimiento compartido entre los argentinos sobre el derecho del estado nacional, de que se le reconozca su soberanía sobre todo el territorio que conforman las Islas Malvinas. Aquí juega un papel fundamental, el rememorar la cruda tarea que tuvieron que llevar a cabo aquellos jóvenes soldados que le pusieron el cuerpo a la guerra, que muchos dejaron la vida en este combate, y otros han vuelto de ese enfrentamiento, y hoy se convirtieron en héroes de nuestra historia. Es importante tener en la memoria lo que hicieron nuestros compatriotas, los cuales no tuvieron opción y debieron defender el honor de nuestro país. Para ellos el mayor de los respetos, y compartir sus dolores y por sobre todo sus reclamos, que hoy dejaron de ser de algunos para pasar a ser de todos los que habitamos el suelo argentino.
Pero las guerras también tienen otro costado, y el contexto debe ser tenido en cuenta. Por aquellos años los destinos de Argentina estaban comandados por una dictadura que se venía a pique, y que vio la oportunidad de que bajo la pantalla de la guerra, su imagen iba a reflotar en el imaginario de la sociedad. La guerra fue pensada como un medio para ellos, sin importarle demasiado lo que los jóvenes soldados ponían en juego al momento de enviarlos a pelear frente al ejército británico. Una vez más, los costos de las decisiones tomadas por las altas cúpulas de la política argentina eran pagados por ciudadanos comunes.
A 31 años del momento en que la tropa nacional desembarcaba en suelo de las Malvinas el sentimiento se mantiene intacto: no olvidar a nuestros héroes de la reciente historia de nuestro país, y defender y reconocer a las islas como territorios pertenecientes a Argentina. Porque es algo que históricamente poseemos, y además para hacer carne propia lo que tuvieron que sufrir los combatientes en esa lucha y no pasar por alto, que pelearon en representación de todos los ciudadanos de nuestro país. Dentro de ellos también se incluyen a aquellos que usaron como títeres a los soldados: la dictadura militar. He aquí la otra parte de la historia. Tampoco debemos eludir las responsabilidades políticas de ellos, cuando tomaron el poder durante el último golpe de estado acaecido en el país. Prohibido olvidar.


Fueron y serán argentinas

Por Yamila Acuña

Cumplidos los 31 años recordamos a nuestros queridos héroes de Malvinas. Estas semanas son claves y fuertemente duras para los argentinos. No hay quien no hable del tema, escuelas enteras recuerdan con actos conmemorativos la fecha, instituciones de la armada entonan con orgullo su himno y millones de argentinos recaemos en el dolor de la pérdida de 649 muertos en aquella guerra fría y oscura. Guerra que estalló y devoró con angustia, a miles y miles de familias.
Malvinas fue una acción desesperada por la dictadura militar de esa época que atrajo con ella sangre y dolor. Argentina no se encontraba en condiciones de asistir a una guerra y menos contra aquel enemigo de gran potencia. No contaban con suficiente armamento y artillería para el combate y a eso sumado que los suministros de alimentos eran escasos para todos aquellos que dieron la vida en las islas.
Además de las vidas de todos los que murieron, el país tiene un gran saldo con nuestros héroes. Aquellos que cuando regresaron por el continente lo hicieron de manera silenciosa y a escondidas ya que en la sociedad estaba mal vista la derrota. A esto también se le suma la cuota económica y la desorganización de la situación financiera.
Con respecto a los sueldos de los héroes fue una situación desalentadora. Después de diez años, los excombatientes, comenzaron a tener en vigencia la obra social y comenzaron a cobrar una pensión por ser veteranos, que sin dudas no reemplaza por nada las consecuencias de la guerra. En consecuencia, hubo soldados que no habían estado en tierras isleñas y sin embargo cobraban como si lo hubieran estado, y por el contrario también estaban aquellos que habían asistido a la guerra y no recibieron nada a cambio. Fue un problema que le llevó años al país reparar.
Hoy en la actualidad, los argentinos hacemos nuestras las Islas Malvinas porque recordamos y conmemoramos a todos los que lucharon por la patria y dejaron todo para defenderla. Con orgullo y aliento decimos que “las Malvinas son argentinas”.



 
Por siempre héroes
Tapa Diario Crónica
Por Franco Cardone

El pasado martes se recordó un nuevo aniversario, esta vez el número 31, del desembarco de los navíos argentinos en las Islas Malvinas. Numerosos actos y conmemoraciones se realizaron en vastas ciudades y pueblos de nuestro país en honor a los combatientes.
“Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”, son palabras que por separado no significan nada, pero unidas están introducidas en la mente de cada uno de los que sienten a esta Nación como propia.
Una guerra que modificó los componentes de una sociedad. La misma, durante el transcurso del acontecimiento bélico, se hallaba engañada, desorientada y sumisa ante el manejo de los militares de los medios masivos de comunicación.
El 2 de abril de 1982, Clarín titulaba: “Inminente recuperación de las Islas Malvinas”. A su vez, el diario Crónica publicaba “Argentinazo: ¡las Malvinas recuperadas! También, la revista Gente el 8 de mayo ilustraba en su tapa una foto de cinco jóvenes defendiendo posiciones argentinas y la frase “estamos ganando”.
Sumado a esto, varios canales de televisión y emisoras de radio daban información de que se estaba “triunfando” (con las contradicciones que genera el hecho que de una guerra se pueda ganar) y que los soldados argentinos se encontraban en buen estado.
Eso era lo que le mostraban al pueblo, la realidad en las islas era otra. Desolación, hambre, falta de preparación, frío y carencia armamentística eran solamente algunas de las cosas que debían sufrir esos hombres.
¿Quiénes eran esos hombres? Por un lado, se encontraban aquellos que por una cuestión vocacional, económica o simplemente por ganas, se encontraban hace tiempo trabajando para estos órganos y vivían de los mismos. Entre ellos se encontraban personal de Infantería de Marina, del Ejército pilotos de la Fuerza Aérea Argentina y de la Armada. Claro está que los militares que estaban manejando el país desde 1976 no pisaron ni Gran Malvina ni Soledad.
El problema es que el resto de los integrantes eran conscriptos que fueron obligados, en su gran mayoría, a participar en combate. Era tiempo de Servicio Militar Obligatorio y aquellos “colimbas” de esa época vieron la obligación de alistarse y participar de algo que tal vez ellos no sentían de esa manera.
Dejaron sus trabajos, sus estudios, sus familias y lo cotidiano del día a día para ir a enfrentar a las tropas inglesas, que tal vez también tenían entre sus filas más de un joven inexperimentado, pero que contaba con más y mejores armas e instrumentos para poder vencer al “enemigo”.
Ese es otro punto a tener en cuenta, los combatientes argentinos y sus pares británicos no se encontraban enemistados, no peleaban por un ideal u objetivo tangible en la rutina de su vida, luchaban por decisiones políticas, las órdenes eran impuestas desde los órganos superiores. Esto, entre otras cosas, es lo que hoy hace que se los llame héroes.
Más de una vez se ha oído en los medios interrogarlos diciendo: “¿héroes de qué? ¿Si volvieron sin las tierras?”. Pero son héroes de amor a la patria, de lucha contra las adversidades. Imposible es olvidarlos y es una obligación homenajearlos, no sólo aquellos que murieron en combate, sino también a los que volvieron y siguen en vida, a los que no están más y a las familias y entorno de los mismos, que sufrieron antes, durante y las consecuencias de esta atroz guerra.





Negligencia o ignorancia

Por Vanesa González

Hace exactamente 31 años los “chicos de la guerra” peleaban por defender la soberanía de las Islas nada menos que contra la máxima potencia del mundo. Pero también peleaban por su vida, porque muchos murieron de hambre, otros de frío, algunos enfermos y la gran mayoría por haber sido alcanzados por proyectiles, bombardeos o explosiones.
El punto es si éstas sangrientas consecuencias se debieron a motivos propios de un enfrentamiento bélico, o fueron producto de la ignorancia y negligencia de los jefes militares de las Fuerzas de Seguridad.
La ignorancia de esas personas que pretendían conducir una guerra desde una oficina, un edificio o de un simple refugio en las propias Islas. Negligencia que se manifestaba en la falta total de instrucción de los conscriptos (solo 40 días) para afrontar una guerra, la carencia de alimentos y bebidas suficientes y contundentes como para contar con las fuerzas necesarias para caminar y correr cientos de gélidos campos, además de la falta de abrigo suficiente para enfrentar esas bajísimas temperaturas que se encrudecían durante la noche.
Y a pesar de todas esas penurias, y de la ignorancia y de la negligencia, nuestros héroes dieron todo por Malvinas, por su Patria. Lucharon más allá del frío, lucharon soportando aún partes de su cuerpo mutilados, lucharon a pesar del miedo que los invadía por el incesante ataque inglés.
Lágrimas disimuladas recorrieron los rostros de esos soldados que sobrevivieron a la guerra, cuando su comandante les comunicaba que habían decidido cesar el fuego porque habían sido derrotados.
La bronca y la impotencia debe haber colmado en ese momento a esos héroes por haber perdido tantos amigos, compañeros y seres queridos en una guerra perdida por negligencia o … ignorancia.     


Dejaron su sangre en el lodo

Por Ivana Martinez Romero.


A 31 años de la guerra por las Islas Malvinas, aquella que comenzó el 2 de abril, día del desembarco argentino en ellas, hoy se sigue recordando. Estos años que han pasado no han podido apaciguar la ausencia, el dolor, ni la tristeza que sienten miles de personas, allegadas y no tan cercanas a los caídos en Malvinas.
Año tras año se conmemora, en todas partes, con gran emoción y sufrimiento a estos héroes que dejaron sus vidas y a aquellos que están entre nosotros, pero aún siguen sintiendo gran impotencia de no haber logrado hacer nada por quienes ya no están aquí.
Ex combatientes viven con los recuerdos del combate que dejó en ellos marcas imborrables. Esas marcas que causaron sufrimiento tras ver como caían sus compañeros y debían dejarlos en el lugar para seguir adelante luchando por la Patria, pese al frío, al hambre, a la falta de preparación, a la nostalgia y al maltrato que recibían. No sólo ellos tenían la esperanza de vencer esta ofensiva, sino además, los familiares de cada uno de ellos, quienes los vieron partir sin saber el destino que les esperaba, pero aun así pensaban y sentían que darían todo por el resto de la Argentina, sin estar preparados para el combate.
Hablar de Malvinas es hablar de una historia sin fin que vivirá por siempre en las mentes y corazones de miles y miles de personas, removiendo sentimientos que jamás se irán de todos los argentinos. Siendo eterna esta guerra fría donde cantidad de vidas se perdieron por la falta de preparación, mandando a jóvenes que nunca habían utilizado un arma en sus vidas.
Quedará constantemente grabada esta decisión tomada apresuradamente, por parte de la política, en los familiares de estos héroes. Esta medida que para muchos fue la equivocada, perdiendo 649 vidas y derramando sangre innecesaria ante aquel enemigo de gran potencia.



El conflicto en Malvinas, 31 años después

Por Ana María Domínguez

Hace 31 años, el estado dictatorial sacrificó muchos jóvenes de una generación inocente para satisfacer unas fuerzas armadas hinchadas de poder. EL conflicto despertó sentimiento de patriotismo, e intentó cubrir los crímenes de lesa humanidad que se llevaban a cabo sin ningún reparo en la oscuridad de la ignorancia y el miedo.
La ofensiva supuso un reclamo justo, de una formalidad inexistente y con una gran inoperancia que puso al descubierto la fragilidad de un pueblo que juntaba chocolates para enviar a los soldados. El abuso se manifestó cuando luego de la inevitable pérdida de la soberanía falsamente recuperada, los veteranos regresaron sin gloria y el sentimiento nacionalista se trastocó en partidos de futbol.
Hoy en día, algunos excombatientes aún no reciben asistencia y otros aunque nunca han pisado las islas cobran subsidios. La guerra de Malvinas fue un error voluntario del que no se vuelve, y del que todavía no se ha hecho cargo nadie. En esto pierden los que ni siquiera eran militares y fueron llevados sin saberlo a morir o ver morir a sus compañeros, marcados de por vida.
 
Un pasado muy presente
Por Analía Orellano

¿Qué fue absurda?, ¿Qué fue improvisada?, ¿Qué no fue una decisión sensata? Todos los argentinos, a lo largo de las últimas tres décadas se hicieron estos interrogantes. Las respuestas se dibujan en el colectivo imaginario como unanimidad rotunda. Las distintas generaciones pueden advertir la incongruencia de una guerra sin sentido, de poco planeamiento, que no condujo a nada.
La historia indica que cuando un acontecimiento ocurre, posteriormente se suelen analizar los errores y aquello que resulta no muy acertado para no repetirlos en el futuro.
La herida sigue abierta en la actualidad. Si bien los tratados son a través del diálogo en los órganos pertinentes, algunas decisiones tomadas durante los últimos años por Gran Bretaña, no indican que estén dispuestos a negociar en forma pacífica. Un ejemplo de lo mencionado es cuando se expresó ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), el reclamo argentino por la presencia de unidades nucleares en Islas Malvinas enviadas por Inglaterra, cuando el tratado de Tlatelolco expresa en forma exclusiva, la prohibición de éstas en Latinoamérica.
En el discurso de la señora Presidenta de la Nación, durante el último 2 de abril, en la ciudad de Puerto Madryn, en medio de los festejos en conmemoración del “ Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas”, dejó clara nuestra postura: “el único enemigo que tenemos es la pobreza y la desigualdad que combatimos hace años” y como la voz autorizada indicó: “como no homenajear a esos jóvenes que sin preparación, sin elementos, los mandaron a enfrenar un enemigo de ese momento profesionalizado”.
Está claro que si se produjo la guerra del 82 fue por una invitación imprudente. Lo menos pensado en ese momento fue que iba a ser aceptada, por otro razonamiento terco al decidir cruzar el océano unas 13.000 millas. Una travesía millonaria de un país que aun siendo del viejo continente, no pasaba por su mejor momento.
En los ‘80 la iniciativa fue argentina. En la actualidad ¿podría el Reino Unido ser el que reanude el conflicto? Es una posibilidad. Ahora bien, Argentina, después de todo este tiempo, ¿tomó las medidas necesarias con respecto a la logística y renovación de las tecnologías de las Fuerzas Armadas?
La realidad es que si tuviéramos que enfrentar hoy un conflicto como el vivido en las islas nacionales, los resultados serían devastadores. Un costo mayor al 80% en pérdidas, tanto de vidas como de material bélico con respecto a las bajas acaecidas. Basados en los avances de las tecnologías se podría decir que la conclusión es un absurdo.
Lo cierto es que las Fuerzas Armadas se encuentran en un estado de desidia tecnológica en lo que respecta a unidades terrestres, aéreas y anfibias. Deterioradas por el paso del tiempo, podrían tranquilamente descansar en un museo.
En lo que respecta al personal militar, los embates del estado ante las situaciones salariales: los masivos juicios por malas liquidaciones de haberes, con sentencia firme la gran mayoría. Los mismos resultaron fallados por parte de la justicia a favor de los uniformados. Esta incesante batalla interna produjo un desgaste que culminó en un éxodo masivo por parte de los efectivos, cuyo punto más evidente se produjo durante la implementación de la nueva policía metropolitana durante el año 2008. La nueva institución valoró la formación profesional de los integrantes de las fuerzas, duplicando los salarios que el estado nacional proporcionaba en ese momento. No hay que olvidarse de las manifestaciones históricas, sin precedentes, ocurridas el 4 de octubre del año 2012, protagonizadas por la Gendarmería Nacional, Prefectura Argentina, la Armada Argentina, cuyo reclamo sigue siendo el blanqueo salarial.
Estas son algunas de las razones por las cuales se deduce que si bien son tiempos de paz, la posibilidad latente del conflicto sigue. La Argentina como detenida en el tiempo en materia defensiva, es blanco de los peores pronósticos. Sin recursos y con sus tropas vapuleadas. El estado y sus dirigentes deben entender el concepto de Fuerzas Armadas y su objetivo: “garantizar la defensa de la Nación y consolidar la paz interior”. Una república sin defensa, es una república vulnerable.



Guerra de Malvinas – No debió haber pasado nunca

Por Miguel Angel Vital

Hablar de Malvinas ahora es tomar una postura que muy difícilmente sea neutral a ciertos intereses, porque ya no se puede ser subjetivo de lo que pasó, entonces habría que ir a los archivos y ver que significaban estas islas para los argentinos. Entonces veremos miles de incógnitas y ninguna decisión o puesta en la agenda política de gobierno alguno, democrático o dictatorial, tan solo basta con repasar nuestra historia y no hallaremos nada, ni aproximación ni intención de entablar una negociación para recuperarlas, entonces (Las Malvinas Argentinas) pasaron a ser una costumbre, la estudiábamos en Geografía y nada más.
Cierto es que llegó un año, 1982 y bajo el gobierno de una dictadura, el país se encontraba en constantes conflictos sociales cuyos reclamos por mejores condiciones de vida y laborales estaban desafiando el poder y ponían en riesgo la gobernabilidad del régimen. Hubieron hechos en las Georgias del Sur con un grupo de obreros argentinos que desmantelaban una ballenera, donde izaron la bandera nacional, lo que provocó una reacción británica y el envió de un buque de guerra.
Con la noticia de la recuperación de las Malvinas, como todo buen argentino, el orgullo superó cualquier razonabilidad. El pueblo volcado a las calles, sabor triunfalista que no se veía desde el mundial de futbol del 78 bajo el gobierno del General Videla. Quien no vio al General Galtieri exaltado y aclamado por la gente en la plaza de Mayo “Si quieren venir que vengan… les presentaremos batalla” frase que lo inmortaliza a pesar de todo.
Y pasó el 2 de abril y se vinieron días fríos, largos y tristes. El hundimiento del “Belgrano” abriría una herida grande en el corazón de los argentinos, muertos y desaparecidos de todas las partes del país, desde ese 1 de mayo recién tomamos conciencia de que la guerra no se debatía con palabras y las acciones bélicas marcaron su derrotero.
Los medios masivos de comunicación hicieron lo posible para informar de la manera que les era impuesta sobre los combates y acciones llevadas a cabo, eso es normal, ocurrió con la Alemania nazi y con Estados Unidos en Vietnam; Argentina no sería la excepción y quizás sea un método menos doloroso después de todo.
Los argentinos debemos buscar la manera de no contradecirnos en todo, ¡si era necesario o no! ¡Si estábamos preparados o no! ¡Si eran chicos o no! , ya pasó y lo vivimos cada uno de nosotros desde el lugar que nos tocó y a los que fueron reconocerlos por su valor en el cumplimiento del deber exigido y que nos sirva para entender que la guerra nunca será por una causa justa sino por intereses de una de las partes.


Abril, el mes más cruel de todos.
Por Stéfano Puliafito

A 31 años de la Guerra de Malvinas


¿Qué puede decirse sobre Malvinas que no se haya dicho? Cualquier argentino, por más alejado de la realidad que se encuentre, sabe de qué estamos hablando cuando nombramos a ese (tristemente) famoso territorio.
Cada 2 de Abril se hacen más emocionantes los relatos de ex-combatientes y familiares de víctimas que se vieron afectados por un conflicto que los sobrepasó, pero no solamente a ellos, sino a todo un país entero. Un país manipulado por sus gobernantes y por los medios de comunicación, que durante todo el período del conflicto trataron de cubrir los destrozos de la guerra con titulares alegres, mientras que en las islas morían jóvenes que nunca en su vida habían usado un arma.
Cientos y cientos de madres levantaron el teléfono hace 31 años y escucharon la peor noticia que podían esperar. Hermanos, abuelos, tíos, primos, novias, todos se vieron afectados por una guerra que no tendría que haber sido. Por una guerra injusta, si es que existe la justicia cundo hablamos de guerra.
Hay quienes se ubican del lado “patriota” y tratan de darle sentido a todo lo que pasó; a la guerra como manera de defender a la patria. Pero en verdad la patria no necesita eso. La patria se nutre de vida, de valores, de amor. La patria SÍ se empezó a definir después de Malvinas, cuando todos se dieron cuenta que el camino para solucionar cualquier conflicto no es la guerra sino la diplomacia, el diálogo.
Parece paradigmático, pero el poeta inglés T. S. Eliot en su consagrado poema “La tierra baldía” (1922) hace alusión al mes de abril como el más cruel de todos los meses. Hoy, podemos retomar y hacer actual esa descripción. Abril nos recuerda a esa guerra que ojalá nunca se hubiese concretado, a los soldados de vocación que perdieron la vida, a los héroes que dieron todo luchando de manera despareja contra una potencia mundial; y especialmente, a todos aquellos que no eran soldados, que no tenían pensado ir a una guerra, y sin embargo, les tocó estar allí por cuestiones del destino. Jóvenes como uno, que tal vez nunca imaginaron todo lo que ocurriría después.
El legado de Malvinas es el recuerdo y la memoria. Es necesario y esencial siempre recordar lo ocurrido en las islas, pero a la vez trabajar en conjunto para nunca más caer en tal triste desenlace.

  
Siempre serán nuestros héroes
Por Florencia Martinez Romero

Hablar de las Islas Malvinas es recordar todo lo sucedido hace 31 años atrás. Es volver a ver angustia, tristeza y desolación por parte de quienes regresaron y en las familias de los damnificados. Son semanas dolorosas para todos los argentinos. En toda las instituciones del país recuerdan a los 649 hombres caídos en la guerra; quienes dieron sus vidas sin tener conocimientos sobre cómo luchar; quienes no contaban con las armas suficientes para defenderse; esos hombres que pasaron frío, hambre y que recibieron malos tratos.
Todo esto ocurrió por el conflicto entre la República Argentina y el Reino Unido. La dictadura argentina buscaba una solución favorable a sus intereses y solo consiguió un gran padecimiento. Es por eso que Argentina les debe mucho respeto a nuestros héroes. Aunque cuando regresaron lo tuvieron que hacer de manera sigilosa porque para la sociedad estaba mal vista la derrota.
Después de muchos años los ex combatientes lograron obtener su obra social y su pensión; sin embargo eso no les devolvió su entereza y sus amigos que fallecieron en aquel lugar. Los veteranos pueden mostrarse firmes, pero las heridas y los recuerdos siempre los llevarán con ellos. Siempre serán nuestros grandes héroes, ellos dieron todo de sí para defender nuestra nación.
En la actualidad todos los argentinos seguimos sintiendo que las Islas Malvinas son nuestras, es por eso que seguimos conmemorando y recordando a todos los compatriotas que dejaron todo por defender el pueblo.
Este es un hecho que vivirá por siempre en todos los argentinos y que pasará de generación en generación, perpetuando sentimientos que nunca se marcharán.



La guerra que no terminó
Por Rosario Coll


En el año 1982 el país argentino que seguía bajo el régimen autoritario militar, fue alertado por un anuncio: Argentina se confrontaría contra Inglaterra en un encuentro bélico por la soberanía de las Islas Malvinas.
Si bien los dirigentes argentinos ratificaron que se trataba de defender los derechos del pueblo, muy poco se sabía de las intenciones ocultas tras este acto de “patriotismo”.
En un país incomunicado entre sí, lleno de dudas y de asuntos ocultos por los medios de comunicación, la elección más fácil pasó a ser creer en los políticos que afirmaban estar defendiendo lo que les pertenecía, y solo eso.
Una vez iniciado el conflicto, se dispuso del “ejército” para movilizar las tropas a las islas un tiempo antes, ya que eso significaría una cierta ventaja sobre los ingleses; los invasores, los que serían derrotados en cuestión de meses. Nada estaría más lejos de esa realidad, no solo por las avanzadas técnicas militares muchas veces superior a la argentina, sino por sus recursos más adelantados y con los que contaban en gran cantidad. Se llegó a decir que los ingleses nunca alcanzaron a presentar toda su artillería. No fue necesario.
Los soldados de apenas 18 años fueron mandados a pelear por los intereses de un país, uno que tendrían que defender con toda su fuerza y capacidad, entrenamiento y experiencia. Un entrenamiento de apenas unos meses que no se compararía con los guerreros ingleses, con años de vivencias en batallas y conquistas.
La guerra fue una derrota total para Argentina, para los políticos que decían que la estaban ganando, para la gente, alentada a sacar su patriotismo a flor de piel para defender lo que era suyo, lo que era un derecho irrefutable, algo que no se podía cuestionar
Ahora, 31 años después de la tragedia, todavía se viven las consecuencias de las malas decisiones, todavía se siente la ausencia de los caídos, de los niños que fueron a luchar con lo único que tenían: su valentía y coraje. Su amor por la familia y el país.
La guerra de Malvinas continúa, no terminó, sigue en cada familia, persona y lugar afectado. Lo que deja miles de preguntas sin responder, pero una perpetuará por muchos años más en la mente de la generación que lo sufrió: ¿A qué costos el poder está dispuesto a sacrificar a su nación?

 


El capricho de unos pocos
Por Constanza Aquino


El pasado 2 de abril se recordó un nuevo aniversario del conflicto de Malvinas, en 1982. Los ingleses usurparon las islas en 1833, convirtiéndolas en una colonia y renombrándolas como Falkland.
Hace 31 años, la última dictadura cívico-militar planeó la guerra para poder “zafar” de la crisis que la Junta Militar vivía por aquel entonces. Con engaños convencieron y recibieron el apoyo de una sociedad ciega, que se dejó manejar como títeres.
Su egoísmo y perversidad eran tan grandes, que por supuesto ellos no arriesgaron su vida, sino que enviaron a jóvenes de 18 años que estaban realizando el servicio militar. Esos niños, que no sabían a lo que se enfrentaban, fueron enviados en forma obligada.
No les bastó con los 30.000 desaparecidos. Se robaron la vida de más de 600 soldados que murieron en combate, luchando con pasión por su patria. Miles de familias quedaron truncadas por culpa de estos nefastos hombres que sólo les interesaba seguir en el poder, destruyendo todo lo que tenían a su paso y mintiendo en compañía de la prensa, que los protegía.
La soledad, el frío y el hambre se transformaron en espectros que atacaban a “nuestros muchachos”, que de vez en cuando eran vencidos con la cálida carta de una madre amorosa, o una novia enamorada.
Ese capricho de mentes podridas, tan difícil de comprender, se lavó las manos al momento de ser derrotados en la guerra, culpó a miles de inocentes de su propio fracaso, y en vez de traerlos como verdaderos héroes, los hicieron regresar por la puerta trasera, escondidos como ratas.
Taladraron sus pensamientos, los mataron en vida. Cuántos sueños perdidos que el mar y el viento se llevaron.
Por eso en este nuevo aniversario, tratemos de reescribir la historia, luchando por los verdaderos defensores de nuestra patria. Porque las Malvinas son y serán Argentinas.
 


La historia que queremos deshacer

Por Candela Sandoval


Según el uti possidetis iure (del latín, ‘como poseías de acuerdo al derecho, poseerás’), es decir, según el principio internacional de derecho, reconocido entre países latinoamericanos al independizarse de España, el poder de todos los territorios que constituían hasta el 25 de mayo de 1810 el Virreinato del Río de la Plata correspondería a Argentina como estado sucesor. Entre ellos, las Islas Malvinas. Sin embargo, actualmente, y desde hace ya 31 años, desde los 74 días de guerra, desde los 566 muertos totales, desde los 74 desaparecidos, las Malvinas siguen siendo las Falkland Islands, a pesar de los numerosos pedidos pacíficos de negociación.
Ya son sabidas las razones que impulsaron la lucha ciega de los argentinos a recuperar este territorio. Son sabidos los motivos, que generaron en la idea de unidad nacional que la Junta Militar pretendía el quiebre interno general, y el quiebre personal de cada combatiente. Y es por eso que hoy los recordamos. Tal vez, el homenaje que se celebra cada 2 de abril no significa mucho para los que impulsaron la guerra. Tal vez, no signifique nada más que un recordatorio de su superioridad para los ingleses. Pero, ¿qué significa para aquellos sobrevivientes, para las familias de los que no volvieron, y para nuestro país hoy en día?
¿Significa no rendirse? ¿Significa pelear por los que pelearon? ¿Significa añadir más territorio, combatir el imperialismo, “ajustar cuentas”? ¿Significa, quizás, encubrir, de la misma forma que en 1982 se hizo, la situación interna de nuestro país, con el mismo lema de unidad?
No lo sabemos. No lo sabremos tampoco aún, porque la historia es la única capaz de demostrarlo, y para ello, tal vez debamos esperar otros 30 años. Pero la lucha continúa, y el ferviente deseo de reconocimiento, de no sentir que fue en vano, de respeto a los caídos, renace cada abril, y cada vez con más fuerza.
Queremos que las islas sean las Malvinas, así como queremos que los militares acusados de genocidio durante la última dictadura sean procesados. Queremos recuperar los años de violación a los Derechos Humanos. Queremos rehacer nuestra historia, y, como no podemos, queremos modificar sus consecuencias. Queremos lo que siempre debimos tener. Como corresponde. 


La herida que nunca cerrara
Por Carolina Padilla

El 2 de abril de 1982 bajo un gobierno de facto comandado por el General Leopoldo Galtieri, desembarcaron tropas argentinas en las Islas Malvinas, con un solo objetivo, recuperarlas.
Fue así como Argentina sufrió uno de los mayores golpes en su historia, miles de ciudadanos vivieron con total incertidumbre todo lo acontecido, siguiendo a cada instante todas las noticias referidas al hecho.
Las vidas que la guerra se cobró fueron la marca que quedó en cada uno de los hogares, los que hoy recuerdan a un familiar, amigo, conocido o vecino.
Los actos en conmemoración a tan cruel acontecimiento cada año se hacen más duros. Hoy en día hablar de la Guerra de Malvinas, es preguntarse si realmente fue necesario llegar a tal decisión, ¿Necesitábamos los argentinos esas islas?, ¿Qué se esperaba hacer en ellas? ¿Se estudió algún otro plan o solo fue una decisión arrebatada de poder?
Muchas vidas se perdieron y muy pocas fueron las respuestas, solo el dolor de esas familias que vieron perder un ser querido, son las anécdotas de horror y tristeza que se escuchan en cada aniversario.
Después de 31 años, Argentina se encuentra viviendo en un estado democrático, las negociaciones para recuperar las islas se hacen cada vez más fuertes pero a la vez más difíciles, siempre tratando de llegar bajo la forma diplomática, pero con las mismas trabas e incertidumbre que años atrás.
Lo que ninguno de los dos gobiernos hizo fue dar un reconocimiento moral y económico a aquellos ex combatientes que participaron en los hechos, nunca se pudo lograr un compromiso formal por parte del estado para con aquellos, y eso se ve reflejado día a día con distintas agrupaciones de ex combatientes reclamando su derecho, peleando por un subsidio o pensión; 31 años de vivir con las sombras de aquella guerra que los marcó de por vida y les quitó la vida en vida.




3 comentarios:

  1. Muy interesante el artículo de la Guerra de Malvinas titulado UN PASADO MUY PRESENTE por ANALIA ORELLANO, dejando un mensaje muy importante para el lector. FELICITACIONES..!!!!

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  2. Seria bueno que los que opinan no abriguen sentimientos e intereses diferentes que la grandeza de la patria y se despojen de arbitrariedad

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  3. YO ME OFRECI VOLUNTARIO Y COMO TENIA UNA BEBE DE AÑO Y MEDIO NO ME QUISIERON RECLUTAR - MI FAMILIA DIJO QUE ESTABA CHIFLADO.
    CUANDO A UN HOMBRE SE LE ORDENA PELEAR HASTA MORIR - SU OBLIGACION ES CUMPLIR CON SU DEBER Y CON LA ORDEN QUE HA RECIBIDO - NO PUEDE RENDIRSE O RETROCEDER - NO PUEDE ENTREGAR SUS ARMAS - SU BANDERA O CEDER EQUIPO Y POSICION - ES VENCER O DESAPARECER - ES SEGUIR VIVO O MORIR EN EL EVENTO - Y CUALQUIER LUGAR ES BUENO CUANDO DE LA PATRIA SE TRATA - CALOR - FRIO - HAMBRE - LLUVIA - HIELO - TODO ES IGUAL CUANDO LA CONSIGNA ES UNA SOLA - LOS SOLDADOS QUE LUCHARON EN MALVINAS ESTUVIERON DIRIGIDOS POR INEPTOS Y COBARDES QUE ARENGARON A LAS TROPAS CON ALARDES GARIBALDINOS PERO QUE AL PRIMER DISPARO HUYERON A SUS CASINOS - QUE EN PRIMERA LINEA LOS INSULTABAN O MALTRATABAN ANTE ERRORES O RETRASOS PROPIOS DE COMBATE - EL EJEMPLO DEBEN DARLO LOS CUADROS DE OFICIALES Y SUB-OFICIALES - NO SE PUEDE EXHORTAR A COMBATIR HASTA EL ULTIMO CARTUCHO Y DESPUES FIRMAR UNA RENDICION - ERA ESE EL MOMENTO DE HACER VER AL RESTO DE LA HUMANIDAD QUE LOS ARGENTINOS A PESAR DE NUESTRA INFERIORIDAD TECNICA Y NUMERICA NO IBAMOS A ABANDONAR LO QUE ES TOTAL Y ABSOLUTAMEMTE NUESTRO // EL MUNDO HUBIERA TENIDO HACIA LOS ARGENTINOS OTRA VISION Y POSTURA SI EN MALVINAS TODOS HUBIERAN QUEDADO COMO UN SIMBOLO INMORTAL DE VALOR.

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