jueves, 23 de octubre de 2014

Entrevista al Ex – Ministro de Defensa Horacio Jaunarena

Por Graciela Rivero
Jaunarena fue ministro de Defensa del gobierno de Alfonsín
La proximidad a la Base Naval Puerto Belgrano motiva que, muy a menudo, las actividades de la Armada aparezcan en la agenda puntaltense. Pero esta vez quisimos ir un poco más lejos. Nos interesamos por lo que ocurre a nivel de Ministerio de Defensa y, para ilustrarnos sobre el tema, recurrimos a un referente político en el tema: el Dr. Horacio Jaunarena (Pergamino, 1942-).

Abogado de la Universidad de Buenos Aires, fue Subsecretario, Secretario y luego Ministro de Defensa entre los años 1983 y 1989 durante el gobierno de Raúl Alfonsín. Electo Diputado Nacional por la provincia de Buenos Aires en el año 1993 y nuevamente en 1999, fue autor de la Ley de Reestructuración de las Fuerzas Armadas. Ocupó el cargo de Secretario General de la Presidencia desde el 2000 al 2001 y Ministro de Defensa de Fernando de la Rúa en este último año. Entre 2002 y 2003 fue Ministro de Defensa de Eduardo Duhalde una vez más. Ha dictado conferencias de su especialidad en el país y en el exterior (Estados Unidos, Alemania, España y Chile). Fue asesor del gobierno de Nicaragua para la creación de su Ministerio de Defensa. También ha sido profesor y Director del Instituto de Investigaciones de la Escuela de Posgrado “Ciudad Argentina” de la Universidad del Salvador desde 2007 hasta 2010. En 2011 publicó la primera edición del libro “La casa está en orden”, memoria de su gestión como Ministro de Defensa para lograr la  reinserción de las Fuerzas Armadas en el orden constitucional, durante y después de la transición hacia la democracia.  

El Dr Jaunarena se encontraba en su estudio cuando recibió el llamado de PeR. A pesar de no sentirse muy cómodo con la idea de realizar la entrevista en forma telefónica, puesto en conocimiento de que no habría, por el momento, otra forma de llevarla adelante, accedió muy gentilmente a concedérnosla sin previo aviso. Como no podía ser de otra manera, al tener acceso al diálogo con un hombre clave en la historia de nuestro país, aprovechamos para pedirle algunas opiniones sobre cuestiones políticas de actualidad.

PeR:      ¿Qué Fuerzas Armadas cree Ud. que necesita el país?
Dr. HJ:   El país necesita Fuerzas Armadas preparadas y abastecidas como para poder cumplir con su misión primaria, esto es la custodia de la libertad de los habitantes, la defensa de nuestra integridad territorial, y la protección de nuestros recursos naturales. 

PeR:      Por lo que he podido ver en entrevistas recientes, Ud. está al tanto sobre el actual estado de las fuerzas y sus medios. ¿Cuáles son sus apreciaciones al respecto?
Dr. HJ:   El estado de los medios es el mismo o aún más preocupante que el que los propios Jefes de Estado Mayor de las Fuerzas le manifestaron a la Ministra de Defensa  en el año 2008. Allí el Jefe del Ejército le manifestó que la Fuerza estaba imposibilitada de cumplir con la misión principal que por ley tiene asignada y que estaba en un desequilibrio por defecto con respecto a las Fuerzas Armadas de Brasil y Chile. Los recursos asignados a las Fuerzas no son los suficientes como para mantener la operatividad de sus medios y, como es lógico e irremediable, el paso del tiempo agrava cada día más la situación.

PeR:      He tenido oportunidad de hablar con militares de distintas jerarquías y todos ellos coinciden en que Ud. fue uno, si no el más idóneo entre los Ministros de Defensa que la Nación ha tenido. ¿Qué condiciones debe reunir una persona para desempeñarse como Ministro de Defensa? ¿Tiene algo que ver la edad?
Dr. HJ:   Es requisito indispensable que el funcionario conozca el problema de las Fuerzas Armadas; si no se tiene real dominio sobre este tema, mal se puede pretender obtener  resultado alguno. Indiscutiblemente, una excesiva juventud, podría ser una desventaja, pero nada que no pueda resolverse con dedicación y profesionalismo. De hecho, yo tenía 42 años cuando asumí como Subsecretario de Defensa y pude llevar adelante mi cargo. En ese momento no contaba con experiencia en el tema pero me avoqué, desde el primer día, a investigar la historia de esa cartera desde su creación y me reuní con tantos entendidos en la materia como fue necesario para adentrarme en la problemática militar. Dialogaba sin prejuicios con militares y civiles que estuvieran en el tema. En realidad uno debe nutrirse con la experiencia de otros que hayan pasado o pensado en el tema, y en general siempre encontré gente que, de buena fe, me asesoraba. Por esos días, en que se hacía imperiosa la necesidad de un control civil sobre las fuerzas, como consecuencia de un corto ejercicio de la democracia, frecuentemente interrumpido por los golpes de Estado, había muy pocos civiles que hubieran estudiado la temática mientras del otro lado había militares que no confiaban en la conducción civil; de modo que la situación era problemática.

PeR:      En algunos países han ocupado ese puesto militares retirados.
Dr. HJ:   Sí… Pero a mí no me parece lo más adecuado. ¿Sabe qué pasa? Si se delega la tarea en alguien que fue parte de las Fuerzas, nos estamos arriesgando a que sus decisiones se vean atravesadas por su cercanía con la rama a la que perteneció. Decididamente el Ministerio de Defensa debe estar en manos de un civil que conozca la problemática y esté en condiciones de resolver sobre las distintas alternativas que se le proponen.

PeR:      Los ciudadanos tenemos la percepción de que nuestros gobernantes no obran de acuerdo con planes a largo plazo. Da la sensación de que cuando un gobierno sube al poder todo lo que hizo el anterior no sirve. Usted que estuvo del otro lado ¿qué nos puede decir?
Dr. HJ:   Sí, esto es así, lamentablemente la dimensión de los problemas que debemos enfrentar son de tal magnitud que hay que buscar acuerdos que trasciendan a un partido o a un candidato, es decir, no sólo hay que ganar una elección, hay que construir gobernabilidad y eso se logra con acuerdos de la naturaleza que he señalado. Mientras se sigan tomando medidas en un absoluto hermetismo y sin tener en cuenta otros puntos de vista, es prácticamente inevitable que una nueva gestión quiera aplicar su propia impronta y estaremos dando vuelta y comenzando siempre de nuevo.

PeR:      ¿A qué atribuye el hecho de que la gente crea que no se puede ser político sin caer en la corrupción? El típico: “Yo en política no me meto”, implicando que se trata de algo deshonesto. ¿Cómo se combate la corrupción?
Dr. HJ:   El político es producto y reflejo de la sociedad de la cual surge. Si la sociedad tolera la corrupción por aquello que roba pero hace la situación, no tiene solución. Pero el problema no alcanza solamente a la clase política, se suman los empresarios, los dirigentes sindicales y también los periodistas y los militares. También en todas las áreas hay gente honesta y de buena voluntad. Es necesario que la sociedad se involucre y reclame transparencia, mire con atención lo que hace la justicia, cómo investiga y reclame que las causas se sustancien. Y que premie con su voto al honesto y rechace al corrupto. Por otra parte, no se olvide que por cada corrupto hay un corruptor, yo creo que corrupto y corruptor deben ser sancionados con la misma vara.

PeR:      En la página 79 de su libro “La casa está en orden”, en la nota al pie se lee: “(…) la tarea de aquellos que quieren hacerle llegar los datos de la realidad, por más importantes que sean, se torna cada vez más ardua”. ¿Se podría decir que algo de eso está pasando cuando encontramos que el discurso oficialista no se condice con la realidad de todos los días?
Dr. HJ:   Si, una característica de  los que ejercen el poder es una tendencia a rodearse con los incondicionales que sólo sirven para hacerle creer al que manda que nunca se equivoca y que todos los que no están de acuerdo quieren dañarlo. Un buen dirigente tiene que saber eso y no caer en la trampa. 

PeR:      Hoy escuchaba en la radio que al momento sumarían 15 los candidatos a presidente, cuando en otros países el número suele ser mucho menor. ¿Qué reflexión le merece que suceda esto en la Argentina?
Dr. HJ:   No es un buen indicador. Esta fragmentación lleva a una irremediable pérdida de influencia y poder de cada partido político. Mientras más se dividan los esfuerzos, menores serán las probabilidades de lograr objetivos a nivel nacional. Insisto en que hay que sentarse a pautar acuerdos.

Llevamos 3 décadas de ejercicio ininterrumpido de la democracia. Tenemos un país rico, tanto en recursos naturales como humanos. ¿Habremos aprendido lo suficiente como para elegir gobernantes que piensen en desarrollar políticas de Estado que den sentido al quehacer nacional?


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