lunes, 10 de noviembre de 2014

Los niños y sus planteos filosóficos


Por María Cristina Gallo
 
Buscando e indagando conceptos en las rondas
Un sábado al mes, en la Asociación Bernardino Rivadavia de Av. Colón 31 de nuestra ciudad, en la Sala Infantil, se desarrolla el ciclo “Filosofía con los Niños en la Biblio”. Estos encuentros están coordinados por María José Montenegro y van dirigidos a niños de entre 6 y 12 años. Se realizan desde el 2012 y están abiertos a todo público y con entrada libre y gratuita.
Majo es integrante de un proyecto de extensión de la Universidad Nacional del Sur y egresada de la misma. Participa de la “Red Institucional de Filosofía con Niñ@s y Adolescentes” que reúne cerca de 30 instituciones educativas, públicas y privadas, en los tres los niveles de la jurisdicción provincial y nacional y dos sedes de inspectores provinciales, todas de Bahía Blanca.
 
En estos encuentros, niños de entre 6 y 12 años se reúnen para pensar, escuchar, dialogar, divertirse, ¡filosofar!. Previamente planificada, la rutina comienza con todos sentados en ronda y utilizando un disparador, que a veces puede ser un video, un cuento, una canción, imágenes, una poesía, algo que los invite a pensar. Luego se toman palabras y se comienza la búsqueda de conceptos. Así se puede empezar a hablar, por ejemplo, sobre el pensar, el amar, el jugar, etc. La lechuza, un juguete de fieltro, va dando el turno a los participantes quienes escriben palabras relacionadas en un papel que luego son leídas. La ronda es un recurso importante ya que los participantes pueden mirarse a los ojos. Aparecen las preguntas tales como: ¿para qué sirven las palabras?, ¿qué palabras les gustan?, ¿cuáles les disgustan y porqué? Diferenciándose la palabra del objeto e indagando quién es el que tiene el poder ¿la palabra o quién la dice? Se escuchan las ideas y se las retoma para que el grupo las debata. Luego, entre todos, se hace un trabajo de cierre para compartir; por ejemplo, pueden ser dibujos sobre los temas elegidos y se les pregunta qué fue lo que más les gustó. Así, cada chico participa desde el lugar que tiene ganas; a veces de escuchar, de hablar, de opinar. Claro que la dinámica de los encuentros es diferente, porque como cuenta Majo, si bien tiene su planificación también trabaja con la improvisación porque los chicos que concurren no se conocen, ni conocen el ámbito y hay diversidad de edades. Por último, la Biblioteca realiza el sorteo de un libro entre los niños presentes.
 
Majo Montenegro, coordinadora del taller
Durante las sesiones, algunos de los niños se muestran desinhibidos, otros más retraídos. Pero la tarea de la coordinadora, justamente es la distribución equitativa de la palabra, la moderación del diálogo, la estimulación a los más callados para que emitan sus opiniones y regular que los más extrovertidos den espacio a la palabra de otros.
 
Majo explica que participa de "Filosofía con niños, niñas y adolescentes: Hacia la configuración de nuevas prácticas de articulación en el espacio público educativo", un proyecto de la Cátedra de Didáctica Especial de la Filosofía del Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional del Sur que se viene desarrollando en Bahía Blanca y zona de influencia desde fines de 2005. Es un trabajo gratuito que realizan alrededor de quince profesores egresados de la U.N.S. en proyectos institucionales y áulicos, brindando formación, asesoramiento/acompañamiento e investigación A veces trabajan con los maestros y profesores de las escuelas, las asesoran y coordinan la indagación filosófica o hacen registro. La idea es que luego lo hagan solos en su grado o curso. También han participado en proyectos de voluntariado y jornadas de filosofía con niños. Esto implica un cambio de mentalidad, una nueva forma de trabajar con los chicos. Como dicen en la Cátedra: “El asombro, la curiosidad, el cuestionamiento, la reflexión, la indagación son puestos en práctica, tanto por niños como por filósofos. Hacer filosofía con niños, niñas y adolescentes es atender esas actitudes espontáneas propiciándole un ámbito adecuado para que se desplieguen. No se trata de introducir en los niños algo extraño a ellos, sino de acompañarlos en el desarrollo de algo que ellos mismos generan a través de una forma privilegiada, el diálogo”.

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