lunes, 4 de abril de 2016

Opinión: Malvinas, argentinas

A 37 años de la Guerra de Malvinas, conmemoramos el Día del Veterano y de los Caídos en Malvinas en honor a todos los héroes que pelearon y lucharon en las Islas.
Una nueva oportunidad para reflexionar como argentinos sobre todos aquellos que han dado la vida por recuperar nuestras tierras.
A continuación, los invitamos a leer las producciones de los alumnos de 2º año de la Tecnicatura en Periodismo y Emprendimientos de la comunicación sobre la Gesta.


PeR Punta Alta

Olvidar, yo sé bien que no podes
Martin Julia

Pasan los años y aun hoy resulta difícil para el sentimiento nacional olvidar una fecha tan oscura de nuestra patria: la guerra de Malvinas.
37 años transcurrieron de aquel fatídico 2 de abril de 1982, en donde muchos jóvenes inexpertos fueron engañados y obligados a marchar en defensa de la soberanía nacional. ¿No es acaso utópico pensar que, con tan corta edad y sin ningún tipo de experiencia militar, sean enviados a un lugar totalmente desconocido y con armas que, a duras penas, disparaban? O plantear simplemente lo duro que podía llegar a ser para sus mentes prematuras la muerte de un compañero a raíz de un combate, o vivir en el atrincheramiento de sus habitaciones en donde la soledad, el humo y las penumbras serían sus únicos compañeros en las largas y frías noches. Despertares de ultratumba sacudiendo el plexo de los que allí descansaban, la alarma que no sería más que una bomba o un tiroteo, la intranquilidad de no saber si se despertarían, o si ese pestañeo sería el último que darían, son graves y pesados pensamientos que obligan a una fuerza de memoria colectiva.
Sin embargo, estas líneas no buscan “meter el dedo en la llaga”, sino que busca eliminar la inconsciencia y la poca seriedad con la que es tratado un tema tan sensible. No hay que agregar más a lo que ya está dicho sobre las Malvinas, pero si hacer especial hincapié en el respeto a una fecha que aun golpea a la gran mayoría de los argentinos. Es para mí un honor poder redactar esto, sentirme elegido para transmitir un sentimiento nacional y mandar estas humildes palabras a nuestros excombatientes. Por los que vinieron y por los que se quedaron patrullando las noches nebulosas, PROHIBIDO OLVIDAR. 



El enemigo que creó otro enemigo
Martin Salgues

Durante la última etapa de los militares en el gobierno, éstos estaban perdiendo poder y prestigio, además de estar cambiando de “presidente” debido a varias peleas internas y desacuerdos, pasando de Videla a Viola y después a Galtieri. Este último era Teniente General. Mientras estuvo en el gobierno la economía decayó, causando una depresión económica que llevó al cierre de industrias como Citroën y al recorte de personal. Con un país sumido en una crisis a nivel social, debido a la prohibición de cualquier actividad democrática y a la fuerte censura, los militares estaban desesperados, tarde o temprano tenían que abandonar sus cargos políticos si no encontraban el apoyo del pueblo argentino.
A Galtieri se le ocurrió utilizar el nacionalismo y fuerte orgullo patriótico que fue cosechado en el país desde inicios del siglo XX mediante la escuela, que fomentaba los símbolos patrios y el sentimiento de Nación. La recuperación de las Islas Malvinas, que estaban bajo dominio inglés hacía casi 150 años, parecía la solución a toda esa oposición que se había creado, era la manera de poner fin al descontento de la gente y a las diversas protestas que se llevaban a cabo en las calles y que, debido a la falta de democracia, siempre terminaban en represión y cientos de heridos. Fue así como el verdadero enemigo inventó un enemigo. 
Aunque las Malvinas sean argentinas por diversas razones tanto geográficas como diplomáticas, este era un conflicto que se pudo haber resuelto de una manera totalmente distinta y mucho más pacífica, mediante el diálogo, sin la necesidad de mandar a morir a miles de jóvenes, quienes fueron víctimas de un Estado negligente, que más tarde, trató de lavarse las manos, para que así, en vez de enojarnos con aquellos tiranos que movían los hilos de una triste Argentina, en la que solo nos mostraban su versión de los hechos, tan solo sintiéramos furia y enojo hacia un supuesto enemigo extranjero que nos sacaba nuestras tierras, cuando realmente, había dictadores en nuestro país que nos estaban sacando lo más importante que teníamos, la democracia.



Una guerra que no debió ser
Santiago Robbio

Fue el día 2 de abril de 1982 cuando las tropas de la milicia argentina desembarcaron en las Islas Malvinas para reclamar la soberanía nacional sobre el territorio y expulsar a los ingleses, quienes las ocupan desde el año 1833.
El contexto político en la Argentina era sumamente delicado. Luego de 6 de años de dictadura militar, se vivía una tensión social enorme, con un terrorismo de estado sin precedentes, desaparecía gente constantemente y la represión y censura que el Estado aplicaba era repudiada cada vez más por el pueblo.
Cuando la situación no daba para más y el país estaba a punto de estallar, el gobierno militar tomó la decisión de invadir las Islas inclinando a la opinión a su favor, poniéndola en contra de un enemigo común, luego de interpretar que el Reino Unido mostraba desinterés en las mismas basado en algunas políticas de reajuste económico y militar impuestas por el gobierno británico. La milicia argentina envió un grupo militar de infantes de la Marina y Ejército a una operación que, creían, no se encontraría con mayor resistencia por parte de los locales de las islas.
El dictador Leopoldo Galtieri dio la orden y el desembarco inicial fue un éxito, la toma de las islas pareció por un momento que llevaría a la recuperación de la soberanía argentina. Pero el gobierno británico respondió movilizando 30.000 miembros del ejército, además de conseguir el apoyo de E.E.U.U., Comunidad Económica Europea, la Mancomunidad Británica de Naciones, la OTAN y la ONU.
Luego de dos meses y muchas batallas transcurridas, el 14 de junio de 1982 se firma la rendición argentina y la guerra acabó en favor de Inglaterra quien recuperó la posesión de las islas. El ejército argentino sufría, al final de la guerra, de una inferioridad numérica y armamentística frente a un ejército mucho mejor preparado y suministrado.
El fracaso en el conflicto resultó devastador para un gobierno militar que estaba completamente debilitado incluso antes del inicio de la guerra, Galtieri fue depuesto y un año después se llamó a elecciones democráticas por primera vez desde el golpe de estado del 24 de marzo de 1976.

Son Nuestras
Por Alejandro Silva

El conflicto armado en las Islas Malvinas fue un antes y un después en la forma de pensar de las personas acerca de sus gobernantes y las decisiones que tomaron en esos meses.
Por un lado, la directiva que ordenó a los jóvenes de la Armada participar en la guerra hablaba de la inexperiencia de sus comandantes. Los muchachos soportaron hambre, frío y soledad. Muchos recibieron la recompensa final de volver a casa con sus familias, otros, en su mayoría, vieron morir a sus compañeros. Los más desafortunados no pudieron contarles a sus familias sus vivencias, ya que sus espíritus quedaron en las islas.
Por otro lado, la diferencia entre un país y otro en cuanto a recursos, personal y armamento. El estado de las FFAA argentinas era deplorable y estaba claro que evitar el conflicto hubiese sido la mejor opción.
Por último, destacar el lamentable papel de la prensa. Papel que se puede resumir en una palabra: Mentiras. Influenciados por interés políticos, los medios de comunicación masivos nacionales pintaban un panorama tan esperanzador como ficticio: Argentina era, hasta cierto momento, la vencedora en la guerra y estaba haciendo retroceder a la Marina inglesa.
A pesar de estas decisiones y del terrible desenlace del conflicto armado, uno puede estar seguro que en caso de preguntarles a un argentino sobre las Islas Malvinas, todos coincidiremos en lo mismo: son nuestras. 


Más que combatientes, son héroes de la patria
Por Franco Lopez

Hoy se cumplen 37 años desde que ellos desembarcaron en las Islas Malvinas. Eran jóvenes y con las mentiras de una victoria ficticia, los motivaron para embarcarse con el fin de defender aquello que juraron salvaguardar con su alma y corazón, que tanto aman: su patria. 
Hay algo que ningún de los 23 mil héroes argentinos sabía, que la victoria era una falacia y que les esperarían dos meses y medio de pura sangre, dolor, sufrimiento, llano, hambre, pérdidas y que algunos lamentablemente seguirían perseguidos por los trastornos de la guerra.
Los llamo héroes a cada uno de los argentinos que fue fueron a esa maldita guerra por culpa de un gobierno de facto porque pusieron el pecho y su vida para defender a la Nación porque tuvieron la valentía de soportar ese infierno. Es algo que nunca tenemos que olvidar a nuestros héroes y darles el respeto que se merecen, a los que están y a los que no les doy las gracias por ser tan fuertes y valientes. Y también les pido perdón por todo lo que sufrieron. Que vivan nuestros héroes argentino!



Un poco de memoria
Por Damián Baumgartner

Hoy se conmemora en Argentina el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. Una fecha, sin duda, muy especial que nos toca en lo más profundo.
Mucho tiempo pasó y poco a poco se fue perdiendo la memoria, el dolor y hasta el respecto. Esto se ve reflejado con mayor claridad en los más jóvenes, en las nuevas generaciones. Es triste ver actitudes, consiente o inconscientemente, de poco patriotismo. Ir caminando por la calle y cruzarse a alguien con una remera que tiene la bandera inglesa en el pecho no debería ser común. Estar en una escuela, más precisamente en un acto, y que no solamente no entonen el himno nacional, sino que se rían o hablen en dicho momento es no tener respeto. Respeto por ese pibe que con 18 años y sin saber manejar un arma, fue a la guerra y nunca volvió. Respeto por esas familias que nunca volvieron a ver a su ser querido. Respeto por esos cuerpos que aún quedan por identificar.
Un poco de memoria chicos, cuidemos nuestro país. Cada uno desde su lugar, amemos nuestra bandera, conozcamos nuestra historia y respetemos a los veteranos de Malvinas. 



La Guerra de Malvinas
Por Solange Anconetani

El 2 de abril es una fecha de suma sensibilidad para el pueblo argentino, en donde se recuerda la muerte de muchos jóvenes soldados que no tenían idea alguna de cómo manejar un arma, y el dolor de no recuperar aquellas islas que desde Rosas nos fueron usurpadas por los británicos. 
Durante este período, la Argentina está siendo manejada por un gobierno de facto que ya estaba desequilibrado internamente, teniendo al frente a Galtieri, quien se jactaba de tener como “amigo” al presidente de turno de los EE.UU
La guerra se organizó con el objetivo que el pueblo argentino no se sublevara contra el gobierno militar. Haciéndoles entender que lucharían por ese territorio tan disputado. Una táctica muy mal organizada ya que se perdieron muchas vidas por su mal equipamiento contra el frío, sin contar que no poseíamos un ejército entrenado correctamente. No era nada en comparación a la flota británica.
Pero no solo fallaron por lo antes mencionado, sino por otros factores más. La comunicación era casi inexistente. Un ejemplo claro es lo ocurrido con el buque de guerra General Belgrano. Según fuentes directas, el Belgrano estaba completamente desinformado de lo que ocurría en el choque armamentístico, por lo que no es de extrañar que no hayan visto venir el presunto ataque submarino. Otro de los factores que desfavoreció la presencia del buque fue la tecnología. Era un navío viejo y no poseía radares que detectaras los submarinos modernos.
En lo que al territorio argentino respecta, la comunicación con el pueblo no era nula pero sí una mentira. El pueblo pensaba que, por los informes periodísticos, estaban triunfando contra los ingleses, que el sacrificio de esos miles de soldados inexpertos “valdría la pena”. Pero no. Todo era una mentira organizada por el gobierno militar para tener a os argentinos bajo el yugo y que no se revelasen. 


Día del Veterano
Por Vanesa

En el marco de cumplirse 37 años, se recuerda el 2 de abril de 1982 cuando Argentina entró en guerra con Gran Bretaña por la soberanía de las Islas Malvinas. Ese día las FF.AA desembarcaron en las Islas con el objetivo de recuperar el territorio arrebatado y usurpado por fuerzas británicas en 1833.
En cada pueblo y ciudad de nuestro país se realizan actos de honor a aquellas personas que lucharon y dieron su vida, movilizados por sus ideales y amor a su país.
El 2 de abril, los argentinos se despertaron con la noticia de que las islas habían sido recuperadas por un sorpresivo desembarco de tropas del ejército, como muestra de soberanía. Vale destacar que el objetivo principal de las fuerzas no solo fue recuperar las Islas, sino también desviar el foco de atención de una población golpeada por años de dictadura. En una acción “patriótica”, la junta militar buscó lograr el apoyo de todos los sectores de la sociedad.
A pesar de la superioridad de las tropas inglesas, los saldados demostraron el valor, la fuerza y el sacrificio luchando con el cansancio por la soberanía nacional. 
A pesar de los errores políticos y militares de los gobernantes, los soldados dieron su vida en defensa de los valores y de la soberanía nacional siendo en la mayoría muy jóvenes.
Nuestros soldados, que fueron alistados de forma obligatoria y otros que lo hicieron voluntariamente, fueron mantenidos en precarias condiciones durante los meses en que se produjo la guerra. La falta de comida, de armamento, de comunicación, de directivas claras y precisas, fue moneda corriente para una misión de semejante calibre.
Actualmente, la disputa por estas tierras se realiza de manera diplomática y forma parte de las agendas en cumbres presidenciales en la que varios países latinoamericanos y del mundo adhieren al reclamo argentino por la soberanía de las Islas Malvinas.



2 de abril
Nicolás Conti

El día que el Estado Argentino mandó a la guerra a los jóvenes. Ellos jugaban a la pelota o comenzaban sus estudios, para poder llegar a algún lugar en la vida, sin pensar que de un día para el otro los mandarían a combatir contra los ingleses. Los reclutaron a partir de los 18 años de edad sin importar si sabían hacer algo o no, así como así los llevaron a su suerte. Sin saber cómo portar un arma, ni siquiera estrategias para organizar un contraataque, lo mínimo.
Viendo como aquellos compañeros o amigos del barrio morían a su lado, sabiendo que el próximo podría ser él o su otro amigo de toda la vida. 
Sin embargo ellos dieron todo por recuperarlas a pesar de sentir mucha hambre y frio. En Buenos Aires, se organizaban las madres y otros grupos de la sociedad para enviarles cosas a los chicos. Alguna que otra novia aprovecha a mandarle una carta de amor, chocolates para superar el hambre y frazadas para pasar el frio. Pero ellos también fueron engañados por el Estado. Estas cosas nunca llegarían a sus manos y poder calentar ese corazón que estaba en sufrimiento.
En los medios de comunicación, Galtieri vendía humo diciendo que la guerra la íbamos ganando cuando en realidad no era verdad y miles de corazones se ilusionaron, y pensaron “volveré a ver a mi hijo”. Pero tristemente en algunos casos no fue así. Solo algunos lograron volver para contar tanto su historia como la de sus compañeros.
Entonces ¿Qué es el 2 de abril?, el día para recordar a los veteranos y a los caídos en Malvinas. 


UNA GUERRA QUE SIGUE DOLIENDO
Juan Tejerina 

Todo lo que empieza termina, aunque parece una frase hecha y desgastada, es la pura realidad. Pero no se puede negar que cada vivencia o momento tiene sus secuelas, sus recuerdos, ya sean de forma positiva o negativa. 
Se acerca una nueva fecha, otro 2 de Abril, ese día el cual hace reflexionar y pensar a todo un país entero por lo ocurrido hace 37 años exactamente. Recuerdos que lastiman, no sólo por el hecho de no haber podido lograr defender con lo necesario lo que es nuestro, sino también por las consecuencias que trajo todo esto, todo lo que se tuvo que atravesar en una guerra en vano, sin sentido.
Cada adolescente siendo obligado a pelear sin saber cómo ni teniendo las condiciones necesarias, duele. Cada persona perdida, duele. Todas esas familias afectadas por la pérdida de un hijo, nieto, sobrino o familiar, duele. Los que pelearon y supieron sobrevivir, o más que supieron, diría que tuvieron un ángel aparte que los cuidó, pero que aún no puede sanar ese temor latente, el trauma que atormenta sus vidas. Todo este dolor, se lo debemos a un grupo de gente inoperante, incompetente, ciega, que sólo pensaba en lo suyo, en su orgullo, como siempre. Porque a ninguna persona cuerda en este mundo se le ocurriría mandar a una guerra a adolescentes sin experiencia, sin conocimiento alguno de lo que podían llegar a enfrentar, tratándolos como ratas de laboratorio experimentando con ellos. Pibes con tantos sueños por cumplir, con una vida por delante llena de momentos por vivir, quitándoles su derecho a vivir, a ser felices, quitarles a esas familias a un ser querido sin ser explicación alguna, como si fuese una especie de sorteo. Porque eso parece haber sido, un triste sorteo final. Tristísimo.





PeR Médanos 2016
La cuestión Malvinas: un reclamo latinoamericano
Por Lautaro Peñaflor

Un nuevo 2 de abril nos convoca al pensamiento introspectivo de nuestra historia reciente. El aniversario del desembarco de las tropas argentinas en las Islas Malvinas, para dar comienzo a la “Guerra de Malvinas”, es una buena oportunidad para detenernos a pensar algunas cuestiones. 
Sobradamente hemos leído, escuchado y reflexionado en los últimos años respecto a la bestial e imperdonable decisión de Leopoldo Galtieri y quienes formaban parte de su gobierno de facto, de iniciar un conflicto bélico en las Islas Malvinas. En principio, porque la guerra es injustificable (algo de lo que, solo quizás, hoy hay más conciencia que entonces), pero además- y realizo en esta idea una concesión- era evidente la asimetría entre Argentina y Gran Bretaña, por la tradición armamentistas, la logística, los recursos y los apoyos de uno y de otro país.
Conocidas ya las trágicas y repudiables consecuencias de aquella guerra que por estos días recordamos, es momento también de hurgar un poco más profundo en la cuestión de las Islas Malvinas, una problemática cargada de implicancias geopolíticas y económicas. En tal sentido, es necesario quitarnos el velo de la inocencia, y entender la relevancia que cargan las Islas Malvinas. Por ello, creo que es importante destacar los siguientes puntos de debate al respecto:
En principio, debemos tener en claro que en la zona en cuestión se están realizando extracciones de petróleo desde hace varios años. Además, es poseedora de una gran riqueza pesquera. Pero, también, hay que advertir que las Islas Malvinas son dueñas de una gran potencialidad futura en lo que atañe a sus recursos. 
Pero además, se trata de un territorio con una localización neurálgica en lo que respecta a geopolítica y estrategia: conecta los océanos Atlántico y Pacífico, y es una óptima “puerta” de acceso al continente americano. Esto lo convierte en un punto atractivo del planisferio para aquellos Estados para los que el globo terráqueo, es cuasi un tablero de ajedrez en el cual mover sus piezas a su conveniencia. La importancia de la zona aumenta, si aquel país que lo domina se encuentra a miles de kilómetros, océano por medio. 
De este modo, no resulta extraño que un país como Gran Bretaña- de una probada tradición militar- tome sus recaudos a la hora de proteger aquellos sitios del mapa que le resultan útiles en la actualidad, o que pueden serlo a futuro.
El esgrimido argumento desde Inglaterra, de la “libre autodeterminación de los pueblos”, incluso llevado a la práctica mediante un referéndum de los isleños, resulta en realidad una máscara tras la cual ocultar los verdaderos intereses de una potencia, en cuya historia sobran pruebas de no resultarle relevante el derecho de los pueblos a que su identidad sea respetada. Avasallando esa prerrogativa, incluso, construyó Inglaterra su enorme poderío.
Los argumentos geográficos, históricos y jurídicos de Argentina sobre su derecho sobre las Islas son reconocidos. Pero que un país latinoamericano y emergente domine una zona de tanta significancia estratégica, es algo que países como el Reino Unido no están dispuestos a aceptar- incluso- al precio de mantener un enclave colonial en pleno Siglo XXI.
Reconocer la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas implicaría un real acto de justicia internacional. Pero además, conllevaría una verdadera jerarquización del Estado argentino en su posición geopolítica internacional. 
Que las negociaciones diplomáticas al respecto se encuentren estancadas, es una situación que los estados sudamericanos no deben ignorar: nuestro continente sabe perfectamente que el saqueo y el colonialismo marcaron nuestra historia para siempre. Y es de esa forma, que la cuestión de las Islas Malvinas y su soberanía, debe representar un desafío para todos los Estados de Sudamérica.
Sólo así puede tener cierta plausibilidad el intento de que el reclamo por las Islas sea escuchado en la Organización de las Naciones Unidas, en cuyo Consejo de Seguridad (organismo de retrógrada conformación en vistas a un mundo multipolar, muy distinto al de tres décadas atrás), Gran Bretaña junto a otros 7 Estados, tienen un cuestionable derecho a veto, que torna ilusoria cualquier intención de que el pedido sea seriamente tratado en dicha institución.
Los intereses de los países de Sudamérica son los mismos, al igual que su historia, su potencialidad, y su identidad misma. Es por ello que la cuestión Malvinas debe ser una cuestión latinoamericana. Un Estado relativamente pequeño (más allá de su extensión) como lo es la Argentina, no puede pujar demasiado. Al menos no tanto como un continente entero puede hacerlo. Sólo basta con reconocer que, en cuestiones como esta, Sudamérica debe ser una, entera e indivisible. La soberanía argentina de estas islas, implicaría en lo simbólico, la soberanía de nuestro continente sobre las mismas, y esto es algo que no debemos pasar por alto.


Aquella isla de los héroes

Por Aldana Génova
¿Qué viene a la mente en una fecha así? Que las heridas de guerra tardan en cerrarse, que 34 años son pocos y muchos a la vez. Poco porque los que participaron de esta inútil guerra todavía siguen sufriendo los daños colaterales de aquello, mucho porque transcurren generaciones tras generaciones tratando de no olvidarlos a ellos: los que allí fueron e incluso dejaron su vida.
El tiempo democrático que aún tenemos y supimos conseguir, nos demostró la cara de todo esto: el verdadero trasfondo de todo este conflicto bélico. Una guerra que podríamos haber evitado, que por decisiones erróneas y descabelladas les hicieron pagar a muchos jovencitos que no tuvieron reparo ni con ellos, ni menos que menos con sus familiares y ni que hablar del pueblo argentino. 
Gracias a los documentos de aquel momento, se pudieron extraer archivos que son reales y como toda verdad duele: que el alto mando de gobierno estaba a la orden de alguien que basaba sus decisiones bajo efectos del alcohol; que por ello se desarrolló este conflicto sin pensar un segundo aunque sea, que éramos contra Inglaterra como un Goliat con una gomera sin piedras o con el artefacto mismo todo desgastado o roto. Relatos de aquellos testigos y partícipes en Malvinas demostraban que fueron a ciegas, con un plan de ataque sin sentido en algunos casos y con una simple arma raída, trabada, rota o deteriorada. Pasaron frio, hambre, sed, temor, dolor y en algunos casos muerte. 
Los medios de comunicación fueron mostrando la guerra, pero segmentando todo, mostrando lo que al gobierno quería que el pueblo vea, no lo que realmente debía conocerse. Como si una noticia que se enviaba de esa latitud pasara por un agujero negro y llegará al país de alguna forma distorsionada: con irónicos titulares “vamos ganado” o “seguimos ganando” se demostraba como aquellos que nos debían informar, de alguna manera nos desinformaban. El pueblo argentino les enviaba cartas de apoyo, saludos y recuerdos a los que allá luchaban para años después cuando toda esta desfachatez salió a la luz, nos enteráramos que algunos de esas cartas JAMÁS llegarían. Los medios de comunicación deberían sentir vergüenza, aunque sea por aquellos que sufrieron al enterarse de la verdad, que se dieron cuenta que les ocultaban información cuando les tocó despedir a la distancia a un ser querido muerto en combate.

Son pocos años y muchos a la vez. Pocos para olvidar, mucho para dar tiempo y reflexionar de lo que debemos SER como medios de comunicación: comunicadores fiables y confiables, por todos aquellos que pagaron esos crueles silencios disfrazados, que hoy los veneramos por haber ido y dejado todo allá en esa fría y lejana isla.



Perdón por tan poco
Por Adrián Guber

Dos fechas importantes y muy cercanas, 24 de marzo Día por la Memoria, la Verdad y la Justicia y 2 de abril conmemorando la Gesta de Malvinas, 2 momentos históricos atravesados por la infamia de la toma del poder de forma ilegítima, Videla y Galtieri.
Consecuencias imborrables en nuestra sociedad que obligan al análisis y a la memoria.
A 34 años de este penoso hecho, la ONU nos ha dado la potestad del lecho marítimo a través de un fallo de un comité especializado en derechos del mar.
Las Islas usurpadas están dentro de este lecho submarino, pero para Gran Bretaña poco significa, de todas maneras no hay explicación para que continúen ocupándolas.
La comunidad mundial tendrá más sobre la mesa el caso, por lo cual se puede generar más presión en nuevas negociaciones con los “piratas”.
Los centros de veteranos de Malvinas en esta época intentan dejar un recordatorio más para que la sociedad no se acuerde solo el 2 de abril de esta calamidad, para que reconozcamos a estas personas que fueron víctimas en el proceso bélico como en su regreso al país, maltratados por sus superiores, llamados al silencio de los hechos vividos, un saldo de víctimas por suicidio mayor al de las víctimas en combate, un reconocimiento que tardó demasiado en llegar.
La memoria de los caídos tiene una vela encendida todos los días por parte de sus colegas, falta el acompañamiento de la sociedad, que no deje apagar la llama q mantiene vivos a los más de 650 compatriotas que dejaron sus vidas en las frías Gran Malvina y Soledad.


¿Dónde está la humanidad?
Por Agostina Pitton

Habiéndose cumplido un nuevo aniversario en recordatorio a la Guerra de las Malvinas, es necesario plantear con qué consistencia se conmemora la fecha: si es meramente una tierra arrebatada, o un trasfondo histórico que pesa hasta hoy en día por el impacto en las vidas de cada persona que vivió ese tiempo.
Llega el 2 de abril y en general nos agarra el patriotismo de exigir que se recuperen las Islas injustamente arrebatadas por el colonialismo inglés. Pero así como cada año se repite la misma historia, ¿qué importancia le damos en nuestra cotidianeidad? Pareciera que, a excepción de los días de homenaje, en nuestra vida diaria nos olvidáramos que convivimos con personas que, si bien como vecino común, pudo haber vivido un proceso mucho más fuerte, como el de enfrentar una guerra donde se luchaba entre inocentes. 
Lo cierto es que si bien ya todos sabemos que la Guerra de Malvinas fue un conflicto bélico llevado a cabo como una maniobra del gobierno militar que comandaba en nuestro país, en la búsqueda de afirmar definitivamente su poder por sobre el pueblo, los soldados que fueron destinados a dicha misión, y los ciudadanos que se involucraron en los hechos convencidos por el régimen de tratarse de una causa noble, conviven hoy en día con nosotros, llevando tras de sí una cruz pesada de un trauma irreversible.
Los jóvenes destinados a la lucha, salieron de sus casas dispuestos a defender una patria que, bajo convencimiento de un gobierno corrupto e inhumano, iba a ser fácilmente recuperable. Pero las circunstancias fueron distintas, y tanto el pueblo, con noticias ilusorias, como los propios combatientes, fueron defraudados, siendo marcados con una huella imborrable. Lo que pretendía ser una victoria asegurada culminó con el saldo de 649 jóvenes muertos en combate, miles de heridos, y quién sabe cuántos procesos traumáticos, algunos resistidos en el tiempo, otros tan fuertes que condujeron al suicidio. 
Pero otros tantos, que quedaron deambulando hasta la actualidad, que pudieron desarrollar una vida pretendiendo alejarse del oscuro pasado, pese a esta condición, no ignoran su historia y deben ser abrazados. 
La sociedad se solidariza cada 2 de abril, pero qué hay de los otros 364 días? ¿Es que acaso hacemos memoria vana? Más allá de la tierra quitada, que es un reclamo lícito, la humanidad debería ser el eje central cuando pensamos en Malvinas. ¿Qué pasó con todos aquellos sobrevivientes? ¿Qué pasó con los familiares de los jóvenes caídos? No sería casualidad descubrir entonces que se tiene un tío, un abuelo, un vecino, un conocido que fue parte de ese triste proceso histórico, que vive el día día con una cicatriz enorme que nunca cierra.
La guerra es mucho más que los intereses de un país en búsqueda de recursos y estrategias. La guerra es una herida que sangra para siempre, por ser la miseria más honda que un país pueda llegar. Como argentinos, deberíamos empezar a replantearnos que, si bien lo que nos pertenece con justificación debe ser recuperado, antes que todo está el factor humano. Y que quienes ayer dieron su vida por una causa material, deben ser respetados y abrazados día a día. Las vías de diálogo con la potencia contraria irán encontrando sus caminos y maneras en el tiempo. Mientras tanto, no olvidemos que no hay que revivir historias pasadas, pero sí apreciar a quienes de verdad quisieron que la historia fuera distinta, pagando injustamente con sus vidas en todas dimensiones.



Por siempre, nuestros héroes de Malvinas
Por Abigail Biragnet

Al señor presidente de Argentina, de facto y, por cierto, un dictador, no se le ocurrió mejor idea que salvar su ‘gobierno' recuperando las islas Malvinas. “Si quieren venir, que vengan. Les presentaremos batalla”. Esas fueron sus palabras desde el balcón presidencial, dándole al pueblo una ilusión inesperada. 
Sí, por dos meses las islas volvieron a ser argentinas. Pero la alegría no duró mucho más. La primera ministra de Inglaterra, quien se encontraba en la misma situación de nuestra máxima jerarquía, un gobierno yéndose de sus manos, contrató a fuerzas armadas prosfesionles para atacar ‘sus' islas. Y así fue como comenzó el infierno para nuestros representantes en guerra que, nunca olvidaremos, eran pibes de 18 años, sin experiencia, sin saber si quiera agarrar un arma, las cuales no siempre funcionaban. Siempre pienso que es como sí hoy, a mis amigos y compañeros de la universidad los llevaran a la guerra, me duele de sólo imaginarlo. 
Noches de frío, hambre y maltratos de sus propios superiores son los recuerdos de quienes pueden contar su historia, por esos 649 que dejaron su vida allí. Cada 2 de abril se las recuerda, a esas almas que defendiendo la patria por obligación, se convirtieron en verdaderos héroes, eternos. 
En cada cuerpo argentino, con el vivo recuerdo de esas fechas ínterminables y tan sufridas por el pueblo, se encuentra una ilusión, que las Islas vuelvan a ser nuestras, las Malvinas. Sin que corra sangre, el deseo de que vuelva a flamear la celeste y blanca en esas tierras, jamas se va a apagar.

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