jueves, 25 de octubre de 2012

“Debemos crear una política cultural pública que multiplique a los productores culturales y genere conciencia"


Por Candela Sandoval

Periodismo en Redacción conversó con el director del Instituto Cultural de Bahía Blanca, el Licenciado Sergio Raimondi, sobre su gestión y los proyectos del organismo para el 2013.

El director del Instituto Cultural, Sergio Raimondi, nos recibió en su oficina el lunes pasado, para contarnos sobre su trabajo y las actividades que regula esta organización, la cual lidera desde fines del 2011.
Este organismo regula gran parte de las actividades artísticas que se llevan a cabo en la ciudad y la región, mediante la organización de sus festejos mensuales, que determinan el calendario cultural, y el manejo de los teatros, museos, espacios comunitarios, talleres, organismos, además de las 19 bibliotecas populares de la ciudad. Con respecto a éstas, Raimondi  caracterizó esta etapa como “un momento crucial de su vida”, debido a las nuevas y avasallantes tecnologías. Sin embargo, no ve estos avances de forma negativa, sino como una oportunidad para su crecimiento, con el desafío de aprender cómo rearmarse frente a este nuevo presente, incorporando estas técnicas y sirviendo como punto de conexión digital, acoplándose a sus beneficios.
Durante su gestión, el Instituto Cultural proporcionó a la ciudad y la región distintas producciones artísticas, en su mayoría, de carácter local. Sin embargo, frente al planteo de beneficiar de esta forma las expresiones culturales bahienses, el funcionario habló sobre el riesgo del localismo, porque no permitir el ingreso de actividades externas impediría que la misma se enriquezca y crezca.  “Además, uno podría preguntarse dónde termina ‘lo local’, si en la ciudad, en la región, en la provincia. Somos locales como parte de la Argentina, como también lo somos como parte de Latino América. Pero, sobre todo en una ciudad puerto, que vive de entradas y salidas a escala mundial, el localismo es un riesgo en tanto y cuanto se piense como un límite y no como un punto de partida. La cultura se tiene que hacer con exportaciones e importaciones”
En la entrevista, Raimondi resaltó el papel fundamental que tiene el Instituto como productor de contenidos culturales para la ciudad, y rechazó las concepciones que señalan únicamente a estas organizaciones como “agencias de espectáculos”. “Cuando hablamos de cultura, estamos hablando de algo que excede las prácticas artísticas. Uno de nuestros objetivos es crear una política pública, que multiplique a los productores culturales y genere conciencia, para que no se vea al ciudadano únicamente como público, sino que, en realidad, todos son productores culturales, tan privilegiados como el mejor de los bailarines”, sostuvo.
Planteó, también, la necesidad de encontrar una narrativa acorde al estado social actual de la ciudad. Es decir,  frente a los cambios históricos que fueron modificando la sociedad, él considera que Bahía Blanca debe relaborar su propia historia y separarse de las concepciones conservadoras, que asocian a nuestra comunidad como una fuertemente militarizada, debido a su pasado, durante la última dictadura cívico-militar. “Hay muchas razones justificadas para esa percepción, pero también hay un montón de otras ‘Bahías Blancas’ en el pasado, que fueron disueltas, diluidas. Contar una historia que esté adecuada al presente también significa revalorar el modo de percibir nuestra propia historia. Y creo  que estamos en una sociedad a la que ese relato le resulta anacrónico, que existe actualmente una movilidad, una dinámica cultural donde se ve una ciudad distinta”.
Con respecto a la constante creación de centros culturales independientes que se vivenciaron durante el 2012, el director  afirmó que, si la comunidad dependiera únicamente de la programación estatal, se trataría de una “ciudad dormida”. Así, el Instituto tiene el deber de apoyar estos emprendimientos y articular, en todo caso, con ellos.
El 2013 augura nuevos proyectos para Bahía Blanca, comenzando con la posibilidad de crear, de forma continua, jornadas que involucren e inciten a la participación ciudadana. “Para mí, una ciudad en la que se vive mejor es una ciudad en estado de festival, donde pasan obras de teatro y películas en distintos lugares”, comentó entusiasmado Raimondi.  Al mismo tiempo, en agosto del próximo año, el Teatro Municipal cumplirá 100 años, lo cual representa no sólo la historia de esta Institución, sino la historia de la ciudad. Por otro lado, con respecto a planes concretos, Raimondi enumeró las siguientes actividades :“Queremos reinaugurar el Museo Histórico de la ciudad, trasladarlo desde el Teatro Municipal al ex Hotel del Inmigrante; armar una red de espacios comunitarios que permitan el trabajo territorial con la ciudad; generar circuitos interbarriales para la comedia, los coros, las bandas, etc.; favorecer las perspectivas pedagógicas con un programa de charlas y recorridos a los lugares históricos de Bahía Blanca, para elaborar la historia en el espacio concreto; seguir trabajando con el apoyo a distintos proyectos locales, y muchas cosas más”.

OPINIÓN

Cómo relaborar nuestra historia, desde la cultura



Por Candela Sandoval

Durante la segunda mitad del siglo XX, específicamente durante la última Dictadura cívico-militar,  Bahía Blanca fue una de las ciudades más militarizadas, por ser la ubicación concreta del V Cuerpo del Ejército Argentino, y por su proximidad con la Armada.
En aquella época, las expresiones culturales se vieron reprimidas, controladas, forzadas a desaparecer, descontando las pocas que no ofendieron la moral represiva y dictatorial. Y, aunque eso fue hace mucho tiempo, la imagen bahiense no ha podido reivindicarse frente a los ojos de otras provincias.
Pero el presente es diferente, es nuevo y prometedor, y es por ello que el director del Instituto Cultural, Sergio Raimondi, plantea, desde su cargo, la necesidad de encontrar una narrativa acorde al estado social actual y relaborar el modo de percibir nuestra propia historia. “Estamos en una sociedad a la que ese viejo relato le resulta anacrónico, porque existe, actualmente, una movilidad, una dinámica cultural donde se ve una ciudad distinta”.
 Así, el promover nuestra cultura, nuestras costumbres y nueva mirada de los hechos, simboliza también desmentir esa mirada conservadora y reprobadora, que aún hoy nos castiga, aunque esto no implique olvidar, desaparecer de nuestra memoria lo pasado.
Para Raimondi, este trabajo no significa crear una nueva “identidad bahiense”, porque encuentra este término como impreciso y acotado. “Hablar de identidad es complicado, porque termina siendo imposible a partir de rechazos, es decir, dejando siempre algo afuera. Yo la acepto siempre y cuando acordemos que no es una instancia, sino un proceso continuo, una construcción heterogénea, por ende muy difícil de definir”.
La historia nos enseña, no sólo de nuestras victorias, sino, especialmente (y lamentablemente), de nuestros errores. El eliminar la forma más pura de expresión, de conciencia humana, como es la cultura y sus productos, es eliminar en sí la esencia del hombre, como ser artístico e histórico que representa su propia evolución, su propio avance mental y social. Los cambios que hemos pasado, los hechos que hemos debido presenciar, sirvieron para establecer nuevas ideas, nuevas pautas y no permitir ser pisoteados. El expresarlo, el contarlo, cada uno desde su perspectiva y capacidad, significa, también, el “nunca olvidar”.









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