viernes, 10 de noviembre de 2017

Formar valores con Karate tradicional.

Por Patricia Berrutti 
María y su grupo de trabajo en el Sindicato de Comercio. 
María José Legarreta es instructora de Karate tradicional desde hace siete años.
El Karate tradicional sigue los principios y valores del Budo, preocupándose por el desarrollo integral de la persona humana. En cambio el Karate deportivo está enfocado fundamentalmente en la competencia.
En palabras del Sensei Kuno oYasushi 8°Dan Uechi Ryu “El Karate Tradicional es la disciplina que se puede entrenar durante toda la vida sin que importe la edad ni la condición física”.
Esta práctica va más allá del deporte, dándole importancia al aspecto educativo, formativo y filosófico.
A partir de la entrevista con María José se podrá entender el Karate que practican.
“Hay muchos estilos de karate, como lo hay en otras artes marciales. El karate tradicional está relacionado con la espiritualidad, lo mental y la preparación física. Es todo una conjunción”-señala.
En este sentido, la instructora señala que muchas veces no saben cómo es la disciplina, suele escuchar “como voy a ir a Karate sino puedo levantar una pesa”.
“Escuché a un papá decir que su hijo no va a Karate porque como es le pegaría a todo el mundo. Entonces yo le explico y se queda pensando que tal vez pueda hacerlo”-agregó.
La idea de María José surge desde pequeña, siempre le gustó y solía mirar películas sobre el tema.
Siempre le llamó la atención la disciplina y comenzó a practicar Karate deportivo a los 30 años, “en realidad estaba bueno el entrenamiento, era exigido, fuerte, me ayudó físicamente, pero no era lo que yo quería. Yo necesitaba algo más profundo”.
“Cuando comencé con el Karate Tradicional, me gustó, me entusiasmé, cambiaba de cinturón y eso me fue incentivando, y fui creciendo día a día, tal vez sin darme cuenta, fui logrando cosas. La recompensa, del sacrificio que uno hace, es inmensa, vas viendo los resultados en tu cuerpo, te vas sintiendo mejor, vas madurando, sobretodo como persona”-aseguró.
 “Yo no estoy todo el día entrenando, yo trabajo, tengo mi familia, estoy estudiando una diplomatura; firmé un convenio con la Universidad de Flores, en la cual, me permite hacerlo de manera virtual, durante 6 meses. Esto es para tener un título universitario de Profesora de Karate. Es la parte pedagógica, nosotros ya tenemos la parte práctica. Me habilita para dar en escuelas o institutos privados”.
Una gran fortaleza espiritual y emocional puede ser cultivada a partir de la práctica del Karate tradicional.
“Si bien uno lo practica los primeros años físicamente, después llega, el cinturón negro, es cuando se empieza a entender todo eso. Se llega a ser más espiritual, más mental, más racional”.
“Primero es como un proceso físico, después se empieza a manejar el intelecto, y con el cinturón negro, comienza el camino hacia el arte marcial”-acotó.
El Karate es un arte que enseña.
En este contexto, María explica “en la escuela de Justo Gómez, todos podemos ser instructores, dar clases, enseñar. Cuando se arranca (cinturón blanco), ellos incentivan siempre a crecer. Uno crece, si brinda a otros lo que sabe. Yo hace un año y medio que doy clases, la satisfacción es enorme, sobre todo con la respuesta de los más chicos”.
Haciendo referencia a las edades para comenzar la disciplina, señala “yo arranco con niños de 5 años, porque es una edad que pueden comprender un poco más, conocen su cuerpo. Siempre se trabaja de acuerdo a su edad, a su maduración; a ellos se les enseña con juegos, porque esto desinhibe, permite interactuar, no hay diferencias, todos participan”.
Esfuerzo y constancia para progresar en las artes marciales y en la vida misma.
“Los adultos comienzan a cualquier edad y se pueden sumar cuando quieran. Por ejemplo, en el Seminario que realice en Ushuaia, conocí a una persona de Formosa que tenía 64 años, él realizó una semana de entrenamiento estricto. Uno ve éste caso y es un incentivo muy grande, se ve la fortaleza, digno de admirar”-enfatizó.
“En esta escuela hay muchas mujeres, por ejemplo en Ushuaia, había 40 mujeres y 60 varones, y nosotras hicimos el Sensei a la par de los hombres; con lo cual nos felicitaron”.
En este sentido, María añade “el sexo opuesto tiene más resistencia física pero no por eso, las mujeres estamos en inferioridad de condiciones. La sociedad suele vernos diferente, de hecho, cuando ven que soy yo la instructora tiene un poco de recelo, y eso por ser mujer”.
“Yo amo lo que hago, es mi pasión, y la manera en que puedo explicarte de qué se trata es que vos vayas, mires y participes de una clase”-afirma.
Cabe aclarar que existen categorías, en el Karate tradicional se denominan kyu a los cinturones de nivel inferior e intermedio, que inician con el blanco, amarillo, naranja, verde, celeste, violeta, azul, marrón y negro que tiene tres niveles.  Finalmente el cinturón negro representa los grados Dan, los cuales van del 1° al 10° Dan.
En cuanto a lo que le dejó ésta disciplina, agrega “me permitió hacer muchas cosas, conocer personas, estudiar, viajar; por ejemplo, ahora en febrero, tengo otro seminario en Concordia, Entre Ríos. Ahí voy a rendir examen para primer Dan, cinturón negro. Esto marca los avances, eso es el cinturón; asique voy con el marrón y vuelvo con el negro”.
La filosofía del Karate es mantenerse humilde, fortalecer el corazón, la mente y el alma. Trabajar para ser la mejor versión de uno mismo.
“Sería la única mujer de Karate tradicional. A veces no me doy cuenta de los logros, otros me lo dicen, hasta los alumnos, pero sé que con humildad se puede llegar a todos lados. Siempre hay que priorizar los valores, de eso se trata”.
Actualmente María realiza dos clases semanales, martes y jueves con una hora de duración, en el Sindicato de Comercio de Tres Arroyos, Hipólito Irigoyen 143.

Quien desee iniciarse en la práctica del Karate tiene una oportunidad de crecer, porque más que una disciplina, es una forma de vida.

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