lunes, 1 de octubre de 2012

Opinión. El voto a los 16 en Punta Alta

La presente entrada refleja notas de opinión realizadas por los alumnos de la Tecnicatura en Periodismo y Emprendimientos de la Comunicación de la UPSO, respecto al pre- proyecto de ley que pretende ampliar la participación electoral a partir de los 16 años. Para ello, se utilizaron una serie de entrevistas con algunos jóvenes de Punta Alta realizadas durante la semana pasada en las cercanías del centro comercial de la localidad.
Los comentarios, opiniones y análisis publicados abajo no necesariamente representan el criterio editorial del presente medio, sino que obedecen a cada uno de los firmantes.
Periodismo en Redacción, como espacio de formación profesional plural y de respeto a las diversas manifestaciones, publica los trabajos de los alumnos e invita a los lectores a comentar la entrada.





Aguas divididas// Por Constanza Aquino

El pasado miércoles se realizó la primera audiencia pública sobre el proyecto de ley de voto a los 16 años. En estos últimos tiempos muchas voces han proclamado su postura  al respecto, algunas a favor otras en contra.
Ese mismo día salimos a la calle –de la ciudad de Punta Alta- en busca de la opinión de los adolescentes, observando que la mayoría está en contra, pero que, en el supuesto caso que la ley se aprobara, se interesarían en votar y buscar información sobre los candidatos. Lo curioso fue que relacionan sufragar con la mayoría de edad, ya que creen que tendrán nuevas obligaciones. 
Juan Barbosa de 16 años, nos dio su visión: “Para mí no está bien, porque no sabemos bien lo que es votar. Además si tenemos el derecho al voto, también deberían enviar a la cárcel a quienes delinquen a los 16 años y eso no estaría bueno”;  por su parte Victoria (16) manifestó: “depende, están los dos puntos de vista. Está el que dice que está bien y el que dice que está mal. Para mí está bien, (…) pero también es como te abre camino a vos, a investigar sobre la política. Pero también está mal ser mayor de repente a los 16. “
Otra sorpresa fue que unos pocos creen que la medida, se instrumentará para que gane la actual presidente de la Nación. “Para mí está mal. Porque es para que gane la presidenta”, dijo Ignacio de 17.
Consultamos al equipo de comunicación del partido Nuevo Encuentro y nos brindaron testimonios de su principal figura el diputado nacional Martín Sabbatella –ya que es de público conocimiento que apoya esta iniciativa -. Él comenzó a militar cuando tenía 13 años y según le declaró al periódico Tiempo Argentino le hubiera gustado votar a los 16.
Sabbatella sostiene que “hay sectores reaccionarios que temen que los pibes participen, que se informen, que militen y que elijan a sus representantes. Dicen que una medida así nos beneficiaría a nosotros, al kirchnerismo, con lo cual asumen que los sectores más jóvenes le dan la espalda a las propuestas de derecha, conservadoras y reaccionarias”.
Analizando los comentarios emitidos, vemos en general que los jóvenes rosaleños están desinformados o mal informados –ya que creen que el sufragio a los 16 es obligatorio- y necesitan un incentivo para involucrarse en la política. Sería maravilloso que la juventud que está llena de nuevas ideas,  pueda aportar su granito de arena, aunque sea eligiendo a quien lo represente. Algunos tienen una relación –aunque no muy cercana- participando en los Centros de Estudiantes o en ONG, en donde tienen que elegir a sus representantes.
Si bien en estos últimos tiempos -en especial en el oficialismo- los partidos políticos han conseguido gran participación por parte de las nuevas generaciones, aún resta que sean más los que se interesen. Esta carencia se puede dar porque no hay muchos incentivos, ya sea desde la familia –que muchas veces dice “para que voto si gana el mismo”- o desde la escuela. En relación con esta última, sería bueno que los docentes que dictan materias como Política y Ciudadanía, estén bien formados e informados, así pueden despertar cierta pasión en los alumnos. Esta conjetura se basa en que los chicos entrevistados expresaban que no ven mucho contenido en torno a lo que son los tres poderes –Ejecutivo, Legislativo y Judicial- y el sistema electoral por ejemplo. Pero llamativamente Victoria, Belén y Sol, relataron:” Nuestra profesora de Historia está involucrada en la política y ella siempre nos cuenta y habla de eso. Pero tenemos Política y Ciudadanía y no vemos eso”. Asimismo los estudiantes de la Escuela de Educación Media Nº1, del curso 1º 2º Naturales –del turno noche, donde tienen entre 17 y 30 años-  tienen Educación Cívica y “hablan mucho de política”.
La sociedad está subestimando a los más chicos, y es hora de que eso cambie. Porque no ven el potencial que ellos tienen, ya que en el futuro serán quienes nos gobernarán, los que mejorarán el país y, quien lo dice,  hasta podrían cambian la historia. Porque sí bien en estos últimos años la política tomó otro rumbo, falta mucho por hacer. Y mientras estas aguas sigan dividas por quejas y críticas para nada constructivas.- por parte de los adultos- los  “dinosaurios” de siempre persistirán.

El Voto a los 16, polémica y confusión entre los jóvenes// por Santiago Shendera

En épocas de revuelo respecto a decisiones que se deben tomar, por parte del gobierno actual, es necesario tener la cabeza preparada y estar atentos a los próximos días, cuando el senado debata el proyecto de ley que permitirá el voto a los 16 años de edad, además del voto a los extranjeros a partir de los dos años de residencia en el país.
A partir de esto, se desencadena una serie de análisis que tiene que ver, básicamente, con la capacidad de un joven de esta edad para decidir a quién votar.  El tema desemboca directamente en estos interrogantes: el estar preparado o no, ¿debería ser obligatorio?, la influencia en el hogar, colegio o lugares de encuentro, ¿se habla sobre lo que pasa en la actualidad?, ¿se escucha radio?, ¿se mira televisión?, entre otras cuestiones. Para eso salimos a la calle a entrevistar a jóvenes que rondan los 16, y la gran mayoría se oponen a este proyecto de ley con fundamentos validos, se podría decir, como: “somos mayores para ciertas cosas, pero para otras no”, haciendo referencia a la encarcelación de jóvenes que comenten delitos y al derecho a ser elegidos. También hubo una parte que contesto solamente: “estamos para la joda, no tenemos grandes obligaciones como nuestros padres, que si, pueden elegir y tiene las armas necesarias para eso”. Solo existe una minoría que está de acuerdo, y argumentan estar preparados para gozar de este derecho constitucional como cualquier adulto mayor de 18.
He aquí la gran paradoja que resulta inevitable apreciar en estos jóvenes, las dos franjas parecen estar seguros de sus justificativos respecto al voto. Pero ¿qué hacer para que estas sociedades contemporáneas, estos futuros ciudadanos con derechos, trabajo, estudio y obligaciones, puedan quedarse conformes con una decisión tomada, de la forma más correcta?
La socióloga Rossana Reguillo remarca en uno de sus textos titulado “Jóvenes: la construcción del enemigo” lo siguiente: “el peligro de este periodismo de fuentes oficiales es que se arraiga fácilmente en la mentalidad ciudadana, ya que se asume como un hecho no problematizable que ´verdad´ e información periodística son una misma cosa, especialmente cuando el medio goza de credibilidad”. Esta publicación data de año 1997 pero viéndola desde un punto crítico, sigue teniendo notoria vigencia en la actualidad.
El poder que ejerce un medio masivo de comunicación, el hacer creer a la comunidad ciertas facciones de la realidad y que uno se vea reflejado en ella, trae como consecuencia un estigma entre los jóvenes que “son manipulables como una señora de 60 que mira TV”, tal como opinó el Ministro de Educación Sileoni, sobre el tema.
También se habla sobre una supuesta estrategia de parte del oficialismo, para conseguir más votantes a favor en las próximas elecciones, utilizando la televisión Pública como un dardo narcotizante, hacia tanto los jóvenes como los extranjeros. Solo resta esperar el veredicto final que se está debatiendo y trabajando en estos momentos, donde por un lado aparece un grupo que se opone notoriamente al gobierno de turno, que impulsa manifestaciones, cacerolazos y junta de firmas, que es encargado de mostrar una parte de la sociedad. Y por otro lado está el oficialismo dándote una mano, una esperanza de color celeste y blanco, que hace eco en que este país está bien, a partir de la aparición del Kirchnerismo.
Entre estas dos partes se encuentran los jóvenes, confundidos y estigmatizados. 

El voto a los 16, entre críticas y elogios// por Raúl Rojas

Un proyecto de ley que impulsa el gobierno, busca establecer que los jóvenes puedan tener el derecho al sufragio entre 16 y 18 años. La propuesta fue elevada por los diputados Jorge Yoma y Diana Conti (FPV). El objetivo es aplicar su contenido en las legislativas de 2013. Medida que fue apoyada  por algunos sectores y desestimada por otros. Un tema, complejo, abierto a muchas interpretaciones.
A pesar de las distintas reacciones hacia la nueva disposición que el gobierno busca  aprobar, hay un  sinfín de cuestiones en torno a los adolescentes. Todavía hay que resolver y  lograr concientizar e insertar aquellos adolescentes futuros votantes en  materia cívica.
Como primera medida para lograr que puedan emitir sus votos plenamente confiados y seguros de la decisión a tomar sería importante que reciban las herramientas suficientes a nivel educativo. El dilema con respecto a este punto se da por la gran deserción escolar y el poco entusiasmo demostrado ante la medida.
Uno de los puntos abordados es que el voto sea optativo, cuestión que resulta de gran importancia para muchos tomando en cuenta que gran parte de los jóvenes manifiesta estar en contra de la medida, y no estar totalmente convencidos. Este dato surge de las opiniones obtenidas en entrevistas realizadas en las calles de Punta Alta.
Muchos de los consultados opinaron no estar de acuerdo por considerar que gran parte no están en condiciones de votar por no tener conocimiento suficiente en la materia. Otros opinaron que el tener derecho al voto debería ir junto a obligaciones de carácter legal como ser juzgado por la ley en caso de cometer algún delito, el derecho a ser elegido, y otras responsabilidades que van de la mano con la mayoría de edad. También se habló de vivir una etapa de la adolescencia sin presiones políticas ni de ninguna otra índole, manifestando “que a los 16 estamos más para divertirnos y pensar en nuestras cosas”.
Aunque también, en otra medida, los jóvenes se vieron felices y entusiasmados mostrándose a favor de la ampliación de los derechos alegando que se sienten en condiciones y con ganas de votar.
Más allá de todo el debate generado por el tema aun quedan muchas cuestiones por resolver con el objetivo de lograr que quienes voten lo hagan convencidos de su deber como ciudadano, teniendo pleno conocimiento del compromiso que van a asumir.

Voto a los 16 años// por Viviana Montenegro

Un proyecto de ley oficialista busca habilitar el voto desde los 16 años, iniciativa que fue valorada por políticos y sectores universitarios por la ampliación de "la frontera de derechos" aunque recibió la advertencia de otros grupos por los "fundamentos" de la misma.
Se ha planteado desde distintos sectores de la sociedad, si los menores estarán preparados para decidir que gobernantes llevarán hacia adelante a nuestro país.
Todas las voces expresan lo que piensan, pero los adolescentes ¿son escuchados? ¿Qué opinan sobre el tema? En una encuesta realizada a varios jóvenes, se pudo notar el malestar que provoca para ellos hablar sobre la cuestión. Sienten inseguridad y que carecen de información por parte de las instituciones educativas. Reconocen que tienen derechos, pero también obligaciones y remarcan como los medios influyen en sus conclusiones.
Algunas voces se hicieron sentir como el titular del bloque de diputados oficialistas, Agustín Rossi, quien aseguró hoy que “resulta totalmente razonable”, además de “relevante”, bajar a 16 años la edad "ya que amplía la participación de los ciudadanos en la política argentina”,
La Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) respaldó hoy los proyectos y estimó que "los adolescentes toman decisiones y tienen responsabilidades que antes no asumían".
En tanto, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, consideró hoy que “no es mala idea” que los jóvenes de 16 años puedan decidir si ejercen el derecho al voto, y advirtió que la iniciativa “debe estar muy bien fundamentada” para “evitar que sea mal interpretada”.
El diputado Daniel Filmus dijo, “lo voluntario de esta situación es lo que menos me preocupa, sino que la elección se haga sin el conocimiento necesario. Uno puede elegir mejor cuando sabe, y la escuela es la que provee las herramientas para una elección responsable”, pero “estadísticas dicen que hay un porcentaje muy alto de la población que abandona la escuela secundaria”, planteó.
"Transitamos un momento muy importante en torno a la posibilidad de seguir ampliando los derechos de todos los ciudadanos, tanto la reforma del Código Civil y Comercial como la posibilidad de dotar del derecho al voto a los mayores de 16 años son pasos trascendentales", finalizó. Por el momento, es difícil saber en que finalizará este proyecto de ley, pero esperamos que lo que vaya a ocurrir sea para bien de nuestra sociedad.

Votar parece ser un problema //por Ivana Martínez Romero.

En el debate del miércoles pasado, los legisladores oficialistas recibieron la garantía del ministro de Educación, Alberto Sileoni, para que el designio no sea obligatorio sino optativo. Además apoyó el proyecto de ley oficialista sosteniendo que "un pibe de 16 puede ser manipulado como una señora de 60 que mira TV".
Los grupos opositores de la UCR y el Frente Amplio Progresista (FAP), rechazaron dicho proyecto y reclamarán que éste sea obligatorio.
Este encuentro que se llevó a cabo en el Consejo Municipal rosarino, contó con más de trescientos estudiantes, quienes participaron en el debate pidiendo que se converse más de política en las escuelas. Se encontraron varios escolares a favor del voto como también muchos en contra.
Algunos jóvenes entre 16 y 24 años, opinaron al respecto, coincidiendo y expresando que, “la mayoría de los jóvenes a esa edad tienen la cabeza en otro lado, no están muy maduros ni capacitados. Pero aun así se debería incorporar en las escuelas más información sobre política, para que comiencen a relacionarse con la misma”.
Muchos de los ciudadanos mayores y menores de edad, consideran que tienen derecho a votar pero también a ser elegidos, asimismo a ser juzgados por los delitos que cometen.
Si bien la mayoría de los adolescentes de 16 años, admiten que no están capacitados para votar también consienten que los medios de comunicación muchas veces muestran el lado malo de las acciones de la juventud.
Evaluando estos distintos tipos de veredictos  y la creación de este propósito electoral para casi 700 mil jóvenes, debería efectuarse el voto de manera optativa a los 16 años permitiéndoles participar en las elecciones pero no sin que antes se haya incorporado en las escuelas más información sobre la política.

Sobre el voto a los 16 años//Por Miguel Ángel Vital

El proyecto impulsado por el senador kirchnerista Aníbal Fernández con respecto a otorgar el derecho al voto a menores de 16 años ha tenido distintas connotaciones en todos los sectores sociales. 
En la recorrida por las calles de Punta Alta, se les preguntó sobre esta posibilidad a los jóvenes y sus respuestas tuvieron un concepto variado. Una de ellas, Paola de 16 años, dijo: “creo que es muy interesante, todo el tiempo estamos reclamando que queremos más libertades, que nos den el auto, que confíen en nosotros, entonces, ¿por qué le vamos a decir que no a la chance de votar?”. Otra señaló:  "a mí no me parece que esté bien el proyecto, porque si te dan la posibilidad de votar entonces que te den la oportunidad de casarte, de manejar un auto, de tener otras responsabilidades, ¿por qué sólo se propone que a los 16 se pueda votar?", respondía Betania, de 17 años.
Si bien un porcentaje mayor se inclinó por la indiferencia, la ampliación de derechos es siempre una conquista y nunca un retroceso, la participación no admite adjetivaciones y se trata de un proyecto que es una apuesta hacia los jóvenes. 
No todos los jóvenes que están en este segmento estudian y/o trabajan, los trabajadores más jóvenes (de entre 15 y 19 años), no asisten a la escuela y pertenecen a hogares de bajos ingresos y abandonaron los estudios para conseguir empleo con objeto de complementar los magros ingresos familiares.
Si se los habilita para votar en las próximas elecciones, podrán elegir voluntariamente a sus gobernantes, pero no ser sujetos de crédito y ni siquiera tener una cuenta a su nombre en una entidad bancaria, entre otras cosas.
También es llamativo en las respuestas cuando aducen querer más responsabilidades, cuando en la  realidad están muy lejos de poder absorberlas y es lógico que así sea, si respetamos el ciclo niñez / adolescencia.
En definitiva, podrán votar voluntariamente si la norma de un mayor es aprobada en el Congreso, no por iniciativa o interés de ellos en participar en política. Esto nos da una idea de la fragilidad de las leyes, que puede ser modificada al amparo de ciertos intereses. 

¿Responsables? Si. //Por Yéssica Delgado


Argentina debate, en estos días, sumarse a la lista de países que permiten el sufragio a partir de los 16 años de edad. Medida que pretende una ampliación de la ciudadanía como ejercicio, y genera ya bifurcadas opiniones.
Autoría de los gobernantes oficialistas, Aníbal Fernández y Elena Corregido, el proyecto propone el voto para los jóvenes desde los 16 años y para los extranjeros con dos años de residencia. El gobierno kirchnerista plantea que sea de carácter optativo; mientras que la oposición se inclina al obligatorio. De esta forma buscan evitar el monopolio, de que participen solo los militantes políticos pertenecientes a la nueva franja sufragante.
Al padrón electoral se sumarían más de setecientos mil votantes nuevos, de los cuales, según estadísticas, la mitad no estudian ni trabajan. Otro dato alude a que 1 de cada 3 sufragantes, provienen de familias que reciben un plan social.
El ministro de educación Alberto Sileoni delega la responsabilidad, tanto en la escuela, como en los medios, para preparar a los chicos que se sumen, dotándolos de la autonomía necesaria, para liberarse de ser sujetos manipulados.
Analizados estos datos concretos, adicionamos a las diferentes manifestaciones de la sociedad ante el tema en cuestión. Observamos un deficiente respaldo educativo, reflejado en las estadísticas, además de una posible y fuerte influencia hacia los sectores más vulnerables, de menores recursos, receptores de la ayuda social que brinda el Estado. Dichos sectores tienden a especular con miedo a perder lo poco que tienen, tornándose así manipulables y avasallados.
Las posiciones varían, por parte de los chicos. Están quienes se sienten con la capacidad suficiente de elegir, que ven esto como una oportunidad merecida de contribuir a la Democracia. Sin embargo, muchos de estos mismos piensan que compañeros de su edad, no están formados ni informados. Por otro lado, también están los que simplemente no se interesan, ni desean semejante responsabilidad.
El oficialismo sabe que cuenta con los votos suficientes para imponer su criterio de carácter optativo. Entonces, contando con esa posibilidad segura, cabe preguntarse de qué modo la educación y los medios mostrarán a esta porción de pobladores el abanico político. Aunque no debe separase como independiente a la política. Justamente quienes tienen el poder deben trabajar en conjunto para lograr el funcionamiento de esta ampliación del derecho ciudadano, no en beneficio único como gobernantes (elegidos bajo régimen legal y democrático), sino en beneficio de la sociedad argentina; y de su desarrollo progresivo.
¿Responsables? Sí, todos somos responsables.

 

Votar a los 16, todo un debate// Por Carolina Padilla.

Un proyecto de ley fue presentado por el kirchnerismo a la Comisión de Asuntos Constitucionales con el objetivo de modificar el Código Nacional Electoral, artículo 1, al establecer que "son electores nacionales los ciudadanos desde los dieciséis años que no tengan ninguna de las inhabilitaciones previstas en esta ley".
Éste fue el disparador de un debate que se extendió por varias semanas y que aún sigue sus repercusiones en una sociedad donde la inseguridad, los problemas económicos y la inflación no reconocida por el gobierno están presentes.
Distintos informes se vieron a través de los medios, los mismos que se discutieron en cada mesa familiar, en cada encuentro de amigos o en una simple charla de café.
En el conurbano, Tomás (15) alumno de secundaria privada pero subsidiada por el estado, comenta: “no estoy de acuerdo en votar, no estamos preparados, a esta edad estamos pensando en otras cosas (boliche, chicas, la Play) y no me intereso por la política, para eso están mis viejos que son los laburantes, los que están en la calle todo el día, saben más que yo”.
Otros jóvenes de la misma escuela reciben becas del estado o en sus hogares tienen planes sociales, en esos casos muchos de ellos piensan que si sale la ley y se aprueba votarían al gobierno de turno. La pregunta aquí sería si están condicionados por la ayuda social recibida.
Ariel (16) estudiante de secundaria técnica, agrega: “está bien que sea optativo, entonces cada uno elige en ir a votar o no, en el cole hay profes que nos dicen que está mal que se modifique, en todo caso si tenemos derecho de votar también tenemos derecho a tener nuestro registro de conducir pero también que los pibes que cometen delitos vayan presos como cualquier otro delincuente mayor”.
En una mesa de café, tres hombres mayores opinan que “esto es cualquiera, con tal de juntar más votos el gobierno es capaz de modificar lo que venga, no les importa nada, total ellos cambian votos por planes sociales y así estamos”.
Nadie niega que haya jóvenes preparados e instruidos en política, a lo mejor porque les interesa, pero no son la mayoría lamentablemente. Si la ley se aprobara podrían incorporarse al padrón electoral unos setecientos mil jóvenes, y según las encuestas oficialistas en el tema, dan por sentado que sería un 40% el grado de participación.
Es válido el debate, la posibilidad de que el voto sea optativo, y que los instruyan a los chicos con materias en contenido político, pero siempre alejados de las banderas e ideologías partidarias impuestas por agrupaciones, que lo único que buscan son seguidores de un modelo y no el desarrollo pleno de formar una nueva clase política sin corrupción y para el pueblo.

Puntos de vista// Por Stéfano Puliafito

Desde hace algunos meses se instaló en la sociedad la discusión acerca de la posibilidad de votar a partir de los 16 años. Muchos son los sectores a favor de la iniciativa impulsada por el senador Aníbal Fernández, pero así también muchos son los que se oponen con distintos argumentos.
Desde el bloque oficialista y sectores afines al kirchnerismo la propuesta fue muy bien aceptada, y hasta fue recibida como necesaria para la juventud. Entre los diversos funcionarios que se explayaron sobre el tema, vale la pena citar las declaraciones de Gabriela Cerruti, Diputada por Nuevo Encuentro, quien afirmó que los jóvenes no sólo tienen que poder votar, sino que también merecen ser elegidos para ocupar distintos cargos.
Por el lado de la oposición, la medida fue totalmente rechazada argumentándose que al fin y al cabo lo que se busca es inducir a los jóvenes a que voten por los candidatos oficialistas. También se dejó en claro que es preciso una mejora en la educación escolar para que los adolescentes estén más al tanto de la situación política del país.
Mediante varias entrevistas realizadas para recolectar las opiniones de los propios jóvenes sobre la iniciativa, llamaron poderosamente la atención las respuestas obtenidas. Muy pocos fueron los que se manifestaron a favor de la propuesta, mientras que la amplia mayoría se inclinó por el rechazo. El recurso más utilizado a la hora de explicar el porqué de su negación viene por parte del clientelismo que, según muchos jóvenes, el kirchnerismo se encarga de propagar mediante diversos actos, como por ejemplo la entrega de notebooks. Varios son los que creen que se trata de un recurso por parte del oficialismo de dar, pero a la vez recibir.
En un país que desde hace años viene luchando por la inclusión de los jóvenes en la política y por la defensa de los derechos de éstos, parece mentira que los principales opositores sean los propios jóvenes. Resulta impensado ya que mediante la posibilidad de votar los adolescentes jugaran un rol sumamente importante dentro del panorama político argentino, pudiendo introducirse de lleno mediante la elección de sus representantes.
Por otro lado también sería interesante plantear, tal como explica la mayoría de la oposición, si esta medida favorecerá únicamente al sector oficialista. ¿No es posible que los jóvenes se inclinen por otros partidos?.
Lo peor en estos casos es prejuzgar a los adolescentes argumentando que no están preparados para hacer uso de tal derecho. Cualquier cosa que se exprese con respecto a porqué no pueden votar, o porqué no pueden ser elegidos se pueden aplicar absolutamente a cualquiera de las edades. Nadie puede asegurar que una persona a los 16 años no está preparada para elegir de forma correcta, pero sí lo están los de 30.
La iniciativa ya surgió. El tema logró introducirse en un lugar clave dentro de los ámbitos de debate diarios. Sólo resta esperar si este proyecto de ley verá la luz, o será el principio de un largo camino por recorrer.

Voto a los 16, un gran debate  por Yamila Acuña

El gobierno actual lanzó un proyecto para habilitar a los jóvenes de 16 años en adelante a poder colocar su voto a la hora de las elecciones. La iniciativa la tuvieron tanto los oficialistas de turno como algunos sectores universitarios del país. El tema ya está siendo tratado en las cámaras del congreso, como también lo están la reforma del código civil y comercial, y tiene como objetivo ampliar la franja de derechos de los ciudadanos.
Semanas atrás, los medios de comunicación hablaron y tuvieron muy en cuenta el tema del voto. Si bien el proyecto aun sigue analizándose podría declararse optativo y no obligatorio, con lo cual ya entraría a jugar el interés del joven por acceder a este nuevo derecho.
Sería conveniente dejar a los propios chicos que analicen y critiquen de manera positiva o negativa acerca de esta nueva iniciativa. Por eso salimos en búsqueda de sus respuestas y la gran mayoría aseguró no sentirse capacitado para acceder a esta responsabilidad política. Muchos toman al voto como una gran compromiso que no está a su alcance. Ellos sostienen que no les interesa mucho la política y que están en otra etapa de sus vidas donde el voto no es lo esencial.
Otros afirman que es una estrategia política del gobierno de Cristina Fernández, donde quieren ganarse a los jóvenes a través de planes, de la entrega de las computadoras en la secundaria, incitando a los chicos a votar a favor del gobierno actual.
Muy pocos aseguran sentirse contentos con el nuevo proyecto que los incluiría en el ámbito político del país,  asegurando sentirte con la suficiente capacitación y formación para tomar la decisión de quién los va a gobernar a futuro.
Si llevamos el tema de la formación de los jóvenes en el ámbito político, hace ya varios años las escuelas secundarias están dictando materias como Construcción de la ciudadanía, Política y estado, referidas a la capacitación de estos en temas que involucran a la política. Además, muchas de las escuelas cuentan con centros estudiantiles donde seguramente la política es tema de charla y debate.
Aun así, la política pasa por un tema de interés incluyendo en este caso al voto. Tantos los jóvenes como los adultos se tendrían que informar acerca de las distintas campañas políticas que se presentan a la hora de las elecciones y estar al menos conforme con algún representante.

Jóvenes ciudadanos//Por Ana María Domínguez


Un proyecto oficial pretende bajar la edad mínima para votar a 16 años, aunque esta posibilidad sería optativa. Si bien existen opiniones a favor y en contra, siempre es positiva la ampliación de los derechos de la ciudadanía. En otros países este tema fue y es tratado. En Nicaragua el voto es obligatorio desde los 16 años, en Colombia, Ecuador y Brasil es optativo, en Venezuela se intentó bajar la edad pero fue rechazado. En Cuba los ciudadanos de 16 años pueden participar en la elección de algunas autoridades. En Uruguay, Bolivia y Chile se está discutiendo esta posibilidad.
Ante las discrepancias de opiniones ya sea por diferencias políticas, u otras razones, es importante saber que opinan los jóvenes. Ante una encuesta realizada a jóvenes de 15 a 18 años, las opiniones son variadas. En general los chicos no están interesados en política, o no tienen confianza en los políticos. Algunos no quieren perder su adolescencia con responsabilidades apresuradas, pero están los otros que lo consideran una posibilidad de participar y ser activamente políticos.
Juan, de 16 años, comentó que él quisiera poder elegir a quien lo va a representar en el gobierno. “A mí si me interesa y me interiorizaría”, aunque por ahora no conoce bien a los candidatos y sus propuestas.
Sin embargo, Ignacio (17), considera que está mal que los chicos voten, manifestando que es una movida a favor de la presidenta, y si tuviera que votar, lo haría por quien dijeran sus padres.
Denis (17), no quiere quemar etapas. Ante la pregunta de si iría a votar con esta edad contestó “hasta que no tenga mis 18 años no. Cuando vote voy a ver que es lo que ofrecen y conviene, no sólo para mí, si no en general. Porque no le voy a dar un voto a cualquiera, tengo una responsabilidad y una obligación y la tengo que cumplir. Por eso digo que hay chicos que a los 16 años no saben lo que quieren”.
Varios jóvenes opinaron que son muy manipulables, o que los medios de comunicación y los políticos los ven de ésta forma. De cualquier manera, las opiniones están divididas y también los más chicos lo están. Lo importante y que se debe rescatar es que se esta debatiendo, y todas las opiniones cuentan.

Los adolescentes: nuevos-viejos actores políticos// Por Santiago Matías Vázquez

El tema político que acapara la atención de todos los medios es por excelencia, la iniciativa de un proyecto de ley que propone que los jóvenes de 16 a 18 años pueden voluntariamente o no, votar en las elecciones. Es decir, que los adolescentes gozarían de derechos políticos.
Para el Ministro de Educación de Argentina, Alberto Sileoni, quien fue uno de los primeros en participar de las audiencias donde se debate este proyecto, significa una “apuesta a los jóvenes” y agregó que “la ampliación de derechos siempre es una conquista, y no un retroceso”. Siguiendo esta línea, se deja en claro que en caso de que se conquiste ese anhelado derecho los adolescentes, conscientes de su realidad, se insertan en la misma con una mirada y un pensamiento crítico acerca de lo que pasa afuera. Y como tal, ya que están en edad escolar, significa un desafío a los docentes y a los contenidos que difunden, para lograr una mayor captación por parte de los alumnos del poder que han ganado y que se transforman en verdaderos agentes de cambios de la sociedad. Aquí también juega un papel fundamental la familia, principal educador social, y por ende debe estar presente en esa etapa del adolescente.
Otro gran operador dentro de la vida social, y quizá el más influyente, son los medios de comunicación. Dejando de lado la división comunicativa (Clarín-Gobierno), lo que se destaca es que en los últimos 20 años, o más, se ha instalado como una verdad absoluta que los jóvenes son el gran flagelo de la sociedad; se crearon estereotipos que en primer lugar hacen que la sociedad los vea como algo malo, dañino, sin remedio, y por otro lado ese sentimiento se transmutó a sus propias vidas y fueron creciendo con un total desinterés de la realidad y de ellos mismos como personas.  Más allá de que tampoco se han generado espacios para que ellos participen, la juventud creció, en palabras de Rossana Reguillo, “bajo el amparo de la `leyenda negra’ que convirtió a los jóvenes en los principales operadores de las violencias que han sacudido a las sociedades”.  Todo ese discurso caló hondo en ellos, como en el resto de las personas. La aparición de jóvenes militantes en los últimos años, representó para algunos un temor, ya que abandonaban su situación pasiva, para transformarse en un nuevo actor político en la actualidad. En este contexto, reconocer este nuevo proceso de ciudadanía, se vería consolidado con la posible participación de los adolescentes en los actos eleccionarios.
Otro gran protagonista de esta temática, son los partidos políticos. Más allá de las críticas al proyecto, son conscientes de que también están ante un nuevo escenario que era impensado: lograr captar el interés de los jóvenes. Lo positivo sería que los partidos sean capaces de elaborar políticas de inclusión de la juventud, y que los mismos tengan una voz que los representen. Esto se podría hacer más notable y visible en primer lugar a nivel local: poder ver que se concrete en sus ciudades una iniciativa que provino de ellos, generaría un mayor compromiso a largo plazo en la vida política de los adolescentes. Más allá de esta opinión, la idea es que la juventud se comprometa de igual manera con su localidad que con la realidad a nivel nacional.
Por ahora sólo hay que esperar que pase el tiempo, para ver si finalmente el proyecto de votar a los 16 años se convierte en realidad o no. Lo cierto es que el debate se ha instalado, con voces a favor y en contra, y se está tratando de volver a confiar en los jóvenes y de que ellos encuentren, de una manera concreta, vehículos donde poder expresarse. Sumado a ello, se debe profundizar y dejar en claro la responsabilidad que les corresponde, sobre todo si se transforman en personas que puedan participar de los actos eleccionarios. Y en caso de que no, comenzar a reconstruir nuevos discursos que desplacen a concepciones pasadas, reconocer que “la juventud no está perdida”, que hay adolescentes que se comprometen con la realidad.
 El desafío es encontrar las formas donde ellos puedan expresar su voz y sus intenciones de modificar su situación, para que desde allí muchos más jóvenes se sumen.

Ampliación de derechos// Por Analía Orellano

Son muchas las voces que en la actualidad se escuchan con respecto al debate abierto e inclusivo que se lleva a cabo en el Congreso de la Nación, en la cámara de senadores desde el miércoles 19 de septiembre.
El tema que los atañe, como toda cuestión que involucra a menores de edad (según indica la ley vigente son aquellos adolescentes menores de 18 años), genera una suerte de malestar propio de las situaciones de cambio, que el ser humano por naturaleza rechaza al ser algo desconocido.
 A través de la historia de nuestro país, si se presta atención podremos verificar los puntos de inflexión de la misma, donde se vivieron momentos de discusión como el actual. Un claro ejemplo es en 1947 cuando se modifica la ley electoral incorporando el voto de la mujer, con todo lo que significaba la figura femenina en el ámbito público, espacio destinado con exclusividad para el género masculino. La rispidez entre los actores representativos de la época, sin lugar a dudas, no debe haber sido menos controvertido que el de nuestros tiempos, con respecto al voto a los individuos de dieciséis. Otra regresión al pasado, nos hace pensar que en la reforma de la ley electoral de 1912, si la edad se hubiera fijado desde allí en 16, hoy no existiría debate alguno, ó quizás el debate estaría planteado para subir a 18 años la minoría o bajar a 14, lo que es incierto.
Planteado así, podemos entrever que estamos parados frente a un hecho histórico, de tal modo que no seremos objetivos en el análisis de si es correcta o no la mencionada modificación. Con el transcurrir de las décadas y a la distancia, la evaluación será más acabada. Hoy no sería imposible pensar el voto sólo masculino, y expresar el acierto en la decisión tomada respecto de que la idea de la mismísima Señora Eva Duarte de Perón. Resultó coincidir con las medidas de inclusiones posteriores que se fueron suscitando en las diversas áreas donde el protagonismo del género fue cada vez mayor.
Es cierto también aquello de que las situaciones van acompañadas de un contexto coyuntural a nivel mundial. Si hacemos una vista panorámica, descubrimos que en algunos países, el voto a los 16 ya está implementado como los casos de Bélgica y Austria. El Reino Unido y Alemania mientras tanto, plantean el mismo debate que el nuestro. ¿Casualidad? No. Son corrientes que van acompañadas de los ideales predominantes del paradigma correspondiente. En Argentina podemos hablar en estas instancias de un debate federal, ya que en diferentes provincias se lleva adelante, como es el caso de Rosario que convoca mediante el concejo Municipal de la ciudad,  a foros abiertos a la sociedad durante el mes de octubre, para discutir propuestas donde los jóvenes puedan incorporar elementos a la hora de sumarse al proceso electoral, algo similar ocurre en la provincia de Buenos Aires, Chaco y Córdoba.
Los organismos estadísticos indican que un 3% del padrón electoral sería la incidencia que se reparten los partidos políticos, 1.5 millones de votantes se suman a un padrón de 29 millones, lo cual nos revela que la incidencia que podría llegar a tener en los resultados finales a la hora de las elecciones es mínima.
Aquellos que no aceptan la modificación, expresan con frecuencia la frase “los chicos de 16, no son conscientes aún para votar”. La reflexión que surge al respecto es, al ver la disconformidad de una masa de personas puesta de manifiesto durante la noche del 13 de septiembre último. Esas personas adultas y en teoría idóneas para el sufragio, se les pregunta: ¿emitieron un voto “consciente” en las últimas elecciones de 2011? ¿Dónde está escrito que la consciencia electoral va de la mano con la edad, teniendo en cuenta que históricamente estos jóvenes no han participado de decisión política alguna, y las inconsistencias y el conflicto siempre estuvieron presentes?
Sería altamente producente tener la mirada puesta en la totalidad de las leyes vigentes con respecto a otras normativas, donde figuran límites de edades iguales y ver si no serían convenientes algunas modificaciones aparte de ésta. Una podría ser la imputabilidad y así tantas cuestiones que merecen la misma importancia que el voto y harían del menor un legítimo individuo ajustado a derecho de modo integral. 

Repercusiones del voto a los 16 Por Mariela Galcerán

El gobierno puso en marcha el análisis del proyecto que habilitaría votar a los 16 años con una audiencia pública en el senado, donde se manifestó para que tenga carácter “optativo”.
El pronunciamiento oficial estuvo a cargo del Ministro de Educación Alberto Sileoni, quien consideró que se trata de “una iniciativa que interpela a los jóvenes como ciudadanos, también los construye” y agregó: “confiamos en que van a estar a la altura y van a cumplir con plenitud sus responsabilidades”.
Observando la propuesta en marcha surgen una variedad de interrogantes, ¿es necesario votar a los 16?, ¿a quién le sirve? ¿Es oportuno en este momento?...
Al adolescente de nuestra sociedad no le suma ni le resta votar, ya que en ningún momento plantearon la necesidad de obtener ese derecho tan importante para el ciudadano en democracia.
En una encuesta callejera realizada en los últimos días, se alzaron varias voces en contra de esta decisión, en la mayoría de los casos no tienen intenciones de votar, y si lo tuvieran que hacer votarían al candidato por el cual se inclinen sus padres. También encontramos que un alto porcentajes de jóvenes, no tiene inclinación política de ninguna índole, y sorprendentemente tampoco quieren pertenecer a ningún partido político, ni tampoco formar parte de los centros de estudiantes de los colegios donde pertenecen.
En esta edad tienen una mayor capacidad de pensar en forma abstracta e hipotética sobre el presente y el futuro, que pueden entender y adoptar una conciencia social. En esta etapa forman su propia identidad, y es posible que los mismos que reivindiquen ciertos valores, los violen a la vez.
Los adolescentes sienten que no tienen quienes los representen, no cuentan con planes de inclusión o proyectos concretos. Ellos mismos se preguntan si están capacitados para votar, y si es así, por que no cuentan con derechos más necesarios.
Hay que pararse frente a la escena y ver a quién le sirve que un adolescente de 16 años vote, pareciera ser que solamente al gobierno, que no tiene reparo de llevar a cabo sus planes. Es sumamente contradictorio el voto a esta edad, porque en algunas ciudades como Mendoza, Entre Ríos, San Juan y La Pampa, donde las elecciones provinciales se juntan con las nacionales, los jóvenes podrán votar los cargos nacionales y no así los provinciales o municipales porque las constituciones provinciales no lo permiten.
El tema tiene sus complicaciones, por eso es importante participar de las jornadas de debate público y con participación ciudadana, que la voz de cada uno de los representantes del pueblo se haga escuchar en el contexto de la ampliación de los derechos ciudadanos.

Voto a los 16 años: un gran debate// por Por Florencia Martínez Romero

El objetivo del proyecto propuesto por el Frente para la Victoria, es permitir la votación de los jóvenes para ampliar sus derechos y la participación. Este suceso causó discusiones.
Una de ellas fue planteada por los mismos chicos, quienes en su gran mayoría no se sienten preparados para votar, no les interesa la política. Según declaraciones de varios adolescentes, dijeron que lo único que les interesa es divertirse, que para votar les va a llegar su tiempo. Incluso manifestaron que no tienen demasiados conocimientos sobre los diferentes políticos.
Algunos vecinos dijeron que está mal el voto a los 16 años, porque los jóvenes por lo general no están metidos en la política, entonces van a votar a cualquier gobernante sin saber de qué hablan ni lo que proponen. Otros agregaron que todavía no tienen desarrollado el pensamiento crítico y, tal vez, por eso no pueden tener distintos puntos de vista. Pero no por eso hay que decir que no sirven para dar un voto.
Muchos ciudadanos ven que los adolescentes están a la deriva, y que los medios de comunicación no ayudan con lo que reflejan de ellos.
Una joven declaró que los medios, en su gran mayoría, realizan diferentes tipos de ataques y prejuicios hacia los adolescentes, mostrándolos ocupados en fiestas, borrachos, sin muchos valores, ni metas, ni nada importante planeado para sus vidas. Sin tener en cuenta que no todos son iguales y sin pensar que de esa juventud nacerán las nuevas generaciones y merecen respeto y sobre todo apoyo de la sociedad misma.
Si bien algunos están de acuerdo y otros no en esta posible decisión por parte del gobierno de turno, todos coinciden en que si creen que tienen la edad suficiente para hacerse cargo de un hecho tan importante como lo es la votación, también se los debería condenar a esa edad, ya que hay muchos menores que cometen hechos delictivos. Pero para eso se necesita que en la Argentina las leyes cambien. Si se los toma como “maduros” para votar, también deberían ir presos a cárceles comunes y dejar de ser unos “apañados”, declaró una mujer.


Voto a los 16: El debate comienza// Por Candela Sandoval

Históricamente, se ha descalificado el desinterés por las actividades políticas que, en estas últimas décadas, ha caracterizado a la población. Es por ello que el proyecto de ley para permitir el voto a los menores de entre 16 y 18 años, implicaría una positiva mejora, porque supone el involucramiento de este sector ciudadano y, con ello, mejores y más conscientes prácticas a la hora de ejercer el sufragio, mayor control y conocimiento en los proyectos de sus dirigentes y, como resultado final, un bienestar general en la vida de todo argentino.
Sin embargo, mucho se dijo sobre el “oportunismo” del Gobierno de crear esta ley como estrategia para aumentar su población electoral, y no como ampliación de los derechos individuales. Las acusaciones se deben a la intensa actividad que últimamente los partidos políticos oficialistas desprenden en la juventud e incitan a su accionar. Lo cierto es que, a través de la propaganda del gobierno y los talleres de participación política y ciudadana que dictan los movimientos kirchneristas en las escuelas públicas (como la actividad «El héroe colectivo», un juego comparativo entre la historieta “El Eternauta” y la gestión nacional), desde las autoridades se felicita e insta a militarizar a los jóvenes en los movimientos juveniles oficialistas, como son La Cámpora, La Güemes, etc, a través de todos los medios de comunicación masivos actuales. De esta forma, notamos un creciente aumento con el pasar de los años en el apoyo juvenil e integración a estas agrupaciones, y con ello la sospecha sobre el beneficio utilitario que esta ley proveería.
No obstante, si analizáramos, del total de la población argentina, la porción que se ubica dentro de la franja de 16-18 años, y, suponiendo que todos ellos votaran al mismo candidato, la suma de sus votos daría un total de 1 punto o 1.5 de diferencia a la hora del recuento. Comparando las últimas elecciones nacionales, cuesta creer que por tan poca diferencia se determine la victoria, considerando especialmente el gran margen con el que el kirchnerismo ha vencido estos últimos años.
Aunque retomando la teoría peronista, uno de sus principales objetivos constaba en “peronizar” todos los ámbitos, es decir, inculcar su ideología como la correcta, sin dejar lugar a una oposición, de forma que todo aquel que estuviera en desacuerdo, quedaba fuera del Estado y la nación, calificándolos de “antipatrias”, “contreras”, etc. Para ello, se hizo uso y abuso de todos los medios a su alcance, ya sea de comunicación como educativos y sindicales, y llevó la política a un personalismo hegemónico que fanatizó ciegamente a las masas.
Entonces, según este argumento, y considerando el denominado y similar “fanatismo kirchnerista”, la propuesta parecería ser, al igual que en los años 40, conquistar los grupos, en este caso los jóvenes, en una única ideología, no como recuento de votos, sino como propagación de un único pensamiento.

En una encuesta realizada a distintos jóvenes de entre 14 y 19 años de la localidad de Punta Alta, a excepción de casos contados, la gran mayoría se manifestó en contra de este proyecto de ley.
Sus argumentos fueron variados: muchos opinaron que el voto es una responsabilidad muy grande que no está en sus manos ejercer, tanto por su incapacidad como por su desinterés; que a esa edad los chicos no se encuentran al tanto de los acontecimientos y viven sin mayores responsabilidades que ir al colegio, y por ello no se sienten parte del mundo político ni representados por sus dirigentes. “Hay muchas cosas que los chicos no manejan todavía y dependen de los padres. La ley del voto se hizo en 1912 y no es lo mismo un chico de 18 años de esa época a uno de ésta, es mucho más distinto. A los 16 años hoy en día no manejás casi nada y no tenés responsabilidades”, opinó Lisandro, de 17 años.
Otros decidieron despotricar contra el Gobierno, acusándolo de estratega y de apuntar mediante esta propuesta a una “masa ignorante”. “Si a los 18 ni saben a quién votar, ¡a los 16 saben menos! Es como ganar votos fácil”, resaltó Yamila, de 18 años.
También se mencionó la necesidad de bajar el nivel de imputabilidad en el caso de sancionar la ley, bajo el ya conocido lema de “si son grandes para votar, son grandes para ir presos también”.
Al preguntar sobre las distintas materias que en la escuela se enseñan con el objetivo de formar al alumno como un ciudadano, concientizarlo sobre sus derechos y obligaciones, instruirlo sobre el sistema democrático republicano y los demás modelos políticos, las respuestas fueron decepcionantes. Estas materias son tomadas como “hora libre” en la mayoría de los casos, donde los alumnos no le prestan atención, o, en el mejor de los casos, se dedican a realizar proyectos para colaborar con distintas campañas solidarias, sin dedicarle tiempo al programa específico de estudio.
Los jóvenes encuestados también hablaron sobre los Centros de Estudiantes de sus escuelas, en los cuales ninguno de ellos participaba, como una entidad protectora de las necesidades de la institución. Es decir, frente a la falta de materiales o el mal estado de los mismos, son los encargados de repararlos o adquirir nuevos materiales.
En conclusión, en este clima de odio, admiración y malinterpretaciones, tal vez sea difícil desprender de los sectores opositores la opinión de este proyecto como clientelista, pero tampoco son escasos los motivos por los cuales, de su parte, se considera así. Podría decirse que lo mejor sería respetar las ideas y postura de los jóvenes, pero estas están tan divididas como en el resto de la sociedad. La realidad es que, como proyecto teórico apareja muchos beneficios para el país, como también para el gobierno de turno. Resta saber cómo se llevará a cabo en la práctica.

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