miércoles, 28 de mayo de 2014

La Masonería en Punta Alta


Por Yanina Scherger
 
II Seminario euro-argentino
Dos profesores de historia de Coronel Rosales llevan a cabo un interesante trabajo de sondeo acerca de la importancia que tuvo la logia a nivel local

A pesar de ser equivocadamente sostenida en el imaginario colectivo como una especie de “secta”, Fernanda Martel y su marido, Ismael Haouache, llevan a cabo un proyecto de investigación sobre esta institución que durante algunos tiempos fue secretamente custodiada. No era para menos, una de sus características es que es laica, y por esta razón, (sumado a que se autodenomina como filantrópica, filosófica y progresista) sufrió desde siempre la persecución y degradación por parte de la iglesia católica.
 
En el 2008 los dos profesionales puntaltenses se embarcaron en la licenciatura que ofrece la Universidad Nacional del Centro con sede en Tandil. Como proyecto de su tesis, decidieron defenderlo juntos. Una vez aprobado, se dedicaron a la búsqueda de fuentes y así fue como Martel logró acceder a los archivos de la Gran Logia Argentina, en Buenos Aires, y de esa manera pudo ahondar más en el tema de la masonería en Punta Alta. “En el 99 estaba terminando mi carrera de profesorado y debía realizar una tesina para aprobar el último año. Ese mismo año comienzo a trabajar en el Archivo Histórico Municipal y, acomodando documentación, encontré dentro de unas carpetas que correspondían a Carlos Vázquez (profesor, poeta y escritor) una serie de manuscritos y escritos a máquina, que hacían referencia a la masonería. Entonces eso me dio más impulso para seguir recaudando datos y, con esa documentación, más un testimonio que llegó a dar Julieta Barbieri (la dueña de la casa que vendió al Municipio, lo que se convirtió en el Archivo) de cuando era niña porque su papá, Calixto Barbieri, había sido el venerable de la Logia local. Y así fue que de a poco me metí, primero con la tesina y después seguí investigando”.
 
PeR:- Los comienzos de la masonería en la historia fueron secretos y siempre se los reconoció por ese motivo. ¿Fue difícil acceder a ellos?
Martel:- En el 2010 comencé a contactarme para que me dejaran entrar al archivo. Me decían que estaban reorganizándolo. En el 2013 me llaman y me admiten para que vaya. O sea que era verdad el cambio que habían llevado a cabo, pero desde un primer momento nos invitaron a mi marido y a mí a participar de los Seminarios Euro-argentinos. Del primero no participamos porque si bien teníamos una base, no era para nosotros lo suficiente como para formar parte.
 
PeR:- Con la ayuda de Ismael fuiste una de las disertantes del II seminario. ¿Por qué crees que desarrollan estas actividades en los últimos años?
Martel:- Se llevó a cabo el jueves y viernes pasado, y fue abierto a todo público. Con la información que levantamos del archivo de Buenos Aires y lo que llevábamos desarrollado, presenté “Mandril, escuadra y compás. Una aproximación al accionar de las logias masónicas en Punta Alta”. La propuesta de ellos es proyectarse a la sociedad y a la vez reconstruir el pasado de la masonería, porque hay un vacío muy grande en su historia dentro de América Latina, sobre todo en Argentina. Hay dos o tres libros clásicos solamente. Creo que la idea también es incluir una historiografía más moderna, con los nuevos enfoques que incluyen la microhistoria, la historia oral, la historia comparativa, etc. Porque la bibliografía que se difundía hasta hoy, desde lo nacional, era sobre los grandes presidentes y próceres, pero quedó todo ahí. El lema del II seminario es “Entre lo local y lo global: la masonería en Argentina y América Latina”, entonces, recaudar y reivindicar su historia en las diferentes localidades también es un reto que se proponen. También la Logia no es conformada sólo por personas de alta sociedad, cualquiera puede pedir entrar en la organización. Además de desmitificar la creencia de que los masones son una secta. Sí hay una parte que mantienen secreta, y tiene que ver con el nacimiento de la Masonería; con los símbolos, los rituales, etc.
 
PeR:- ¿Cuándo dejó de existir la logia en Punta Alta?
Martel:- Por lo menos la documentación a la que accedí, demuestra que las dos primeras organizaciones aparentemente terminaron (“abatieron columnas”) en 1918. Pero, por el testimonio oral de Barbieri sumado a documentación dispersa que recogí, en los años 30 se abre una tercera Logia Profeta Natal que duró hasta los ’50. También hubo un tiempo en que la Logia Estrella Polar de Bahía Blanca estuvo cerrada, y luego se reabrió. Pero en Punta Alta nunca hubo un edificio propio de los masones, alquilaban salones. Este último tiempo hubo un puntaltense (ya fallecido) que era miembro de la última Logia.
 
PeR:- ¿Qué participación tuvo la masonería en los grandes cambios sociales a nivel nacional?
Martel:- A lo largo de la historia, los masones siempre han trabajado por el desarrollo, por el progreso del lugar donde cada logia se fundaba. Trataban de mejorar las condiciones de la ciudad. Por ejemplo, la logia Libere Pensatori de La Boca, que fue un barrio pobre de clases populares, actuó sobre los repetidos incendios que se generaban por las casas de madera y chapa. Y ellos fueron los impulsores del Cuartel de Bomberos, que es el primero que se crea en el país. A nivel local, la biblioteca Alberdi es una creación de la Logia Profeta Natal. Aunque hubo otras instituciones que, comparando las listas de sus miembros con las de los masones, encontré que también incidieron en ellas. Y la Biblioteca Rivadavia de la ciudad vecina fue fundada por la Logia aún allí existente. Además de la asociación que se conoce de La Plata con la francmasonería. También a través de la prensa; muchos masones fueron periodistas que trataban de inculcar a la sociedad sus valores. Siempre fue una institución muy comprometida con lo social y con lo cultural. De hecho, la Logia Bernardo de Monteagudo, la primera de Punta Alta, mandó una nota en 1906 al Concejo Deliberante, pidiendo para el pueblo un cementerio, que se inauguró en 1907. Hasta ese momento, la gente que se moría había que trasladarla a Bahía Blanca, en tren, con todos los gastos que eso implicaba. Si bien la masonería no actuaba de manera directamente institucional, lo hacía a través de sus hombres.
 
PeR:- ¿Cómo sobrevivió esta organización a las épocas de dictadura?
Martel:- Los tiempos más difíciles fueron justamente a raíz de esos acontecimientos. En la dictadura del ’30, por ejemplo, fue cuando la masonería se volvió más secreta porque se destrozaba la documentación o se asaltaban los templos o talleres.
 
PeR:- ¿Ustedes piensan que debería implantarse la masonería en Punta Alta?
Aouache:- Yo creo que sí. Por lo que vimos y escuchamos en este último seminario, los masones siempre aportaron para mejorar cada localidad en la que se hallaron insertos. Siempre tuvieron una visión clara para lograr las soluciones a los problemas. Los miembros de la Logia la consideran como una escuela, donde se aprenden algunos procedimientos, formas de ser de bien, y, una vez que el individuo está preparado para aplicar lo aprendido en la sociedad, empieza a tomar iniciativas. Por eso generalmente son cargos de liderazgo, de conducción, pero, digamos, siempre en pos de mejorar su comunidad. O sea, el punto en común de las distintas organizaciones es que terminan involucrándose en las distintas esferas de su localidad, hasta han logrado ser referentes del pueblo como periodistas, concejales, presidentes, etc.
 
Además de lo ya mencionado por Martel y Haouache, la masonería jugó un papel importante en Argentina, asociada con la etapa liberal: en la creación y el progreso del Código Civil, la ley 1420, el movimiento feminista, los derechos de la mujer, la aceptación del divorcio a principios del siglo XX. En Latinoamérica, Chile es el país con más desarrollo de la Logia, cuenta con una universidad propia y fue la que menos divisiones tuvo a lo largo del tiempo. A nivel nacional, se siguen abriendo organizaciones en distintos pueblos. La Iglesia Católica, hasta hoy en día, sigue reaccionando en contra de esta institución cada vez que se inaugura una nueva Logia.

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