lunes, 16 de junio de 2014

Una caricia para el alma

Por Oscar Fioroni
Guillermo Herrera

Bahía Blanca. Este sábado, durante el 3° Taller Itinerante de Producción Radiofónica Comunitaria, organizado por la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) en Villa Mitre, PeR dialogó con Guillermo Herrera, leyenda y figura del radioteatro, integrante de la compañía de teatro de Mario Mauret en su época de esplendor de este género radial. 

PeR:- ¿En qué año y cómo fueron su comienzos en el radioteatro?
G.H.:- Comienzo en el radioteatro en 1964 en LU3 Radio del Sur, convocado por un legendario del radioteatro de Bahía Blanca y la Región, como fue Mario Mauret; en una oportunidad me llamaron para reemplazar a un actor de una compañía, que tenía una actuación en la Base Naval de Puerto Belgrano, el director estaba haciendo “Canuto Cañete Conscripto del Siete”, como había visto muchas veces esta obra me acordaba mucho del personaje, así que me vinieron a buscar. Aquella participación tuvo mucha repercusión ya que hice el personaje a la altura del que lo hacía. Esto motivó a la compañía de Mauret para convocarme para hacer en un principio radioteatro con ellos, hacía los personajes mínimos, hasta que tuve la oportunidad en una obra de hacer el personaje principal.

PeR:-¿Cómo eran aquellos tiempos de esplendor del radioteatro?
G.H.:- Se emitía de lunes a viernes a partir de las 16:05 y era de un gran entusiasmo, porque primero y fundamental la radio tiene algo que no lo va a lograr ningún otro medio por más avanzado que fuere: capitalizar la expresión a través de aquellos que están detrás de un micrófono que es una magia. Entonces, el radioteatro reunía todo aquello. Al componer una obra, cada uno de los personajes llegaba de una forma diferente al oyente que se prendía permanentemente y siempre se quedaba cuando finalizaba el capítulo, pendiente de lo que iba a suceder al otro día y era el comentario permanente durante todo el día de lo que había sucedido en el capítulo de hoy. Eso era trasladado después al teatro directamente, donde nosotros viajábamos de martes a domingo, haciendo un recorrido por la amplia región que las ondas de LU3 cubrían. 

PeR:- ¿En qué momento comienza a perder el protagonismo el radioteatro? 
G.H.:- Con la llegada de la televisión a Bahía Blanca, era una novedad y también era una manera nueva de atrapar al oyente, otra forma distinta, si bien continuaban escuchando por radio, porque en el horario que había radioteatro la emisión de televisión no estaba, comenzaba más tarde.

PeR:-¿Cuál fue su personaje más memorable? 
G.H.:- Mi personaje central el “Chino Barraza”, el maldito, el traidor y el odiado. Eso a mí me dio muchísima satisfacción, las mujeres me tenían tanta bronca que cuando llegamos a un lugar preguntaban quien hacía tal o cual personaje y a mí siempre me pegaban por el villano. Ese es un gran reconocimiento que te hace el público, quiere decir que lo que vos estás entregando llega. 

PeR:-¿Una anécdota? 
G.H:- Una anécdota muy cómica fue en Mayor Buratovich, durante la presentación de “El Gaucho Engrillado” en que estábamos muy enchispados, yo me pongo a hacer más comicidad que otra cosa, le estaba pegando con un látigo de siete hilos con el torso desnudo y le pegaba, le pegaba y uno del público enfurecido me pega un grito me dice “he porque no me pegas a mí”, por esas cosas que pasan me doy vuelta y le digo “espera hermano que termino con él y sigo con vos”. ¿Para qué? después estaban todos enardecidos, luego entra la madre del personaje, se tira sobre él, lo abraza y arrodillada, le empiezo a pegar a la madre. “No con mi vieja no”, empezaron a gritar del público y me insultaron, entonces hago lo mismo, le digo “para hermano que termino con los dos y sigo con ustedes” al rato se aparecieron dos con dos facones grandes, pelaron y me dijeron “bueno ahora bajate, ya terminaste si sos guapo bajate”, hubo que explicarle que era una obra de teatro, porque estaban enardecidos.

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