lunes, 13 de abril de 2015

Lo que sigue al hallazgo de una ballena muerta

Por Graciela Rivero
Natalia Sánchez recibió a PeR en el Museo que dirige

El 2 de abril una ballena picuda fue hallada por el guardaparque Damián Domínguez en inmediaciones de la Reserva Natural PehuenCó - Monte Hermoso. Aunque no tiene mucho sentido hablar de límites en la naturaleza, el ejemplar se encontraba fuera de la reserva dentro de la jurisdicción de Monte Hermoso, por lo que los guardaparques dieron aviso al Museo de Ciencias Naturales de esa localidad. A partir de allí se puso en marcha un protocolo cuyos pormenores son los que han dado origen a esta nota. Para conocerlos consultamos a la titular de la institución que se hizo cargo de coordinar las acciones derivadas de este descubrimiento, Natalia Sánchez, Directora del Museo de Ciencias Naturales de Monte Hermoso “Vicente Di Martino”
Natalia Sánchez y el guardaparque Rubén González en la Reserva

Ella nos comentó que se trata de un animal poco común, que vive en aguas muy profundas y raramente se acerca a la costa, causa por la que se cuenta con muy poca información. Amplió: “Cuando suceden hechos de esta naturaleza las organizaciones que se dedican a este tipo de animales empiezan a buscar la posibilidad de acercarse a Monte Hermoso y tomar muestras tanto del tejido (cuero, órgano, músculos) como del esqueleto. Con ese material pueden hacer una necropsia para averiguar por qué causas murió el animal y obtener otros datos de interés. Una vez finalizado su trabajo presentan un informe, en este caso al Museo de Ciencias Naturales. Con respecto al rescate del esqueleto lo hacen ellos porque nosotros no somos idóneos (no somos biólogos ni paleontólogos), acompañamos y tratamos de colaborar, ya sea con materiales, el traslado o el alojamiento si es necesario, porque es un trabajo que lleva muchos meses.”

Como primera medida para preservar la integridad del animal se lo alejó del agua. Ahora sigue el proceso de aceleración de la descomposición, pues si no se toman medidas en forma rápida se corre el riesgo de perder piezas por la intervención de las condiciones climático-ambientales, de otros animales o de algunas personas que quieran llevarse algún fragmento como souvenir. La Directora nos dijo que en principio contactaron al Lic. MSc. Pablo Bordino, de la Fundación AquaMarina de Pinamar, quien se mostró muy interesado en lo que tiene que ver con el rescate de ADN. Sin embargo, finalmente decidieron trabajar con la Bióloga Daniela Cardillo, de la ONG “Olivillo”. Ella se dedica principalmente al estudio de plantas pero tuvo experiencia en el sur trabajando en el rescate del esqueleto de una ballena franca austral. Otros colegas la ayudarán en la tarea.

Sánchez nos introdujo al tema de la recuperación de esqueletos: “Nosotros lo que hemos hecho hasta el momento con los animales que aparecieron muertos en la costa y que no fueron solicitados por otros grupos fue enterrarlos en una bolsa de red, tipo las de cebolla o de papas, algo que deje drenar los líquidos y a la vez contenga los huesos. Aunque siempre se termina perdiendo algo; porque la bolsa también se va descomponiendo, porque al estar en un ambiente marino durante un temporal las olas suben y pueden dejar expuesto el cuerpo o por el mismo viento, que cuando va modificando las dunas puede dejar al aire libre parte del animal. Además, los animales que se alimentan de carroña - un carancho, un chimango, un zorrito, un peludo- al encontrarse con esa osamenta van a fraccionarla y llevarse una parte a su cueva para alimentar a sus crías. Así es como vamos perdiendo parte del esqueleto y puede llegar a perderse alguna pieza. Enterrar al animal para llegar a un estado de descomposición tarda aproximadamente 3 años, siempre dependiendo del estado en el que llegó el animal a la costa y el tamaño. Lo que Daniela Cardillo estuvo investigando fue la manera de acelerar este proceso.” 

Y nos contó cómo van a hacerlo: “En principio necesitamos un predio para colocar tambores de aceite de 200 litros, a esos tambores hay que sacarle una de las tapas para introducir agua y colocar allí dentro el animal trozado. El cetáceo mide aproximadamente 4 metros y debemos tener cuidado al trozarlo para no sacrificar ninguna parte. El cráneo sí o sí debe estar solo. Además hay que tener en cuenta el pico -tenemos que ver si entra en esos tambores- y después trozar el cuerpo y la cola, esta última también va aparte. Lo ideal serían 4 tambores, o 5 para estar más tranquilos. Mañana (12 de abril) vamos a ir hasta el lugar con las y los profesionales. Yo los voy a acompañar y también contaríamos con el apoyo de los guardaparques, seríamos un total de 4 o 5 personas, no más. Vamos a tomar fotografías del estado en que se encuentra el cuerpo del cetáceo y veremos si los científicos quieren reiterar alguna medición en particular. Llevaremos cuchillos, en lo posible grandes y vamos a empezar a trozar al animal para poder sacar la mayor cantidad de carne, tratando de dejar un poco para que mantenga las piezas unidas. Los trozos lo colocaremos en bolsas de residuos y los llevaremos al museo. Se supone que vamos a contar con los tachos este fin de semana y, si no, vamos a tratar de dejar esas bolsas en algún lugar hasta tener los barriles en el predio que nos van a dar. 
Transcurrido un mes, vamos a ir a controlar en qué estado está, porque tiene mucho que ver la meteorología, si tenemos muy baja temperatura el agua se va enfriar y no se va a acelerar demasiado el proceso, mientras ocurrirá lo contrario si la temperatura continúa siendo alta. Si vemos que fue avanzando, lo sacaremos, lo ubicaremos sobre tablones y continuaremos raspando con cuchillos más pequeños sin dañar la parte ósea, y así, periódicamente, se lo irá pelando cada vez más. Este proceso lleva aproximadamente 1 año; hasta que después, cuando ya no tenga más carne ni cartílagos se lo empezará a hervir en jabón blanco para blanquear el hueso, porque si no éste siempre queda con alguna mancha de sangre, alguna marca de inserción de carne, etc. Después hay que montarlo sobre una estructura para armarlo. 
Todos estamos muy entusiasmados, porque cada uno dentro de su trabajo va a tener un premio. Para nosotros va a ser doble, porque por primera vez vamos a tener un esqueleto de un animal entero y además poco común. Para los biólogos la recompensa consistirá en hacer el trabajo, tomar el mando de la tarea, ayudar al museo, trabajar con un animal desconocido en esta área y obtener muchas muestras importantes para la investigación, con la posibilidad de ser reconocido por su trabajo. Y por último, también gana Monte Hermoso, porque nosotros dependemos de la Secretaría de Turismo, ésta de la Municipalidad y todo esto beneficia al balneario porque la noticia promociona el lugar.”

En lo que se refiere a la preservación de las especies, debemos tomar conciencia de que la principal amenaza a la que se ven expuestos los animales es producto de la actividad del hombre. Como dijo la Directora del Museo: “El hombre destruye, invade y contamina su hábitat. Entre las principales causas de mortandad de animales marinos se encuentra la mala alimentación debida a la contaminación. Los residuos que quedan en la plaza, en la calle o en el patio de nuestra casa, por la acción del viento vuelan hacia el mar, una fuerte lluvia lleva todos los deshechos pluviales al mar; entonces todos esos residuos que fueron a parar a la playa entran en un circuito de corrientes marinas. Los animales a veces no los identifican y mal alimentan a sus crías o a sí mismos. Entre otros contaminantes tenemos los gases que emanan los vehículos en la playa y el residuo de aceite y combustible que los mismos derraman. Los deportes acuáticos hacen que el animal que necesita acercarse a la costa se vaya. La pesca - en invierno no tenemos tantos turistas fuera del mar o en la playa pero tenemos a los pescadores- es otra causa de mala alimentación. En Monte tenemos más de 100 lanchas, que si no tienen determinados controles de veda, provocan una sobrepesca, dejando a los animales marinos sin alimento, sobre todo los que están migrando, como los pingüinos. Una manera muy sencilla de contribuir con el cuidado de estos animales y al ambiente es tratar de hacer un mayor control de los residuos. En la playa, si no hay un recipiente para basura, debemos colocarlos dentro de una bolsa y después no dejar la bolsa en la playa sino llevarla a los domicilios para poder disponer de ella convenientemente.”

Quienes quieran leer más sobre el tema pueden visitar la entrada correspondiente en Información de Punta.

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