Las profesoras pegaron carteles con los nombres de los colores en italiano y en euskera. |
Por primera vez, en la tarde del domingo se realizó un
evento plurilingüe para chicos con ganas de aprender distintos idiomas. Tuvo
lugar en la sede de la Sociedad Escolar Alemana (Moreno 540).
A partir de las tres de la tarde comenzó a desarrollarse la
magia en los distintos salones y aulas. Niños y niñas de todas las edades
llegaron acompañados de sus padres, abuelos o hermanos para disfrutar de una
tarde llena de juegos y sorpresas. La entrada era libre y gratuita, y se podía
colaborar con un alimento no perecedero o juguete.
Ocho asociaciones e institutos colaboraron con el
evento: Unión Vasca Bahía Blanca, Sociedad Cultural Siro-Argentina, Casa
Homo-Ludens, Associazione il David, Escuela Hebrea Dr. Hertzl, Piedra Libre,
New Orleans American English Center, Espacio Idiomas.
Los idiomas de los distintos juegos variaban desde el
inglés, francés, portugués, e italiano, que son más conocidos; hasta el árabe,
hebreo, euskera y lenguaje de señas. Las profesoras de cada uno de ellos tenían
un cartel pegado con su nombre y el idioma que enseñaban.
La elección de cada niño era libre. Podían optar por dibujar
con fibrones de colores, aprendiendo cómo se dicen en los diversos idiomas. El
“dígalo con mímica” y el “simón dice” también se encontraban entre las
opciones. En un aula se desarrollaban narraciones en las que, por medio de un
entretenido cuento, se aprendían canciones o expresiones en lenguas
completamente distintas. Afuera, en el patio, los chicos jugaban a la rayuela o
tiraban dados para aprender los números.
Vero estudia el lenguaje de señas y repartía unos folletos
muy interesantes que enseñaban las letras del abecedario en señas. Cuenta que
tiene amigos sordos desde hace muchísimos años, pero que recién en el mes de
marzo de este año se decidió por estudiar la lengua de sus amigos. “Sentía que
yo les estaba faltando el respeto al no aprenderla”, dice con una mano en el
corazón. “Es fundamental que se enseñe en las escuelas”.
Unas mesitas en el salón de entrada mostraban toda una
colección de folletos y papelitos de las instituciones participantes, para que
la gente se los llevara a sus hogares. Al otro extremo del salón vendían
gaseosas, jugos, golosinas, pochoclos, garrapiñadas y snacks salados. Con la
vista arriba se podían apreciar banderines de todos los colores colgando del
techo.
Los acompañantes de los niños charlaban entre ellos,
conociéndose también. Catalina tiene ocho años y su mamá la llevó porque se lo
recomendó el instituto de inglés. “Está bueno para que conozca otros idiomas,
eso es lo interesante”, comenta. En cambio, a Juan Ignacio y Ramiro los llevó
su abuela “porque el día estaba feo y no sabíamos qué hacer”.
La iniciativa surgió en Magui, la organizadora principal,
hace un par de meses. Ella es profesora de alemán y, un día, tomando mates con
sus amigas se le apareció espontáneamente la idea en su mente. “Bahía es muy
chico, y por contactos fui hablando con las distintas organizaciones,
asociaciones e institutos. Es un espacio para que ellos se conozcan y se
integren”. La difusión la hizo principalmente a través de las redes sociales.
La tarde finalizó con un show divertido y entretenido de
Rodi Muskaripa, que incluyó malabarismo, equilibrio y la activa participación
de los niños.
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