lunes, 1 de octubre de 2018

Jugar con los idiomas


Guadalupe Goñi
Las profesoras pegaron carteles con los
nombres de los colores en italiano y en euskera.
Por primera vez, en la tarde del domingo se realizó un evento plurilingüe para chicos con ganas de aprender distintos idiomas. Tuvo lugar en la sede de la Sociedad Escolar Alemana (Moreno 540).
A partir de las tres de la tarde comenzó a desarrollarse la magia en los distintos salones y aulas. Niños y niñas de todas las edades llegaron acompañados de sus padres, abuelos o hermanos para disfrutar de una tarde llena de juegos y sorpresas. La entrada era libre y gratuita, y se podía colaborar con un alimento no perecedero o juguete.
Ocho asociaciones e institutos colaboraron con el evento: Unión Vasca Bahía Blanca, Sociedad Cultural Siro-Argentina, Casa Homo-Ludens, Associazione il David, Escuela Hebrea Dr. Hertzl, Piedra Libre, New Orleans American English Center, Espacio Idiomas.
Los idiomas de los distintos juegos variaban desde el inglés, francés, portugués, e italiano, que son más conocidos; hasta el árabe, hebreo, euskera y lenguaje de señas. Las profesoras de cada uno de ellos tenían un cartel pegado con su nombre y el idioma que enseñaban.
La elección de cada niño era libre. Podían optar por dibujar con fibrones de colores, aprendiendo cómo se dicen en los diversos idiomas. El “dígalo con mímica” y el “simón dice” también se encontraban entre las opciones. En un aula se desarrollaban narraciones en las que, por medio de un entretenido cuento, se aprendían canciones o expresiones en lenguas completamente distintas. Afuera, en el patio, los chicos jugaban a la rayuela o tiraban dados para aprender los números.
Vero estudia el lenguaje de señas y repartía unos folletos muy interesantes que enseñaban las letras del abecedario en señas. Cuenta que tiene amigos sordos desde hace muchísimos años, pero que recién en el mes de marzo de este año se decidió por estudiar la lengua de sus amigos. “Sentía que yo les estaba faltando el respeto al no aprenderla”, dice con una mano en el corazón. “Es fundamental que se enseñe en las escuelas”.
Unas mesitas en el salón de entrada mostraban toda una colección de folletos y papelitos de las instituciones participantes, para que la gente se los llevara a sus hogares. Al otro extremo del salón vendían gaseosas, jugos, golosinas, pochoclos, garrapiñadas y snacks salados. Con la vista arriba se podían apreciar banderines de todos los colores colgando del techo.
Los acompañantes de los niños charlaban entre ellos, conociéndose también. Catalina tiene ocho años y su mamá la llevó porque se lo recomendó el instituto de inglés. “Está bueno para que conozca otros idiomas, eso es lo interesante”, comenta. En cambio, a Juan Ignacio y Ramiro los llevó su abuela “porque el día estaba feo y no sabíamos qué hacer”.
La iniciativa surgió en Magui, la organizadora principal, hace un par de meses. Ella es profesora de alemán y, un día, tomando mates con sus amigas se le apareció espontáneamente la idea en su mente. “Bahía es muy chico, y por contactos fui hablando con las distintas organizaciones, asociaciones e institutos. Es un espacio para que ellos se conozcan y se integren”. La difusión la hizo principalmente a través de las redes sociales.

La tarde finalizó con un show divertido y entretenido de Rodi Muskaripa, que incluyó malabarismo, equilibrio y la activa participación de los niños.

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