Guadalupe Goñi
Una de las tantas macetas pintadas, con paciencia y esmero. |
Desde las tres de la tarde, mujeres
y niños de diversas edades se congregaron en el Taller de Deseos dispuestos a
pintar una o más macetas. Al cabo de una hora, las dos grandes mesas ubicadas
una en cada salón principal, estaban llenas de personas a su alrededor. Todas
estaban sumamente concentradas en su labor.
Sobre las multitudinarias mesas no
se hicieron esperar los potes llenos de pintura y los pirotines (esos mismos
que se usan para los muffins) que servían de recipientes para volcar un poco
del color que se deseaba usar; vasos con agua, para mojar y humedecer los
pinceles, que con el paso de los minutos se iban tiñendo de distintos colores;
stencils y papel foil, que conforman sólo una parte del repertorio de técnicas
de pintura.
Un patio al fondo permitía salir a
disfrutar el soleado día; allí se encontraba el sector “barnizador” de las
macetas y un espacio para diseñar un objeto a elección con arcilla.
Algunas de las presentes se conocían
y habían decidido ir juntas. Tal es el caso de Natalia y Sandra, amigas que
optaron por pasar una tarde de sábado distinta y no fueron solas: las
acompañaban sus hijas de entre once y doce años. Natalia ya había hecho un
curso de pintura anteriormente y le gusta la actividad. En cambio, ésta fue la
primera vez de Sandra pintando. Las niñas disfrutaban agregando colores y
brillos a sus macetas.
El ambiente era cálido y amigable.
Si no tenías maceta propia, podías comprar una ahí mismo. Las paredes estaban
adornadas con todo tipo de cuadros y dibujos, así como globos en las arcadas
que separaban los distintos ambientes, y banderines de diversos colores que
iban de lado a lado. También había estanterías con un sinfín de potes de
pintura e incluso un mueble biblioteca con libros sobre arte y pintura.
Alicia, termina de pintar su maceta
y mirándola con orgullo dice: “No puedo creer que esto lo hice yo”. Esta tarde
fue clave para darse cuenta de que realmente le gusta la pintura, y asegura que
va a continuar haciéndolo de ahora en adelante.
Gracias a la ayuda de todos los
participantes, se llenaron más de tres cajas con alimentos no perecederos que
serán donados al Centro de
día Laura Vicuña - Fundación María Auxiliadora de Bahía Blanca.
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